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Periodista Ana Lilia Pérez: “Los corruptos con oficio no dejan huella”
Por @cdperiodismo
Publicado el 21 de febrero del 2013
La periodista Ana Lilia Pérez está oculta en algún país del mundo. Tuvo que huir del suyo, México, a causa de las amenazas de muerte que recibe desde el año 2008 y que se intensificaron en 2012. Tales amenazas provienen de aquellos grupos de poder en México que se han sentido afectados por las revelaciones de corrupción que Ana Lilia Pérez ha hecho a través de un puntual, responsable y arriesgado periodismo de investigación que le ha merecido múltiples premios nacionales e internacionales, pero que sin duda ha cambiado su vida.
Este es un fragmento de la extensa entrevista que la periodista mexicana Elvira García sostuvo con su colega Ana Lilia Pérez. Esta charla es una de las catorce que Elvira hizo a mujeres periodistas de tres generaciones y de cuatro nacionalidades, mayoritariamente mexicanas.
Con estas entrevistas Elvira García construyó su libro: ELLAS, TECLEANDO SU HISTORIA, que apareció bajo el sello Grijalbo (Random House Mondadori), en México, en 2012.
El éxito del libro ha provocado que, hasta hoy, su autora continúe haciendo presentaciones públicas de esa obra en universidades y centros culturales de la capital y de la provincia mexicana.
Elvira García tiene cuatro décadas dedicada al periodismo escrito, radiofónico y televisivo en México. Ha publicado en más de treinta medios escritos a lo largo de su vida. Sus columnas y entrevistas dedicadas a temas de carácter mediático han aparecido desde 1986 en periódicos mexicanos como La Jornada, El Financiero y El Universal, entre otros. Ha sido productora, directora y guionista de radio y televisión. Desde 2009 dirige y produce la serie documental: Grandes periodistas mexicanos, para el Canal 22. Actualmente conduce ENTRE NOS, su programa semanal en Radio Red, del Grupo Radio Centro, la cadena de mayor prestigio y rating en México. Ha sido jurado en más de seis certámenes de periodismo. Ha obtenido seis galardones en reconocimiento a su trabajo periodístico. Ha escrito seis libros.
A CONTINUACIÓN UN FRAGMENTO DE LA ENTREVISTA PUBLICADA CON AUTORIZACIÓN DE LA AUTORA
“LOS CORRUPTOS CON OFICIO NO DEJAN HUELLA”: ANA LILIA PÉREZ
“Inadmisible, ser perseguida por hacer mi trabajo honradamente”
“En México un periodista paga muy caro no aceptar corromperse. Es indigna e inadmisible la forma como tengo que defender mi derecho a ejercer el periodismo, que es mi profesión”. Ana Lilia Pérez dice esto y la voz se le quiebra; sus palabras denotan el estado de tensión en que vive desde el 2007, acosada por demandas y una guerra de terror.
Esa tensión comenzó en agosto de ese 2007, cuando el emporio gasero Grupo Zeta (holding mexicano de ochenta empresas) enderezó contra ella y Contralínea -la revista donde publica- una demanda por daño moral. A esa querella seguirían más, interpuestas en otros juzgados de país. ¿Por qué? Porque Ana Lilia publicó la entrevista que voluntariamente le concedió el Presidente del Consejo de Administración de aquella firma, en la cual él dio a conocer su enorme poder que, por igual, compra conciencias que favores políticos. Pero detrás del acoso hay otro objetivo: que la periodista deje de investigar y exhibir la corrupción que mina al sector energético y a Pemex y en la que están involucrados funcionarios del actual gobierno; y también lo estuvieron uno que otro muerto, como Juan Camilo Mouriño, quien fuera la mano derecha del entonces presidente de México Felipe Calderón Hinojosa.
* * *
Ana Lilia Pérez Mendoza ha aprendido a vivir cuidándose en extremo. Detrás de su mirada tímida e ingenua, hay una periodista de treinta y seis años de edad, que camina a diario con un amparo en la bolsa, ocultándose a veces, durmiendo mal y bajo custodia policiaca, sin echar en saco roto las amenazas recibidas.
Pero Ana Lilia es fuerte. Lo aprendió de su entorno más cercano: el hogar donde convive con sus cinco hermanas, todo un mujerío que proviene de unos padres originarios de Guanajuato. Las seis hijas estudiaron en escuelas públicas y han luchado para conquistar una profesión. Ana Lilia fue la única que optó por la carrera de Comunicación. Antes de concluirla en la UNAM, reporteó por su cuenta temas culturales, que también le encantan.
