En algunos medios se exige que el periodista haga muchas tareas, demasiadas tareas. Si bien está claro que un periodista puede -y debe- generar contenido multiplataforma, recargar sus funciones no es una buena idea y puede afectar la calidad de su trabajo y sus relaciones sociales y familiares.

En el portal brasileño Comunique-se, el abogado y periodista  Kiyomori Mori se pregunta si un periodista con varias funciones debe ganar más o recibir alguna asignación extra. Claro que sí. Lamentablemente, se nos pide hacer mucho más sin incentivos que realmente motiven.

Mori remarca que las salas de redacción tienen cada vez menos personal y es en esas condiciones que el periodista debe realizar varias funciones. 

Si el periodista tiene licenciatura en Letras es muy posible que también desempeñe el papel de corrector de la revista en el día de cierre, cuenta Mori. “Y así sucesivamente: la creatividad para ahorrar el dinero es casi interminable y siempre a expensas de los periodistas estresados”, puntualiza, y agrega que todo esto afecta la vida social y familiar del profesional. ​​El estrés y la depresión son cada vez más fuertes en el oficio. Las causas pueden ser muchas, desde la tensión que genera una cobertura de alto riesgo hasta las malas condiciones laborales.

Las organizaciones buscan periodistas que hagan de todo, y desde el mismo lugar, y sin quejarse. El texto de Mori nos lleva a pensar cómo las redacciones gastan hoy mucho menos que antes al tener más periodistas de escritorio a los que asignan innumerables tareas, como la de community manager. Y cuando buscan reporteros esperan que genere contenidos para la web y el papel, que tuitee desde donde esté y hasta que haga una transmisión en vivo. ¿Puede hacerlo? Claro que sí,  pero también es cierto que las pausas y los tiempos para trabajar historias de largo aliento no deben sacrificarse por nada, y lo que hoy vemos es una carrera contra el tiempo, y periodistas cada vez más saturados.

Si bien se ofrecen algunas compensaciones en medios brasileños, lo cierto es que los beneficiados son pocos. ¿Y en América Latina? Nos atrevemos a considerar que es igual o peor.

¿Qué dicen ustedes?

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