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Diego Salazar: “Me impactó darme cuenta de que los periodistas no tenemos idea de cómo funciona el negocio”

Por Kevin Morán

Publicado el 30 de julio del 2018

Los periodistas deben hacer constantemente preguntas para ofrecer información que merece la audiencia, pero muchas veces se olvidan de cuestionar lo que sucede con el negocio del periodismo. El periodista y ex editor multiplataforma del diario Perú21 Diego Salazar, autor del blog No Hemos Entendido Nada, acaba de presentar un libro publicado por  la editorial Debate con el mismo nombre en la Feria Internacional de Libro de Lima, de lectura obligatoria para empezar a hacerse las preguntas necesarias que ayuden a seguir haciendo viable el oficio, a que vuelva a gozar de salud económica.

El blog No Hemos Entendido Nada es un cuaderno de apuntes, en palabras de su autor. Es un espacio que sigue creciendo, que no será desactivado y que pronto tendrá más contenidos que por diferentes razones quedaron fuera de la reciente publicación física debido a que tratan temas que siguen en desarrollo, evolucionando. Solo nos adelanta que tienen que ver con Facebook y la crítica cultural.

La duda que preocupa a Salazar es si lo que publicará en el futuro será parte de una edición ampliada del libro o si será otro. No está seguro de repetir la fórmula. Por ahora trabaja en otros proyectos de no ficción.

¿Qué no hemos entendido en las aulas? ¿Qué sucede en las escuelas de periodismo?

Creo que como están planteadas representan un error. El periodismo no debería ser una carrera universitaria, creo que es un oficio, no es una profesión. Si un chico de 17 o 16, me dice que está decidiendo estudiar periodismo, lo primero que le diría es que cambie de opinión y que se dedique a cualquier otra cosa.

Es un poco trágico.

No, pero es verdad. Esta es una industria en la que vamos a estar en crisis durante bastante tiempo. La verdad es que no le desearía a un chico joven con talento y ambición que se meta a esto ahorita. Hay muchas otras ramas de las artes, de las ciencias y de las humanidades en donde se podría hacer un trabajo más interesante actualmente.

Si este chico, chica, primo, lo que sea, quiere ser periodista, y se empeña, le diría que no estudie periodismo, le diría que estudie ciencias políticas, historia, alguna ciencia, filosofía, creo que cualquiera de esas carreras te prepara mejor para el ejercicio del periodismo que la carrera en sí misma.

¿Qué le falta a los jóvenes? ¿Qué añadirías a la educación en las aulas?

-Añadiría que se eduquen a sí mismos. Creo que es muy difícil en la actualidad que las escuelas de periodismo de las universidades peruanas o hispanoamericanas puedan hacer el viraje de timón necesario, de manera similar a lo que ocurre con los medios, no creo que tengan la agilidad para poder realizar los cambios necesarios.

¿Los medios reflejan lo que ocurre en la universidad?

-Se han convertido en un reflejo. No lo era antes y no lo era porque el periodismo era un oficio que se aprendía en la redacción. Uno salía de la universidad o estaba estudiando en la universidad ya sea periodismo, derecho o alguna de las otras carreras satélite que siempre han nutrido a las redacciones y el periodismo se aprendía en la redacción.

EL PROCESO Y EL PASADO

Salazar relata que el proceso de aprendizaje del periodismo era más bien un sistema que se repetía cuando un nuevo practicante llegaba a la redacción. Permitir la firma en un artículo o cubrir un evento importante eran etapas.

“Esto sin romantizar el pasado, ojo. Me molesta mucho esa añoranza del pasado de algunos periodistas que hablan con nostalgia de esas redacciones, el traqueteo de las máquinas y el humo del tabaco, el whisky. Es una tontería”.

No es que entonces el periodismo fuera mejor, el negocio periodístico estaba en una situación de salud económica, nos recuerda en la entrevista: “Por el otro lado había un sistema de formación de un periodista que era absolutamente informal, pero que se respetaba”.

Hasta llegar el momento de editorializar…

-En el momento más que editorial, en el que bueno, aprendiste ciertas herramientas, te diste unos cuantos frentazos, te dijeron que lo que haces es una mierda varias veces. Ocurre que hoy el estado de salud económico de los medios y el modelo de producción del contenido de los medios son insostenibles.

