Escribe: Marcelo De Angelis, Periodista (Argentina)

El mensaje del Santo Padre fue durante la audiencia concedida a los directores y al personal de la RAI, en el marco del 90 aniversario de sus transmisiones radiofónicas y el 60 de las televisivas.

“Tiene que ser un servicio a la verdad, a la bondad y a la belleza. Tienen que evitar conceptos tan dañinos como la desinformación, la difamación, la calumnia y mantener un alto nivel ético”, recomendó el pontífice.

Al mediodía del sábado 18, en el Aula Pablo VI, después del discurso de bienvenida de Anna María Tarantola, presidenta de la RAI, Francisco señaló que “los dos aniversarios son una oportunidad para reflexionar sobre la relación que se ha producido en las últimas décadas entre la RAI y la Santa Sede, y el valor y las necesidades del servicio público. La palabra clave es la colaboración”.

De esta manera, la máxima autoridad vaticana puso en claro la actitud colaborativa que espera de la emisora estatal italiana. “Tanto en el lado de la radio, y en la de la televisión, los italianos siempre han tenido acceso a las palabras y, posteriormente, a las imágenes del Papa y de los eventos de la Iglesia en Italia, a través del servicio público de la RAI. Esta colaboración se realiza por los dos cuerpos del Vaticano: Radio Vaticano y el Centro Televisivo Vaticano”, destacó.

Para ello, puso como ejemplo las décadas del 50 y  60, en las que la RAI incluyó producciones de carácter religioso, como las películas “Francesco” de Liliana Cavani, en 1966, y “Hechos de los Apóstoles” de Roberto Rossellini en 1969, esta última en colaboración con el Padre Carlo María Martini. “Recuerden que vuestra profesión, además de informativa, es formativa, es un servicio público, es decir, un servicio al bien común. Un servicio a la verdad, la bondad y un servicio a la belleza”, agregó.

Finalizando su discurso, el Papa lanzó un mensaje apuntando a la ética en la práctica profesional. “La cualidad ética de la comunicación es fruto, en último análisis, de la conciencias cuidadosas, no superficiales, siempre respetuosas de las personas, tanto las que son objeto de información como de los destinatarios del mensaje. Cada uno, en su propio rol y con su propia responsabilidad, está llamado a vigilar para mantener alto el nivel ético de la comunicación, y evitar aquellas cosas que hacen

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