Así, sin conocer a nadie en los medios, ofreció y publicó reportajes en La Jornada, Excélsior, El Financiero, Milenio Semanal y El Universal, así como en lasrevistas Cambio y Amigos de Bellas Artes y fue corresponsal de Milenio Diario, medios mexicanos. La primera pieza periodística suya apareció en La Jornada, y la hizo con su amigo Alberto Solís; fue acerca del último regalo que Marie-Jo le hizo a Octavio Paz: su biblioteca, ya restaurada después del incendio que consumió decenas de libros. Otra investigación versó sobre Rosario Castellanos, para la cual entrevistó al primer novio de la chiapaneca, un médico de Comitán, el destinatario de uno de los primigenios poemas de Rosario. Ana Lilia consiguió que el médico le facilitara las cartas que ambos se escribieron durante aquel noviazgo.
A la par de ese trabajo, la joven reportera empezó a interesarse por un periodismo que mostrara la injusticia social y la corrupción. En 1999 reportó las condiciones en que vivían, encarcelados, niños indígenas en Tapachula. En otro, dio a conocer que Roberto Albores Guillén, entonces gobernador de Chiapas, remodeló las fincas cafetaleras de su familia, pero con dinero público.
Un día, mientras colaboraba para el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y hacía guiones para Radio Educación, de la ciudad de México, le ofrecieron integrarse al equipo del periodista Miguel Badillo con el objetivo de fundar el diario El Independiente, del mafiosamente célebre y argentino Carlos Ahumada. Las diferencias de criterio editorial entre ambos hicieron renunciar a Badillo, quien retornó con su gente a Contralínea, la revista mexicana que dirigía de tiempo atrás. Ana Lilia lo siguió.
A partir de este hecho, que ocurrió en 2003, el talento periodístico de Ana Lilia encontró espacio para crecer. Desde esa fecha escribe para Contralínea y Fortuna, de la misma casa editorial. Pero también ha seguido preparándose. Hizo un diplomado en historia de México, en la Academia Mexicana de la Historia, correspondiente de la Real de Madrid, otro en Periodismo, por la Universidad José Martí, de la Habana, Cuba y uno más en Periodismo Financiero, por el ITAM. Concluyó hace poco su Maestría en Periodismo.
Ella, que no pasó por el diarismo, ha tenido siempre su propia agenda temática, misma que propone y desarrolla. “Nadie me ha dicho qué asuntos abordar”. Su atención sobre la corrupción en el sector energético la llevó a escarbar en áreas relacionadas, como las gaseras, las subsidiarias de Pemex, los contratos de usos múltiples y tantos asuntos más, en los cuales confirmó que la corrupción “es mucha y la practican funcionarios del más alto nivel”.
Fue esta reportera la primera que investigó sobre el papel que jugaron en Petróleos Mexicanos (Pemex, la empresa gubernamental más importante de México) los hijos de Martha Sahagún, gestores de la empresa Oceanografía ante la paraestatal.Fue Ana Lilia, y nadie más antes, quien dio con los contratos que Juan Camilo Mouriño firmó con Pemex, en un claro conflicto de intereses, pues él era, a la vez que representante legal de la empresa de su familia, dedicada a la explotación y venta de hidrocarburos, siendo diputado federal, asesor y luego Secretario de Electricidad, en la Secretaría de Energía, cuyo titular era su íntimo amigo Felipe Calderón.
Luego, aquellos documentos los utilizó Andrés Manuel López Obrador (AMLO, candidato de la oposición que jugó por la presidencia tanto en 2006 como en 2012), como arma política. Sin embargo, cuando Ana Lilia comenzó a ser perseguida y amenazada por funcionarios del gabinete de Felipe Calderón, AMLO guardó silencio, nunca hizo explícita su solidaridad con ella, como todos esperábamos de un hombre que se dice honesto.