“En una redacción como Perú 21, con un total de 70 u 80 personas, entre labores editoriales y administrativas, con el volumen de producción de contenido tanto para el impreso como el digital es imposible permitirse dejar una computadora sin usar o una persona con sueldo que no esté produciendo contenido”, nos cuenta Salazar sobre su paso en el diario del Grupo El Comercio, y hace una analogía con estudiantes de cocina que salen de la escuela para trabajar en un restaurante de alta cocina. “Puedes ser un completo inútil, tiene que pasar un tiempo de entrenamiento”. Adaptarse es el desafío.

“Eso ocurre en el periodismo, los chicos que salen de una escuela y entran a una redacción en su mayoría no saben hacer nada y es normal, no es su culpa. Es culpa de la escuela, de los editores en las redacciones que no se dan el tiempo para formarlos y enseñarles las técnicas, el oficio”, asevera.

En Perú21, con Esther Vargas, directora de este espacio, “tratábamos por todos los medios de simular ese proceso”.

“Se intentó trabajar con los practicantes y rescatar un poquito de eso que nosotros sí tuvimos cuando empezamos como periodistas. Un párrafo no se escribe así, no se utiliza una frase hecha que todo el mundo utiliza. Como resultado tienen el contenido que se produce hoy en todos los medios sin excepción”, agrega.

El periodista puede llegar a formarse de esa manera, pero mencionas que aún no entiende cómo funciona el negocio.

-Eso es algo que para mí fue muy revelador en la investigación del libro y también en mis años como editor en el diario. Empecé el libro en el diario, el libro nace de mi columna. Estuve mucho tiempo sin escribir en el periódico porque no me lo podía permitir, porque mis labores eran otras. Con Juan José Garrido (director hasta el 2017) habíamos decidido que el trabajo era más de back office a diferencia de los editores actuales. Nosotros queríamos, intentamos, llevar a cabo un proceso de mejoramiento y elevar los estándares de calidad, que en cierta medida conseguimos.

Mi libro nace de esa columna en algún momento de 2016. Cuando me doy cuenta de que mi columna empieza a tratar la industria de medios, cambios en el consumo de información, la turbulenta relación entre los medios y las redes sociales. En todo ese proceso estaba aprendiendo también, y una de las cosas que más me impactó fue darme cuenta de que los periodistas no tenemos idea de cómo funciona el negocio. Intenté leyendo, conversando e investigando, entender cómo era posible eso, y me di cuenta de que en realidad, claro, no lo sabíamos o no teníamos por qué saberlo en su momento porque no hacía falta, porque la salud del negocio hace treinta años hacía posible que viviéramos desentendidos de eso.

Los periodistas eran felices en el pasado

-Sí, claro. Llegaba el cheque a fin de mes. Es que además ni siquiera la fuerza de ventas del diario se tenía que preocupar de eso, si tú analizas la manera en que están configuradas las fuerzas de ventas comerciales de los medios, llámese aquellos que tienen que conseguir anuncios para el diario, pues esas fuerzas de venta tenían muy poco de fuerza y muy poco de venta. En realidad eran recepcionistas telefónicos que recibían llamadas de anunciantes.

Eran sujetos más pasivos.

-Exacto. Eso no solo cambió, voló por los aires. Y voló por los aires a una velocidad de vértigo en los últimos años. Eso nos dejó absolutamente desvalidos, inermes ante los cambios que ocurrían, no teníamos cómo entenderlos. Una de las cosas que no entendimos era por qué el diario era cómo era hasta 1998, 2000, 2006, y por qué ya no es como era en nuestro tiempo porque el negocio cambió.

¿Has escuchado a periodistas hacerse esas preguntas o decirse a sí mismos “no sé qué ocurre”?

-En nuestro idioma no. Miento, en nuestro medio no. No conozco a nadie más allá de una conversación privada. No he visto a nadie, y esto no es para echarme flores a mí mismo, pero no he visto a nadie que esté intentando responder, ni siquiera responder, hacerse esas preguntas en público. No es que me considere un pionero, pero alguien tenía que hacerlo y tuve la suerte de poder hacerlo. Espero que le sirva a más gente.

En Argentina hay alguna gente que viene pensando sobre esto. En España hay medios como ElDiario.es donde hay periodistas como Ignacio Escolar. En la nueva dirección de El País hay gente que está pensando en estas cosas.

