Por Miguel Jarquín (*)

AMOR, una palabra que definió, define y definirá la existencia de los seres humanos a través de la historia. Los acuerdos sobre su concepción son subjetivos respecto a factores sociales como edad, género e incluso el contexto tecnológico desde el cual lo percibimos y apropiamos; pero, ¿de qué va el amor en tiempos de redes sociales? ¿Qué lo hace diferente a la concepción clásica y romántica que lo precede?

Facebook, Tinder, Grinder, Ashley Madison espacios virtuales para que todos encuentren pareja. Nacen como posibilidades para la búsqueda interminable del amor ideal.

¿Cómo los avances tecnológicos transforman el concepto del amor?

Según un reporte de Tinder (la aplicación online más popular en México para buscar pareja), en 2015 el 34% de las personas registradas en su plataforma llegaron a matrimonios felices. Una utopía muy tentadora para los usuarios solitarios del mundo offline que buscan un refugio idílico en línea. El sueño se rompe al cierre del reporte, donde aclaran que sólo el 45% de los felices usuarios superaron el primer año de matrimonio.

Octavio Paz y Mark Zuckerberg, ¿son amigos? 

Octavio Paz, en 1957 escribía: “El mundo nace cuando dos se besan”, en una versión aparentemente superflua, efímera y contemporánea, el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, retomó la idea en un discurso universitario para decir: “Un mundo nace cuando dos… ¿se agregan?”.

El funcionamiento de las plataformas digitales se rige por protocolos generalizados en la praxis.

    Amor = Stalkear + Agregar + Disponibilidad 24/7

Todos los días miles de usuarios de Facebook, Tinder, Grinder, Ashley Madison se conocen, sin importar que nunca se hayan cruzado fuera de la web. Crean amistades, relaciones y compromisos;  que pueden destruirse si los mensajes se dejan en “visto”.

El 71% de las personas que se conectan a Internet aceptan haber buscado o encontrado casualmente algún tipo de relación sentimental en alguna red social, según una encuesta de “Actividades online” de AMIPCI. Lo más interesante es que sólo el 15% de los usuarios eran solteros al momento de  encontrarse por “casualidad”.

Octavio Paz es el “deber ser del amor” y  Zuckerberg, la realidad práctica del “ser”.

El lado oscuro de nuestro Inbox

No se puede hablar de amor y redes sociales sin el Inbox, ese mágico y peligroso receptáculo de mensajes. ¿Cuáles son los patrones de conversación? ¿Es sano mostrar tu Inbox? ¿Realmente, quieres saber de lo que habla tu pareja con alguien más?

Sobre el amor, sus sorpresas y anhelo de exclusividad, Oliverio Girondo en El lado oscuro del corazón plantea.

 ¿Cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire?

Amar es un pretexto para adueñarse de la vida del otro, para volverlo tu esclavo. Para transformar su vida en tu vida. ¿Cómo amar sin pedir nada a cambio, sin necesitar nada a cambio?

En tiempos digitales sería

¿Cómo amar sin involucrar el Inbox? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te pidan el patrón de desbloqueo? Amar es un pretexto para adueñarse de la vida online-offline del otro, para volverlo tu esclavo 24/7. Para transformar el timeline de su vida, en tu vida.

Los usuarios que pasan más de 6 horas diarias en Facebook muestran rasgos sobreexpuestos de narcicismo, inseguridad y codependencia. Estos trastornos psicológicos se manifiestan en la sustitución de besos, abrazos, sonrisas y llanto por emoticonos en conversaciones digitales. Según reveló un estudio de la Universidad estatal de California.

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Vivimos en un mundo tecnológico en el que tocamos más teclados que piel. Miramos más la pantalla que nuestro reflejo en los ojos del otro. Nos envolvemos en el “Me gusta”, “Me entristece”, “Me enoja”.

¿Y si malinterpretamos? ¿Qué tan malo es transformar mentalmente un “Me gusta” en me gustas? Olvidamos que la finalidad de las redes sociales responde al amor como modelo de negocio más que como estructura emocional idílica.

 (*) Especialista en SMS y capacitación en Comunicación Digital. Puedes seguirlo en Twitter, Facebook o Linkedin.