El sitio Convoca, dedicado al periodismo de investigación en el Perú, comparte el impresionante discurso de Giannina Segnini, durante la entrega del Premio Internacional de periodismo Maria Moors Cabot. 

La periodista destaca experiencias importantes de periodismo de investigación como la de la peruana Milagros Salazar, directora de Convoca, la de  Paulina Quintao y César Batiz en Venezuela.

Este es su discurso:

Quiero expresar mi más sincera gratitud al presidente (de la Universidad de Columbia) Lee Bollinger, al decano Steve Coll y a María Teresa Ronderos, presidente del Jurado, por el esfuerzo para apoyar y empoderar al periodismo independiente de América a través de este premio.

Acepto este honor en un momento en que América Latina continúa enfrentando una guerra invisible y no muy atractiva de cubrir: la profunda polarización social que se nutre y florece dentro de los más altos niveles de desigualdad del mundo.

América Latina es la región con mayor desigualdad del planeta, tiene 68 millones de personas viviendo en la extrema pobreza, pero al mismo tiempo permite que medio millón de sus individuos, con una fortuna en conjunto de siete billones de dólares; eviten el pago de todos sus impuestos.

Hoy, más que nunca, el periodismo necesita más entrenamiento y un soporte económico y tecnológico para cumplir con los grandes retos que nuestras débiles democracias enfrentan.

A pesar de que la desigualdad de ingresos en América Latina se ha reducido durante la última década, las disparidades siguen siendo abrumadoras desde cualquier punto de vista: El 10 por ciento más rico de los hogares obtiene en promedio el 37 por ciento del total de los ingresos per cápita, mientras que el 10 por ciento más pobre sólo recibe el 1,5 por ciento.
Según Oxfam, se calcula que este año el ingreso para los 113 multimillonarios latinoamericanos sea igual al presupuesto público de El Salvador, Guatemala y Nicaragua juntos.

Cuando las élites adineradas se distribuyen el poder político entre ellas y establecen sus propias reglas, como lo hacen en muchos países de América Latina, la democracia se debilita. Con esos niveles de poder, es fácil levantar la varita mágica y legalizar todas sus acciones: corrupción legal, monopolios legales o evasión fiscal legal.

Los paraísos fiscales y la evasión fiscal son legales, pero totalmente injustos. Ponen la carga sobre los hombros de la clase media y de los pobres.

Esta noche, decidí llamar la atención sobre este desafío para recordarnos cuál es la importancia de nuestra profesión como defensores del interés público en el mundo moderno. Estas áreas grises están afectando a millones de personas, pero ningún auditor o fiscal profundiza en ellos, porque son completamente legales.

El periodismo de investigación nunca ha sido solo una profesión para mí, sino mi propia salvación (…) siempre ha encajado con mi naturaleza exploradora, con mi fascinación por la verdad y con mi más profundo rechazo a la injusticia”.

El periodismo de investigación puede jugar un rol determinante dejando al descubierto, con el uso del análisis de datos, las complejas redes de los paraísos fiscales, donde los flujos de capitales libres de impuestos están legalmente ocultos, gracias a la ayuda de ingeniosos abogados y contadores.

Este ejemplo también trae a mi mente a todos los colegas y estudiantes con los que he trabajado en los últimos veinte años y que no temen desafiar al poder, aunque muchas veces carecen de apoyo o recursos necesarios.

Valoro la pasión de Milagros Salazar, en Perú, al investigar sobre la corrupción en el negocio de la pesca; la determinación y el coraje de Paulina Quintao cuando se enfrenta a los secretos del gobierno de Timor Oriental; y la tenacidad de César Batiz al dejar al descubierto las multimillonarias inversiones en energía en Venezuela .

Hoy, más que nunca, el periodismo necesita más entrenamiento y un soporte económico y tecnológico para cumplir con los grandes retos que nuestras débiles democracias enfrentan.

Empecemos por el trabajo conjunto mediante una labor en equipo con otras disciplinas, con el fin de abrir esas puertas.

El periodismo de investigación nunca ha sido solo una profesión para mí, sino mi propia salvación. Durante estas dos décadas, siempre ha encajado con mi naturaleza exploradora, con mi fascinación por la verdad y la libertad individual y con mi más profundo rechazo a la injusticia.

Por último, pero no menos importante, me gustaría expresar mi profundo reconocimiento y agradecimiento por este honor al jurado y a la Escuela de Graduados de Periodismo de la Universidad de Columbia; a Alejandro Urbina, quien fue mi editor, al diario La Nación de Costa Rica y a todos mis ex compañeros de trabajo, especialmente a Ernesto Rivera. También estoy profundamente agradecida con todos mis lectores en Costa Rica, donde trabajé como periodista de investigación durante los últimos 20 años. Si no fuera por ellos, yo no estaría aquí esta noche.

Quiero agradecer especialmente a mis padres, a mi maravillosa familia, y a mis tres hijos, Carolina, Fiorella, y Santiago, que han sido y siempre serán mi principal fuente de motivación y de inspiración.

Buenas noches.

15 de octubre de 2014, Nueva York.

NR: Agradecemos a Convoca por permitirnos compartir el discurso de Segnini.