Como si fuera una ‘youtuber’, decenas y decenas de jóvenes llegaron ayer hasta la puerta de uno de los más grandes auditorios de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México). Formaron cola más de hora y media, quizás dos.

Y cuando ella llegó la aplaudieron y lanzaron vivas. Era Carmen Aristegui, la periodista más influyente de México o como decían a gritos muchos de ellos “la única que no miente”.

Durante su encuentro con los jóvenes, la periodista reconoció que lleva año y medio afrontando una situación complicada, tras la salida de la radio MVS, las presiones y amenazas, y el último sospechoso asalto a la sede de Aristegui Noticias.

Para Carmen Aristegui, el allanamiento y el robo fue un “hecho intimidatorio”, y criticó la filtración de la carpeta de investigación a una revista de espectáculos: “Por la forma en que ocurrieron las cosas y por lo que pudimos observar en los videos que captaron nuestras cámaras de seguridad, es un hecho intimidatorio… Y da que pensar de parte de quién vinieron. Este suceso es un rasgo de que en México ocurren cosas y hacen difícil la tarea de los periodistas, pero hay que seguir trabajando, hay que creer en lo que hacemos.  No hay que amedrentarnos y no hay que dar paso al miedo”. 

En el asalto, el pasado 13 de noviembre, se forzaron cerraduras y se desmontaron puertas para entrar a la unidad de investigaciones especiales. Se llevaron una computadora, reportes sobre investigaciones, un reloj, solicitudes de información y un saco.

¿QUÉ PUEDE DECIRLE CARMEN ARISTEGUI A LOS JÓVENES MEXICANOS?

Querían escucharla. Y ella quería escucharlos. En su opinión, los mexicanos -y sobre todo los jóvenes- deben participar de la vida pública. Por ello, con un entusiasmo marcado en su sonrisa les instó a buscar soluciones en uno mismo sin dejar de ser críticos con la “espiral de violencia” y la “falta de liderazgo” del actual Gobierno de Enrique Peña Nieto.

“¿Qué opinas de lo que Enrique Peña Nieto ha hecho por el país?”-le dijo un joven. Ella cambió la pregunta: “¿Por qué no opinamos de lo que le hemos permitido (al presidente) hacer con el país?”.  

“Si cambiamos el ángulo es mucho más factible que las cosas empiecen a cambiar (…) Si decimos: ‘nosotros somos los dueños de la cuestión pública'”, sostuvo Aristegui. El auditorio fue un coro de aplausos y vivas. Hasta se escuchó un “Carmen, presidenta”, y luego le preguntaron si se postularía a la presidencia de la República: “Si estuviera pensando (presentarme como presidenta) no se los iba a decir hasta que lo decidiera. Son palabras mayores”.

Aristegui dijo al auditorio que no es fácil ser joven en un país como México en el que “los adultos han dejado tanto desastre en el camino” y por ello les animó a analizar el pasado más reciente.

Comenzó por los diez años de guerra contra el narcotráfico, la cual fue “una ruta desastrosa” que ha generado decenas de miles de muertes y de desaparecidos, cifras propias de “una guerra formal”. Mencionó el caso de Ayotzinapa, el silencio, la mal llamada verdad histórica, la impunidad y el aporte de periodistas para buscar la verdad a pesar de las presiones y los obstáculos: “El periodismo ha ido encontrando la verdad ante el horror, y la colusión entre autoridades y la mafia”. Citó el libro de su colega Anabel Hernández, quien presenta el libro “La verdadera noche de Iguala“, resultado de dos años de investigación, una pieza clave en este doloroso episodio de la historia mexicana reciente.

SER PERIODISTA, ARRIESGAR LA VIDA

Tras invocar a los jóvenes que no se rindan en la búsqueda de un país con justicia y equidad, y en democracia, remarcó que ejercer el periodismo en México es entrar a un territorio de riesgo alto. Más allá de la injusta experiencia que vivió por denunciar el caso de la Casa Blanca de Peña Nieto –premiada investigación posteriormente–, Aristegui llamó la atención sobre los asesinatos de periodistas en México: De enero a septiembre 10 periodistas han sido asesinados.

Y de julio a setiembre de 2016, la organización Artículo 19 registró un total de 88 agresiones a periodistas; un promedio de 29.3 ataques al mes, o casi uno por día. Ese es el panorama. “Un periodista como Moisés Sánchez –asesinado en Veracruz en 2015–se ganaba la vida como taxista y hacía un diario local. Era crítico del alcalde y por ser crítico apareció muerto. Lo acusaron encima de ser taxista y no periodista”. Este hecho, dijo Aristegui, se suma a la catedral de la impunidad en México.

Con la voz firme y la mirada severa, Aristegui lamentó que se busque descalificar constantemente a los periodistas por andar en ‘malos pasos’, algo absurdo que no permite llegar a la verdad.

Ver Carmen Aristegui: “El periodismo no está muriendo”

Entre aplausos y otra vez los gritos para que se anime por la política, Carmen Aristegui abandonó el auditorio. Y otra vez la imagen de celebridad o ‘youtuber’ asomó: querían un selfie con ella,  que firme libres, y más selfies. Querían decirle cara a cara lo mucho que la admiraban, querían pedirle que vuelva a la radio… Voces de todos lados. Sencilla, Aristegui firmó los libros que pudo, se hizo los selfie que pudo, y se quedó en silencio sobre su retorno. “Allí estamos”. Esta frase pronunció al paso. Ya no estaba.

El comentario bajó de intensidad: “Sería una buena presidenta”, comentó una señora a su hija que había grabado con su celular la charla de Carmen Aristegui. La chica seguía emocionada. En un país donde ser periodista puede ser arriesgar la vida, la muchachita de la prepa dijo que ella quería ser periodista, como Carmen.