Han sido muy altos los costos que la joven ha pagado por exhibir esos y otros documentos que involucran a empleados de los gobiernos de los entonces presidentes de México Vicente Fox y Felipe Calderón. Los resultados de las pesquisas periodísticas se publicaron en Contralínea y ahora forman parte del libro: Camisas azules, manos negras, que salió a la luz en febrero del 2010 y que ese mismo año fue reconocido con el Premio Nacional de Periodismo en el país. Está entre los libros de denuncia de mayor venta. En 2011 apareció su libro: El Cártel Negro, un meticuloso seguimiento a la “ordeña” y venta clandestina de combustible propiedad de Pemex y de todos los mexicanos; en ese negocio están presuntamente involucrados funcionarios de la paraestatal y cárteles del narcotráfico.
Desde hace pocos años, el trabajo periodístico de mi entrevistada también aparece en la ITF Seafarers, publicación que edita la International Transport Workers’Federation, con sede en Londres y con presencia en 147 países. Colabora como analista en CNN y NBC de Estados Unidos, Radio Francia Internacional y Telemundo, entre otras.
Desde mediados de 2012, Ana Lilia tuvo que dejar México intempestivamente. Quienes quieren silenciarla, reaparecieron y ahora con mayor agresividad. Por eso, hoy sigue fuera del país. Y, desde algún lugar del mundo, se duele por lo que ocurre en su patria.
La charla que sostuve con Ana Lilia Pérez Mendoza se llevó a cabo en la ciudad de México, en la librería Rosario Castellanos, del Fondo de Cultura Económica, teniendo como “cielo” el plafón que imaginó y creó el suizo Jan Hendrix. Entre un té y otro, Ana Lilia me mostró que, pese al adverso panorama que enfrenta, ama su profesión y cree en la solidaridad del gremio, pero ya no tanto en la libertad de expresión y mucho menos en el sistema mexicano de justicia.
* * *
La corrupción apesta
-¿Cómo descubriste la corrupción en el sector energético de México?
-Viajé a Tabasco a reportear asuntos relacionados con petróleo y contaminación ambiental, lo cual me llevó a ver la corrupción. Encontré que muchas empresas de ese sector tienen vínculos con funcionarios públicos y que la mayoría de ellas presenta irregularidades, las cuales mostré. Al publicarse mi trabajo en Contralínea me empezaron a llegar datos que fui rastreando con fuentes de información. Muy rápido pude conocer, por ejemplo, los negocios de los Bribiesca (hijos y familiares de Martha Sahagún, esposa del entonces presidente Vicente Fox) en Pemex, cuando aún no se ventilaban públicamente. Me enteré por una entrevista que le hicimos –Miguel Badillo y yo- a Luis Ramírez Corzo, cuando éste era director de Pemex Exploración y Producción. Fue una charla muy privada, a iniciativa del propio funcionario.
Ramírez Corzo supo a quién elegir para hablar de lo que ocurría en Pemex. Tiempo atrás, Ana Lilia había publicado en Contralíneael reportaje sobre el Grupo Saint Martin “uno de los símbolo de la corrupción en esa empresa”, dice, y explica:
“Lo titulé: “De chaperos a magnates del petróleo”, porque esa es la historia de los fundadores de aquella empresa mexicana integrada por los cinco hermanos Saint Martin Zepeda, quienes comenzaron como chapeadores (recolectores) manuales de los derrames de crudo en Veracruz, Tabasco y Campeche”.
Grupo Saint Martin se promovió ante Pemex como especialista en bio remediación ambiental, con lo cual la paraestatal le otorgó contratos, sin verificar que tuviese tecnología precisa para hacerlo, todo con el fin de acallar las presiones de organizaciones ambientalistas internacionales como Greenpeace que denunciaban la contaminación y el desastre ecológico a causa de derrames de petróleo. Entre septiembre de 1995 y diciembre del 2000, por trabajos de limpieza ambiental Saint Martin ganó 496 millones de pesos, provenientes de Pemex Refinación y Pemex Exploración.
“Habilidosos –abunda Ana Lilia- los Saint Martin hicieron primero una empresita y luego se metieron a fondo en Pemex, emparentándose más tarde con algunos de sus funcionarios; en poco tiempo se enriquecieron y corrompieron a tantos que ahora son socios de petroleros árabes”.
Luego de esas revelaciones surgió el encuentro solicitado por Luis Ramírez Corzo. Así lo recuerda la periodista: “Aquello no fue entrevista sino una queja; habló del agobio que sufría pues en la paraestatal había fuerte disputa por la intervención de Martha Sahagún en Pemex. En ese momento se discutía un contrato por 160 millones de dólares para Oceanografía y él nos contó cómo Raúl Muñoz Leos (director general de Pemex en aquel tiempo) era presionado por su propia esposa para que hiciera lo que Martha Sahagún le decía: que entregara contratos a Oceanografía porque sus hijos eran gestores de esa empresa.
