La crisis en Michoacán no ha terminado. Los enfrentamientos entre las autodefensas y el crimen organizado desataron una guerra y llamaron la atención de la prensa mundial. ¿Qué pasa en la Tierra Caliente de Michoacán, México? La pregunta no tiene una sola respuesta. La inseguridad persiste  aunque los anuncios oficiales y las operaciones federales hayan logrado una aparente calma. Pero como muestra Animal Político, el panorama es muy complejo.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México permanecerá en Michoacán hasta que las autoridades cumplan con su labor, se recupere la seguridad pública, la paz y la tranquilidad, y se lleve ante la justicia a los responsables de la violencia, informa Proceso.

Enrique Castro Sánchez, Armando Solís y Raúl Ignacio Tinoco Juárez, fotoperiodistas de la zona, siguen en alerta. Se juegan la vida en cada clic y saben bien que no hay razones para pensar que esto ya se acabó.

Clases de Periodismo presenta en exclusiva los testimonios de tres fotoperiodistas que vienen retratando el conflicto desde sus inicios. Su centro de operaciones es Michoacán, allá viven y allá trabajan.

NO TENEMOS UN ARMA PARA DEFENDERNOS… NUESTRA CÁMARA ES LO ÚNICO

Enrique Castro Sánchez,  fotógrafo de planta en el Periódico La Voz de Michoacán y colaborador en medios nacionales y extranjeros.

“Esto es una guerra no declarada, y por lo tanto los riesgos que conlleva una cobertura de este tipo son muy altos. A veces no sabes con quién estás platicando o quién te escucha por el auricular de tu teléfono. Lo que va del mes corriente resume la cobertura de casi un año del surgimiento de los movimientos de autodefensa: situaciones completamente fuera de control, la anarquía rondaba en las carreteras de la región de tierra caliente durante un fin de semana y el escenario para el periodista no dista mucho del mismo infierno: enfrentamientos,comandos armados, Fuerzas Federales y autodefensas en medio de seis vehículos en en llamas; “dormir” lo poco que el estrés te deje y despertar…y seguir con tomas y enfrentamientos urbanos. El riesgo nunca termina, al menos el cuerpo es lo que detecta. Nosotros no tenemos un arma para defendernos… nuestra cámara es lo único. Así que lo único que esperamos es mostrar y que sea visto lo que pasa en nuestro estado, decir que algo anda mal y que no es cualquier cosa. El “infierno” se mostró unos días, sin embargo eso no significa que ya desapareció. Hay mucha gente que lucha día a día con algo no visible, difícil de fotografiar”

“NO PIDO QUE SE NOS TRATE COMO HÉROES… PIDO QUE SE NOS TRATE CON RESPETO” 

Armando Solís, fotógrafo de planta en La Voz de Michoacán

“En una situación de riesgo como esta, en donde cada segundo está latente la posibilidad de un enfrentamiento entre grupos de autodefensa y organizaciones criminales es muy difícil pedir que se nos den garantías de seguridad para desempeñar nuestra labor como fotoperiodistas. Nosotros sabemos el riesgo que asumimos al aceptar cubrir el conflicto, y el problema no es que tanto arriesgas tu vida durante un enfrentamiento sino también cuando lo haces movilizándote de una ciudad a otra con los nervios destrozados por no saber que pueda pasarte a ti o a tus compañeros, hasta donde mermas tu salud al durar prolongados lapsos sin comer y dormir. Cuando tienes que aportar de tu propio bolsillo para obtener el material para el medio en que trabajas. No pido que se nos trate como héroes, al fin y al cabo nuestra profesión es esa: estar en los lugares donde los demás no pueden llegar y dar cuenta de los acontecimientos. Pido que se nos trate con respeto y se nos brinde el justo reconocimiento”.

CAPTURAR, MOSTRAR E INFORMAR, PERO SOBRE TODO SOBREVIVIR  

Raúl Ignacio Tinoco Juárez, fotógrafo de planta en el periódico La jornada Michoacán

“Los movimientos armados enfatizan la realidad social que se vive, no solo en ciertas comunidades, como lo es ahora en Michoacán, sino en toda la estructura de derecho que conforma nuestro país. Por lo tanto, es imprescindible para el fotógrafo, cuya vocación muchas veces se confunde con el deber ciudadano, documentar los sucesos y acontecimientos que tienen lugar a su alrededor. Más aún cuando aquellos acontecimientos alejan a la sociedad de un ideal y una garantía para los miembros que la constituyen. La cobertura de dichos movimientos armados es tan sólo una voz que pretende no únicamente informar, sino denunciar a través de una lente… a través de un disparo que captura la discrepancia entre lo que pasa y lo que se cree que pasa en un determinado lugar, en un momento dado. Para el fotógrafo, la zona de conflicto, se convierte en su hábitat, lo que lo lleva a correr riesgos más allá del conflicto mismo, porque él, aunque está siempre presente, es ajeno a los acontecimientos de los que es testigo, pues su premisa es capturar, mostrar e informar, pero sobretodo, sobrevivir a lo que su profesión le demanda, pues en ello va implícito el riesgo, siempre latente, de formar parte de las bajas humanas, y donde su único legado será una imagen a la que le ha llevado su vocación”.

 

Revisa también el testimonio de Jorge Serratos, fotógrafo de El Universal de México.  

FOTOGRAFÍAS: