Nunca los lectores (vamos a llamarles audiencia) tuvieron tanto poder como hoy. Las redes sociales son sus armas y todo cambió. Ya no hay marcha atrás. Este es el tema que toca el libro #Tsunami digital: el nuevo poder de las audiencias en redes sociales. El autor: Eduardo Arriagada.

Esperaba el libro de Eduardo Arriagada, profesor de la Escuela de Periodismo de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica de Chile. Hace ya varios meses que, inquieto y con un iPad en mano, me contó en un restaurante de Santiago su interés de escribir sobre las audiencias, uno de los temas que tanto lo apasionan.

De su experiencia intensa en Twitter y en otros espacios sociales, y de un incansable trabajo académico y experimental llega #Tsunami digital: el nuevo poder de las audiencias en redes sociales (disponible en Amazon).

¿Cómo han cambiado las audiencias desde el boom de las redes sociales?

-La imagen es la de “coach potatos”, el tipo echado recibiendo mensajes. Lo nuevo es que esa persona se incorpora con su celular/móvil en la mano y comenta, comparte, critica, etc. La gente siempre reaccionó a los contenidos mediales que recibía. Votábamos, íbamos a manifestaciones o la simple conversación en nuestra casa o oficina. Lo nuevo es que la audiencia se convierte en participante y pasa a ser parte del proceso de las comunicaciones de masas, no sólo puede mandar un mensaje suyo a miles sin que un medio intervenga, además su acto de compartir es clave para que un mensaje llegue a sus propias redes sociales.

EL TSUNAMI

¿De qué tsunami habla el investigador chileno? El tsunami –explica–tiene un componente digital imparable. Lo análogo era mucho más caro, pero creo que lo que universalizará realmente el tsunami es el componente social implícito. La gente quiere un celular táctil porque quiere tener a la gente que le interesa y que le importa en la palma de la mano, 24/7, siempre ahí. Eso es irreversible.

¿El tsunami llegó a las redacciones?

-Periodistas, políticos, diplomáticos… son muchas las profesiones que vivían de tener ventajas comunicativas. Son las que tienen que acomodarse a los nuevos desafíos y parecen en estado de shock. En el caso de los periodistas ya no basta tener acceso a información, ni tener un medio con el que podemos masificar un mensaje. El periodista debe ser el gran actor en este nuevo entorno, tenemos la ventaja que somos el objeto de conversación en directo de todos, como decía Sulzberger es cómo tener una fábrica de caramelos en un momento que todos quieren caramelos. El desafío es entender que regalando los caramelos no llegaremos lejos.

¿Los periodistas se han adaptado finalmente?

-Están en eso, hay muchos que ya son maestros, pero esta nueva forma de comunicación todavía no se asienta. Estamos en los primeros años, un medio funciona bien cuando es transparente, falta mucho para eso. Todavía somos conscientes de la herramienta, cuando los teléfonos, los computadores, las redes son simples cables conectores, la clave está en la gente que se comunica.

¿Cómo debe ser el periodista hoy para sobrevivir al tsunami?

-Tiene que entender que lo fundamental siempre serán las buenas historias y que nuestro trabajo está ahí, pero que ya no pasa todo pos distribuirlas como mensajes, ahora debemos trabajar en escribir los temas de conversación que atraigan las mejores conversaciones de la red.

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