Claves
Cómo se escribe un periódico: la poderosa lección de Miguel Ángel Bastenier
Por Esther Vargas
Publicado el 29 de abril del 2017
Más que un libro puede decirse que ‘Cómo se escribe un periódico. El chip colonial y los diarios en América Latina’ de Miguel Ángel Bastenier es una hoja de ruta, una guía, una manera de abrir los ojos y entender de qué trata este oficio, lo que nos espera. Y es también una manera de saber si estamos hechos para ser periodistas.
El libro fue publicado en 2009 por la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y el Fondo de Cultura Económica. A pesar del tiempo transcurrido, del boom digital y de todos los tuits que difundiera el maestro Bastenier –fallecido este viernes 28 de abril-hasta sus últimos días de vida, ‘Cómo se escribe un periódico. El chip colonial y los diarios en América Latina’ no envejece. En absoluto. Está más vigente que nunca.
“No puede haber periodismo digno de tal nombre sin libertad de expresión; si ésta falta, de nada vale el conocimiento de los géneros, de los secretos de la tribu, de la cultura”, anota Bastenier en la página 51, donde aborda los problemas del periodismo en América Latina.
Crítico de la llamada ‘declaracionitis’ (ese periodismo de dijo, señaló, indicó, manifestó, afirmó y más), el maestro advierte que sucumbir a esta práctica es “solo un periodismo de convocatoria, que a quien interesa es al que nos convoca, y disciplinadamente nosotros vamos y lo contamos. Por eso digo que dejamos que no hagan el periódico desde fuera, y aún peor cuando esos convocantes son los poderes públicos o fácticos que establecen agendas noticiosas. Es el chip colonial en acción, con la intensidad de toda una proclama virreinal”.
Bastenier renegaba de ese periodismo. En su opinión, las declaraciones son un recurso con el que inflar las informaciones o “como les digo a los alumnos de la Escuela de Periodismo de El País, un pasamanos para bajar la escalera, porque mientras vayan agarrados a las declaraciones como a una barandilla se sentirán seguros de que están cumpliendo la asignación de líneas o palabras que el profesor haya establecido”.
En el libro, el maestro detalla el curso de cuatro semanas que dictaba en la Fundación de Gabo en Cartagena y ofrece claves sobre cómo se hace un periódico: “Un gran diario o simplemente un buen diario es aquel al que le falta lo menos posible de lo necesario, pero al que nada le sobra”. Quienes hemos compartido horas con Bastenier sabemos bien de qué habla, y conocemos su mirada siempre crítica, sus ojos audaces, sus reflexiones. A veces se presentaba optimista y en otras pesimista. No era de callar.
Bastenier entendía el cambio digital. Y en el libro de 2009 ya nos señalaba el camino al referir que en la era de Internet seguir pretendiendo hacer “lo que en España se llama el “récord”, la radiografía completa hasta no dejar una noticia significativa por publicar, es una soberana tontería. Hemos de seleccionar qué publicamos, porque el lector no va a reprocharnos lo que no publicamos, sino tan sólo lo que sí damos pero de mala manera”.
El maestro hablaba en sus talleres de la ‘agenda propia’, algo que veía cada vez menos en los periódicos que revisaba. En el libro lo deja muy claro: “Hemos de ir hacia una permuta de posiciones, de forma que llegue el día, y cuanto antes mejor, en que, digamos, el 80% del periódico sea agenda propia, y el 20%, un resumen sin pretensiones, solo para el registro histórico o hemerográfico, de todo aquello sobre lo que no tenemos nada especial que aportar”.
¿ERES PERIODISTA?
En ‘Cómo llegar a ser un buen periodista’, uno de los capítulos que más me gusta del libro, el maestro descarta esa costumbre tan propia en el gremio de hablar de instinto u olfato periodístico. Su análisis va más allá. Por ejemplo, anota: “Pero un futuro gran periodista que en su adolescencia no haya sentido la atracción del libro y de periódico (del papel) no creo que exista; aunque todo llegará, me temo”.