¿Es muy tarde para los medios nacionales?

-Estamos tardísimos para los medios en nuestro idioma. En otros mercados están mucho más adelantados. Un director de un medio, amigo, no diré de cual, si es peruano o no, que estaba en una importante conferencia de medios, que acababa de asistir a una presentación del Wall Street Journal, BuzzFeed, New York Times, entre otros, terminó petrificado porque estaba constatando que en nuestro idioma estamos en pañales. Y estar en pañales hoy no es lo mismo que estar en pañales hace 20 años. Hoy estar atrasados es casi un sinónimo de desaparecer. Vamos a extinguirnos si no nos ponemos las pilas.

DECIDIR A QUIÉN APOYAR

Numerosos medios en español nos ofrecen información de forma gratuita en un intento por seducirnos y hacer que nos quedemos más tiempo en cualquier tipo de nota. ¿Y si todos deciden cobrarnos de un día para el otro? ¿A cuántos pagarías? ¿Quién es más necesario? ¿Quién va más de acuerdo con tu estilo de vida e intereses? Salazar se hace la primera pregunta. En realidad la única respuesta constante que encontró fue la de ElDiario.es, que vive de sus suscriptores o socios.

“No veo otro medio en español con capacidad para cobrar una suscripción digital con un paywall duro como sí tiene el New York Times, Washington Post, The Economist. Ningún medio en español podría darse ese lujo, pero eso no quiere decir que el modelo de suscripción tenga que ser por fuerza la solución”.

Salazar dice que no hemos entendido que el modelo único como tal desapareció. “Durante 200 años si se quiere, desde que aparece el modelo ad driven, o pago por anuncios, en el que el periódico está de alguna manera subvencionado por los anuncios y para la audiencia el costo es muy pequeño, ha existido un modelo único. Y entonces el modelo de negocio del diario y de las revistas era intentar conseguir la máxima audiencia posible para alquilar esa audiencia a los anunciantes. Eso voló por los aires, Facebook y Google se lo comieron”.

Pedir dinero para sostenerse es lo que hace The Guardian. Pide precisamente contribuciones para mantener el “periodismo independiente que el mundo necesita”.

-The Guardian pide dinero. Que una de las instituciones más importantes del periodismo me pida dinero de esa manera me produce un poco de pudor. Creo que eso no es un modelo de negocio. Dicho eso, y volviendo, el modelo único voló por los aires, qué es lo que vamos a hacer, ¿vender programática? (Los anuncios por programática) Tienen una trampa, necesitas un volumen enorme de espacios publicitarios, páginas vistas, para poder ganar algo de dinero, pero para llegar a eso necesitas producir más contenido, hacer que el inventario de espacios publicitarios crezca y eso tiene un efecto contraproducente porque lo que haces es disminuir el precio, disminuyes el CPM, costo por mil o costo por millón.

Okay, tengo 20 millones de usuarios únicos, y cuántas páginas vistas, 30 millones, ok, cuánto estás cobrando por cada mil, pues menos de lo que cobrabas el mes pasado, o el mes pasado a ese, entonces lo que haces es estar canibalizarte. Estás produciendo más contenido de peor calidad porque no puedes producir más contenido con los mismos o menores recursos, porque además casi todos los medios están en una carrera loca por reducir costos. Entonces produces más contenido con menores recursos, de peor calidad, pero a la vez lo único que estás consiguiendo es abaratar el costo de la publicidad.

Es alucinante que nadie diga esto, que nadie en una junta de accionistas, directorio, nadie levante la mano y diga: no nos estamos dando cuenta de lo que estamos haciendo. Parece que no se dan cuenta o no se quieren dar cuenta porque tampoco es que seamos idiotas.

SEGUIMOS LOS PROCESOS DE HACE DÉCADAS

Las palabras más peligrosas del inglés: Lo hacemos porque así se hacía, dice Salazar sentado cómodamente en el sillón del departamento que tendrá que abandonar por unos días debido a un merecido viaje.

“Es como el horóscopo, en su momento la Chica 21, por qué se hace esto, qué sentido tiene eso, a quién le importa. El horóscopo es una cosa menor, pero en el modelo de negocio es grave que hagamos las cosas sin saber por qué las hacemos”, señala crítico, porque a veces un solo libro no es suficiente para hacer entrar a alguien en razón.

¿Cuál es la clave para resolver este problema? ¿Conocer a la audiencia?

