Kiley Armstrong, periodista de AP, estaba en su casa revisando su Facebook cuando encontró un mensaje sobre la colisión en la línea del Metro en EE.UU. Inmediatamente recogió su saco, buscó una libreta y su cámara y salió por su puerta.

Ella fue la primera periodista de la agencia AP en llegar al lugar de los hechos. Se estuvo avisando con la oficina de Nueva York para dar los detalles sobre el rescate de los sobrevivientes.

Sus fotos y su cobertura fueron difundidas en los cables de noticias. Llegó a los medios de comunicación afiliados a la agencia, y ella ni estaba de turno.

En tanto, en Baton, otra ciudad estadounidense, el reportero Michael Kunzelman leía su iPad cuando se enteró de dicha noticia. Inmediatamente comenzó a revisar sus documentos sobre la línea del tren, pues recordaba haber leído que se iba a realizar trabajos en la zona que podrían prevenir accidentes.

Luego llamó a su colega David Caruso y comenzaron a trabaje en la pieza.

Los tres periodistas demostraron lo que significa trabajar para la AP en un momento de emergencia. “No importa su puesto de trabajo o su horario, todos son periodistas”, recordó el jefe de redacción Brian Carovillano.

En un memo, contó que luego del gran trabajo de los reporteros, sus colegas se sumaron a la cobertura.

Hace un par de semanas, AP los premió con un bono por su apoyo y su labor periodística.

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