Para Bastenier, los libros por sí solos no forman periodistas, pero hay que leer y demasiado.
¿Es necesario que los periodistas estudien periodismo? En la página 247, Bastenier se responde: no. “La carrera de periodismo no es una carrera académica más; en todo caso, menos. Si en lo que llamamos carreras clásicas -derecho, ingeniería, medicina, arquitectura, etc-, es perfectamente cuantificable el corpus teórico para obtener la licenciatura, ¿dónde están los libros que haya que conocer para ser periodista? Claro que los hay. pero no son de texto; no hay libros, ni manuales definitivos en periodismo…”. Sin embargo, este libro que nos dejó el maestro es inmenso porque da pistas desde la experiencia, desde lo vivido, desde el día a día.
El periodista, de cualquier sección, es alguien que cuenta historias, afirma Bastenier en la página 248, donde insiste en la importancia de leer, literatura claro, y en general todo lo que encontremos, pues cuando menos lo pensemos será necesario.
Recomienda saber inglés, viajar y sin perder su ácido humor hasta considera una condición “tener un buen estómago”, pues no se sabe nunca dónde te tocará comer. Y además de buen estómago menciona que debemos tener buena salud.
Dice Bastenier que el buen periodista debe saber escribir. Es de los que no cree en eso de “trae datos así escriba mal”. En sus palabras esto es demoledor: “Nada que no esté bien escrito puede ser bueno; que no nos digan como yo he oído: “Es muy buen periodista, saca muchos temas y noticias, pero lástima que no sepa escribir””.
En la página 251, quizás podemos encontrar el mejor consejo para aprender: “Cuando yo leo algo que no está bien escrito, no me vale, aunque haya datos que estime conveniente conocer; y aunque aproveche por ese motivo la lectura como especialista, esa no es la forma de encararse al periódico de un señor en batín en su casa, o tomando el desayuno, o en un alto en el trabajo, que es para quien escribimos. Y tampoco se trata de cuestiones puramente estéticas, sino que lo que no está bien escrito no está bien contado y lo que no está bien contado no puede ser de calidad. Ni hay que escribir aprisionados por un corsé académico ni abominando de la norma”.
El maestro -que escribió más de 80 mil tuits desde abril de 2012 cuando ingresó a la red social-sostiene que los periodistas ‘analógicos’ o de papel no deben suicidarse (todavía), pues lo esencial de lo que hemos aprendido sirve también para lo digital, “pero casi no hace falta decir que el periodista que tenga conocimientos de informática y de periodismo digital, preferentemente por vía académica, posee una ventaja indudable sobre los que son exclusivamente “del papiro””. Y dice algo que es inevitable en estos tiempos: El valor de este periodista que sabe (también y más) digital será mayor al de quien carezca de esas habilidades”.
Bastenier deja un abanico de consejos para redacciones, reporteros y editores. Un tema que toca también con maestría es la importancia de la urgencia. “Los periodistas se dividen en rápidos y en los que no son periodistas”, dice. ¿Exagerado? No. El maestro considera la hora de cierre (del papel) y reconoce que se debe aspirar a la máxima calidad dentro de los parámetros comerciales que imponen horas, sí malditas horas. Y en estos días quizás podemos decir tiempo real, maldito tiempo real.
Este maestro que considera las redacciones como buenas escuelas define así estos espacios de convivencia de diversas generaciones: “Una redacción no es una biblioteca ni una pinacoteca, sino en todo caso una discoteca”. Este ruido que nos acompaña en las salas de redacciones es parte del día, de nuestros días, y vamos a tener que crear piezas excepcionales en condiciones caóticas y mucho menos que óptimas.
El periodismo, escribe Bastenier, es una profesión en constante revisión. En estos tiempos, desde su ventana de Twitter, fue un observador magistral, conciso, severo, y brutalmente honesto.
Gracias, maestro.
Publicado por:
Esther Vargas
Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
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