-No es la clave, pero es un paso fundamental. El nivel de ignorancia que tienen los medios en español y sobre todo en el Perú respecto a su audiencia es tremendo. Basta con ir a las redacciones y ver qué herramientas se están utilizando y desde cuándo para conocer a su audiencia.

¿La superioridad moral tan propia de los periodistas tiene sustento?

-No, ninguna. Eso es algo absurdo. Los medios cumplen una función social, pero eso es lo que nos debe hacer es reflexionar y ser más responsables, no envanecernos. También somos parte de la industria del entretenimiento, la gente lee las noticias porque son entretenidas, lo que ocurre es que hoy en día compites con una oferta de entretenimiento gigantesca. Y todo el mundo tiene en el bolsillo una computadora con la que no se podía soñar hace 20 años.

Siempre hubo prensa mala, amarillista. Siempre ha existido. Lo que pasa hoy en día es que hay más.

EL PAQUETE INFORMATIVO QUE YA NO EXISTE

“El paquete informativo era el periódico, un armatoste. Reunía distintos tipos de contenidos que satisfacían distintas demandas. El diario era un paquete informativo para una comunidad específica. Es otra cosa que hemos olvidado. Los diarios no tenían una vocación global ni nacional siquiera. Era local. Por eso era NYT o Los Angeles Times o El Comercio de Lima, y por eso los grandes medios tenían ediciones regionales, porque buena parte de ese paquete informativo era local y también la publicidad. Eso voló por los aires porque lo que no era noticias o contenido meramente noticioso llegó a internet, y se hizo más eficiente o gratuito”.

¿Qué experiencias en idioma inglés rescatas?

-Me parece muy interesante lo que está haciendo el NYT, que hace poco consiguió por primera vez en su historia que sus ingresos por suscripciones sean mayores que sus ingresos por publicidad. Que una institución del tamaño, envergadura y peso histórico esté siendo tan audaz y logrando virar el timón sin perder la calidad, me parece admirable. Washington Post también es interesante. Bueno, tener un billonario interesado en tu existencia ayuda.

Hay medios en mercados más pequeños y hay experiencias exitosas casi todas basadas en suscripciones.

NYT y WP también han tratado de luchar en este actual panorama de medios y crecimiento digital…

-Totalmente. Siguen peleando. Son algunas de las cosas difíciles de explicar. Uno de los problemas básicos es que todas las personas en un medio tienen intereses desalineados porque el director periodístico o el editor tiene como interés las noticias, las más veraces, pero a la vez se le exige 20 millones de usuarios únicos, al mismo tiempo no se le explica por qué tiene que tener 20 millones de usuarios únicos porque la persona que se lo exige tampoco lo sabe.

Entonces, el gerente habla con el encargado comercial y este le dice que necesita 10 mil videos porque vamos a vender mucha publicidad en videos. Luego no venden esa publicidad en videos. Hay una serie de intereses desalineados.

En nuestro país, todos los diarios no nacieron ayer (salvo Exitosa), las más jóvenes tienen al menos 15 años. Nos acostumbramos al modelo, y cuando cambia no entendemos muy bien por qué lo hace. En un inicio todos dicen “esto es muy fácil, lo único que haremos es trasladar la audiencia al digital y se nos va a pagar por publicidad digital”. Jamás ocurrió, por distintas razones.

Así se agota a todo el mundo…

-Por supuesto. Lo decía hace poco durante una charla en Ojo Público. Me pidieron que explique algo de Fact Checking y que relatara la experiencia de Cristhian Hova, y luego tuiteé sobre el contraste que hay en ese tipo de eventos, el entusiasmo y las ganas de aprender, de descubrir, encontrar soluciones, frente al ambiente que se vive en las redacciones, donde bueno, parece que estamos todos al borde del suicidio.

¿Cómo todos estos actores pueden trabajar para un solo objetivo?

-Así debería ser. Por supuesto, sino, los medios como los conocemos no van a subsistir. Insisto, quiero que se entienda el libro, y es una de las cosas por las que tardé tanto en escribirlo, sé que parece por ratos pesimista y pinta un panorama excesivamente lúgubre. No creo que sea pesimista, es optimista, pero cuestionador. Quiero que nos demos cuenta de qué cosas hacíamos bien y que hemos dejado de hacer, y por qué es un error que las dejemos de hacer si eso es lo que en efecto cierta audiencia nos pide y nos garantiza mantener la relevancia como periodista o medio. Si uno no tiene credibilidad, si no se cultiva esa relación de confianza con los lectores, con la audiencia, no tiene nada, nuestra única moneda de cambio es esa confianza.

