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El riesgo de ser periodista freelance en zonas de guerra
Por Milagros Olivera Noriega
Publicado el 17 de septiembre del 2014
El asesinato de James Foley y Steven Sotloff remeció a la opinión pública. La crudeza de las imágenes donde somos testigos de los crímenes del Estado Islámico contra periodistas inocentes ha llevado a que Robert Mahoney, subdirector del Comité de Protección de Periodista (CPJ), realice una importante reflexión publicada en la web de la CPJ sobre los periodistas freelance, aquellos que acuden a la zona de conflicto y venden sus informes a diversas organizaciones.
Luego de la tormenta es importante buscar explicaciones. ¿Los medios de comunicación se lavan las manos al no resguardar a sus periodistas? Según Mahoney, los medios tienen que proteger a sus enviados especiales, deber que no siempre cumplen.
El tema ha sido puesto nuevamente en debate, pues no solo se han filtrado vídeos, sino información sobre los rescates que el gobierno estadounidense se habría negado a pagar (y dejar pagar a los familiares), a diferencia de países europeos que sí habrían tenido un pacto económico con los terroristas en pos de la vida de sus ciudadanos.
PERIODISTAS COMO REHENES
“Que los periodistas son considerados blancos en una zona de guerra no es un fenómeno nuevo. Corresponsales locales y extranjeros estuvieron entre los primeros detenidos de los victoriosos jemeres rojos en Camboya en 1975. Los periodistas occidentales e incluso los que trataban de liberarlos, fueron tomados como rehenes por años durante la guerra civil del Líbano en la década de 1980, y decenas de periodistas en América Latina han sido agarrados por los paramilitares o carteles de la droga”, recordó oportunamente Mahoney.
Sin embargo, también especifica un dato alarmante: “De los 227 periodistas asesinados en todo el mundo desde 2011, un tercio murió cubriendo Siria”.
El conteo sigue: En los últimos 3 años cerca de 80 periodistas fueron secuestrados en Siria y de 20 no se sabe nada, pero se presume que han sido retenidos.
Un problema que Mahoney identifica, que podría ser considerado una crítica al gremio de corresponsales de guerra es la falta de preparación previa. “Una razón para la subida (del número de periodistas de guerra) son las comunicaciones y la tecnología barata. Aspirantes a corresponsales extranjeros pueden reunir y presentar noticias con un teléfono inteligente y una conexión a Internet”.
En el texto recuerda que los corresponsales veteranos se han mostrado sorprendidos por la cantidad de jóvenes periodistas que acamparon en Bengasi durante el levantamiento en Libia. Además, el autor señala que la inexperiencia hacía que muchos de ellos cubrieran el conflicto de forma rápida y contando con poco equipo y entrenamiento.
ATENCIÓN, MEDIOS
Es bueno saber medir el riesgo y confiar en el instinto. Saber cuando retirarse puede ser definitivo para no morir, pues además de los ataques aéreos, los bombardeos y los francotiradores, Mahoney resalta que los reporteros deben enfrentarse a grupos de islamistas y bandas criminales que los buscan detenidamente para secuestrarlos. Es como un negocio: los toman cautivos y luego piden un jugoso y en ocasiones impagable rescate.
“Muchos profesionales independientes, incluyendo aquellos con la capacitación requerida, dicen que es demasiado peligroso para ellos considerar regresar a las áreas controladas por insurgentes de Siria en el futuro previsible”, reseña, y lamenta que muchos de los periodistas hayan sido secuestrados apenas a pocos minutos de pisar el suelo de conflicto.
Mahoney pide a los medios de comunicación que sean cautelosos a la hora de enviar clandestinamente a sus corresponsales a cruzar la frontera turca.
A los editores de los medios de comunicación, también les toca un llamado de atención, pues aún están quienes eluden su responsabilidad diciéndole a los corresponsales que, si bien no los pueden enviar, si a su retorno tienen algún material importante “le vamos a echar un vistazo”. Es decir, una conveniente indiferencia.
El riesgo de los periodistas independiente o freelance es, principalmente, que muchas veces no tienen cómo demostrar lo que son. Al no trabajar fijamente en un medio de comunicación no cuentan con un carné que lo pruebe, por lo que son presa fácil de los terroristas.
Publicado por:
Milagros Olivera Noriega
Feminista. Estudio Periodismo en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Fui editora de Cultura de Diario16.
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