Y lo siento, pero es que, llevamos muchos años meándonos encima de esa confianza y los lectores no son idiotas, pese a que muchos periodistas piensan que son idiotas.

Saben cómo responder a los periodistas

-Sí, lo siento, pero la gente no nos cree ni nos quiere. El periodismo era un oficio, una manera de ganarse la vida con cierto prestigio social hasta hace poco, te garantizaba por un lado cierta estabilidad económica de clase media sin muchas ambiciones, pero bueno, uno podía mandar a sus hijos al colegio, comprar un auto y tener una vida relativamente cómoda, y además tenías cierto prestigio social. La gente te reconocía como periodista. Ahora no tenemos ni uno ni otro, es muy difícil gestionar talento humano si no eres capaz de ofrecer una línea de carrera o perspectivas de futuro. Si alguien me dice que quiere ser periodista con 17 o 16 años, probablemente lo anime a que sea cualquier otra cosa.

¿Cómo se creó el puesto de editor multiplataforma en Perú21?

-Fue un cargo que creamos con Juan José Garrido cuando él decide contratarme en Perú 21. No existía en el diario. Como yo lo entiendo, como lo entendimos durante todo el tiempo que pasé en el diario, que parece más, pero solo fueron tres años, es un editor general, la persona por debajo del director, que vela por la calidad del contenido, y por el otro lado, ve de qué manera se distribuye ese contenido en las distintas plataformas que tiene hoy día una marca informativa.

Foto: Esther Vargas.

LA VERDADERA IDENTIDAD DE UN DIARIO

Un diario es una marca informativa. “Y eso nos iguala a las otras marcas. RPP es una marca informativa, y no es un diario, es una radio. El Comercio es una marca informativa”, nos dice.

“Y no nos terminamos de dar cuenta de que para la gran mayoría de la audiencia, tú no eres el periódico. Se intenta cuidar mucho la edición o se intenta cuidar mucho la página de inicio de la web, cuando la gran mayoría de la audiencia no pasa por una ni la otra, para ella tú eres un enlace URL en Facebook”, añade y recuerda que tenemos una oportunidad para llegar al lector y no es bien aprovechada porque muchas veces se hace mal periodismo.

Diego Salazar señala que seguimos cuidando la edición impresa y seguimos cuidando la homepage, y haciendo que las fotos sean espectaculares, y los titulares, refrescando la página de inicio todo el tiempo y más.

Nos preguntamos si en verdad esos cambios son notados por los usuarios, si ese tiempo invertido nos puede servir en otras cosas.

-Claro, y quién ve esto. Y ahora hay la home de economía y la sección deportes, con todo el perdón del mundo, pero quién carajo en los últimos cinco años ha escrito, https://elpais.com/tag/fc_barcelona/a, por ejemplo.

¿No es el ánimo por mejorar la experiencia del usuario?

-No, es que no tenemos ni puta idea de lo que estamos haciendo, lastimosamente, y estamos muy ocupados en sobrevivir, por llevar agua al río informativo de Facebook, de redes sociales, que es como llevar un vasito de agua al río Amazonas, pero no nos damos cuenta. Estamos tan perdidos en eso, y en intentar obtener clics y likes y shares. Ojo, está muy bien tener clics, y likes y shares, porque evidentemente si uno hace periodismo o produce contenido del tipo que sea, se quiere que la gente lo lea. Pero tenemos que preguntarnos para qué los queremos y qué significan.

Los medios están metidos en una batalla absurda. Deben preguntase en realidad: Qué significa que tengas 30 millones de usuarios únicos, cuánto dinero te da. Qué significa, en qué ayuda a tu negocio, en qué ayuda a que tu contenido sea mejor. Nadie te va a saber dar una respuesta.

Facebook y Google son los que usan el tráfico para ganar dinero. En ese sentido, los equipos de los medios se han quedado relegados.

-Ese es otro de los errores que discuto en el libro: intentar competir con Google y Facebook por la audiencia que nos han robado. Por eso tienes hoy titulares como “venezolanos odian la chicha morada”. Pero si ese contenido viene de las redes sociales, ¿por qué lo re empaquetas tú para dárselo de nuevo a la gente en las redes sociales?

No tiene mucho sentido

-Ningún sentido. Quién se ha hecho esa pregunta. Nadie. Sería interesantísimo que los medios sinceren sus cuentas en cuanto a ingresos digitales. Está bien, usted tiene 30 millones de usuarios únicos, cuánto dinero supone eso. Nadie te lo dirá, pero creo que podemos hacer los cálculos.

En medio tenemos modelos de negocios de nichos, como IDL Reporteros.

-Viven de subvenciones, de ayudas, de responsabilidad social. Bueno, en parte, el mejor periodismo que se hace en nuestro país viene de sitios como Ojo Público. No hay un modelo único, pero no quiere decir que sus modelos le sirvan a otros medios.

Son ejemplos para otros equipos.

-Son más rigurosos y trabajan de manera más prolija y producen material más sólido que muchas redacciones con más fama, tiempo y prestigio y eso está muy bien, aunque también tienen fallos y errores. IDL Reporteros ha hecho parte del trabajo, aunque el aluvión es un poco excesivo.

No pocos aseguran que la forma en la que publican los audios se presta a suspicacias.

-No es esa la parte que me importa. Me importa más el contexto, no me importa y no me preocupa, no tengo cabeza en este momento para dedicarle a las teorías de la conspiración, me encantan, pero ahora mismo no me interesa eso en particular. Pero sí me interesa cómo haces para que esa información sea relevante, no sea solo llamativa, y creo que ahí en un principio están haciéndolo bien.

Consejos para jóvenes estudiantes.

-Lean, la única manera de aprender a escribir, contar historias, hacer periodismo, reportajes, videos, ensayos, narrar una pieza documental, hacer podcast. Nunca hemos tenido mejores herramientas para hacer mejor periodismo y creo que si uno es joven y entusiasta y quiere de verdad aprovechar al máximo esas herramientas, tiene que aprender a utilizarlas y aprender de aquellos que lo hacen bien.

Este es un oficio en el que uno aprender mucho por su cuenta. Tienen que leer mucho, informarse. La información está disponible, evidentemente necesitas invertir algo y tener ciertos medios. Somos un país donde las bibliotecas públicas no son precisamente fantásticas, pero bueno, aquellos que tienen la suerte de poder acceder a la información, pues que lo hagan.

Infórmense, lean, discutan, duden, pregunten, por qué esto es así, por qué no es de otra manera, de dónde sale lo que me estás contando.

LOS FAKE NEWS QUE LLAMAN LA ATENCIÓN

La última noticia falsa que llamó la atención del periodista fue el de las fotos de la presidenta croata en bikini. A propósito, Salazar les recuerda a todos que en el periodismo uno tiene que asumir que puede fallar y que no puede llegar a concretar aquello que está haciendo: “Se puede quedar en el camino porque el periodismo es una epistemología, una manera de conocer la realidad y conocer la realidad tiene límites, en nuestro caso sensorial y de acceso a la información, de fuentes”.

Existen datos que se pueden verificar hasta cierto punto. A veces no es suficiente, aclara.

Salazar tiene muy en cuenta la experiencia del periodista Ronan Farrow, quien presentó al productor Harvey Weinstein con su reportaje sobre los abusos hacia sus compañeras de trabajo (la investigación que le hizo ganar el premio Pulitzer). En la investigación de Farrow todo excepto por un audio que se publicó y en el que sí se escucha que Weinstein intenta forzar a una mujer, “si te fijas, todas las demás acusaciones son corroboradas”.

“Evidentemente, al no haber una cámara ahí presente, y siendo que la otra parte, el agresor, lo niega, la manera de corroborar su versión es intentando confirmar el testimonio, que no es lo mismo que corroborar el hecho. A mí eso me resulta muy interesante, por ejemplo, y creo que hicieron un trabajo fantástico”.

La prensa en español ha carecido, en opinión de Salazar, de seriedad parar tratar el caso. Ha desprotegido a las víctimas al no ser lo suficientemente rigurosa o escrupulosa. Los medios en nuestro idioma, añade, han actuado como meros repetidores de denuncias que muchas de estas chicas víctimas se han visto forzadas a hacer en sus redes sociales, o porque nadie les cree, porque no confían en la Policía, el sistema judicial o porque no han tenido acceso a periodistas o medios serios que estén dispuestos a confiar en su testimonio y a ayudar en la verificación de su testimonio.

“Farrow decía que uno tiene que creer en la víctima, pero la manera de creer en ella es verificar lo que dice. Por supuesto, hay que hacer esto con un tremendo tacto y delicadeza. No es lo mismo verificar a un político corrupto —del que uno sospecha corrupción— de una persona que muy probablemente ha sufrido violencia sexual o abuso, etc.”, añade el periodista.

BREVE LECCIÓN SOBRE VERIFICACIÓN

En muchos de los testimonios del referido caso se verificaron los detalles circunstanciales o colaterales al testimonio. “Si la persona dice: el señor me intentó violar en París en tal fecha, entonces se verifica si estaban hospedados en el hotel en tal fecha. Uno como periodista dice, bueno, en efecto se condice con el testimonio, porque el periodismo es una epistemología, una manera de conocer la realidad, no somos narradores omniscientes, no tenemos la capacidad de ver a través de las paredes ni de estar en lugares en donde no hemos estado, ese trabajo es fascinante, pero muchas veces ocurre que no se puede concretar la verificación”.

Le tomará mucho más tiempo a cualquier periodista…

-Ni siquiera más tiempo, a veces hay cosas que uno no puede llegar a conocer y eso es algo que los periodistas debemos asumir. Digamos que es un riesgo de nuestro oficio y es un hándicap con el que contamos. No podemos llegar a saber todo, podemos llegar hasta cierto punto y en ese punto hay que ser honesto consigo mismo y responsable para saber si ese punto es suficiente porque puede que no lo sea, y de hecho lo vemos a diario, basta un testimonio para culpar a alguien de narcotráfico y etc., pero oye, estás basando toda esa acusación gravísima y no has contrastado los datos y detalles circunstanciales colaterales, y no has hablado con más personas, entonces no puedes publicar ¿no? Al menos eso es lo que pienso yo.

¿Lo más entretenido del periodismo es la política?

-No, para nada, en lo absoluto. Creo que no. Creo que cualquier tema bien tratado puede ser una gran pieza informativa, reportaje, documental, pieza de televisión, hay mil maneras de contar una historia. El periodismo deportivo es una de mis debilidades, me encanta el buen periodismo deportivo. Y una de las cosas en nuestro país que me disgustan es que el periodismo deportivo sea tan malo en general. También me gusta mucho el periodismo gastronómico. Hay un montón de historias por contar. Parece que la política se lo come todo y el periodismo pierde la capacidad de mirar hacia otro lado, otros intereses humanos. Al final, como decía Eugenio Scalfari, periodista es gente que le cuenta a la gente lo que le hace la gente, y entre ellas una es la política, pero no es la única.

Diego Salazar terminó un podcast junto al amor de su vida, Elda Cantú, periodista y editora. Podemos escuchar la historia en la próxima temporada de Radio Ambulante, cuyo equipo es dirigido por el escritor Daniel Alarcón. El espacio se ha vuelto un referente y ha alcanzado notoriedad entre usuarios de habla hispana e inglesa: “El podcast es un primo moderno de la radio y de las radio novelas. Creo que consigue una relación distinta con la audiencia. Ojalá se hicieran más. Aún se está por ver si son buenos negocios y si son viables económicamente. En EE.UU. algunos sí se han vuelto negocio”.

A propósito, Salazar nos recomendó algunos podcasts. Primero nos sugirió usar la app Stitcher para encontrar algunas piezas.

  • Zigzag, de Manoush Zomorodi.
  • Popula, que edita Maria Bustillos.
  • Slow Burn, de Slate, que es como un gran reportaje sobre Water Gate, pero poniendo el ojo y el énfasis en todas las historias sobre el caso. “Pero Water Gate fue un caso que duró unos cuantos años y en la que hubo infinidad de personajes secundarios, pequeños casos y pequeñas historias. En Slow Burn hacen un trabajo de reconstrucción alucinante y es uno de los que más estoy disfrutando”.
  • The Ezra Klein Show, en Vox.
  • Recode Media, con Peter Kafka.

Publicado por:

Periodista especializado en social media y comunicación política. Colaborador de Clases de Periodismo. Estoy en las redes sociales como @Kevac11

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