En ese encuentro periodístico que tuvo lugar en el Club de Industriales, Ramírez Corzo reveló más cosas a Miguel Badillo y Ana Lilia Pérez: “También nos platicó cómo los secretarios de estado empezaron a exigirle que los Bribiesca sacaran las manos de Pemex. Sin citarlo como fuente de información, porque así Ramírez Corzo nos lo pidió, publicamos esas declaraciones en Excélsior. De inmediato, Presidencia de la República envió un comunicado diciendo que no existía tal operación. Luego, Ramírez Corzo mandó una carta al medio, en la cual -sin revelar que él era la fuente de lo publicado- dijo que en Pemex ‘todo se hacía conforme a la ley’.
-¿Por qué Ramírez Corzo pidió no ser citado?
-Su revelación era muy delicada. Esa fue la primera vez que se habló públicamente de las operaciones de los hijos de Martha Sahagún en Pemex; luego de eso, yo empecé a investigarlos…
Ana Lilia dice que la corrupción puede olerse. Y ella ha entrenado su olfato para detectarla. Todo lo que averigua muestra descomposición. Sigue pistas y ata los cabos que la conducen a las rutas del dinero, billetes sucios que hablan del enriquecimiento ilícito y de la ilegalidad con la cual funcionarios, en complicidad con empresarios, se tornan multimillonarios en un pestañeo.
-¿Por qué crees que Ramírez Corzo pidió ser entrevistado por ustedes?
-Allá voy… Seguí investigando a Grupo Saint Martin y Oceanografía y encontré que Ramírez Corzo era parte de los funcionarios corruptos que operaban para ambas. A partir de que se publicó la información que evidenciaba que Muñoz Leos privilegiaba a Oceanografía, se filtró a Reforma la nota acerca de la cirugía que su esposa se hizo con fondos públicos. Ese fue el pretexto para sacarlo de Pemex, pero no porque a Vicente Fox le interesara limpiar la paraestatal; lo quitó para ascender a Ramírez Corzo, quien les garantizaba mejor operación de los contratos, y así fue: éste entregó a aquellas empresas contratos más jugosos, lo mostré en reportajes que hice del 2004 al 2006.
-¿Ramírez Corzo te utilizó?
-Mucho de lo que publica la prensa son filtraciones, la clave es qué hace el periodista con esa información. Si Ramírez Corso usó o no al periodista no importa; lo fundamental fue que difundí la existencia de la red de corrupción y cuando comprobé que él era parte de la misma, también lo dije, y en portada de Contralínea.
El imperio gasero
Otro de los momentos determinantes del trabajo de Ana Lilia Pérez ocurrió en 2007, cuando una serie de datos la llevaron a poner la mira en el Grupo Zeta, la empresa de gas más importante de México, con ramificaciones en Centro y Sudamérica.
-¿Cómo llegas al tema del Grupo Zeta?
-Obtuve un documento de Pemex que se llama Proyecto Suma, diseñado en 2005 por Luis Ramírez Corzo y especialistas estadounidenses. Actualmente, él es asesor de petroleras texanas, pero mientras estuvo en la paraestatal creó un esquema para cambiar administrativamente a Pemex y abrirlo a la iniciativa privada. Al investigar yo a quiénes beneficiaría Suma, encontré que uno de ellos era el Grupo Zeta, que operaría gasoductos y terminales del almacenamiento, es decir, que sustituiría a Pemex Gas en las labores que le competen. Pedí una entrevista a Jesús Zaragoza López, presidente del corporativo, y no la concedió. Cuando publiqué la información que ya tenía, él llamó a la revista y dijo que daría una entrevista amplia; la primera parte la hice en sus oficinas de Polanco. Yo había recabado ya documentación acerca del lavado de dinero.
Ana Lilia se refiere a una información que años atrás había divulgado en los medios la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), en el sentido de que autoridades estadunidenses habían detenido una pipa del Grupo Zeta, cargada de cocaína. Y dice: “Cuando tienes al protagonista del asunto frente a ti, no puedes dejar de preguntárselo. Zaragoza confirmó que la DEA tenía una investigación abierta a toda su familia”.
Recuerda Ana Lilia que al interrogar a Zaragoza acerca de su cercanía con secretarios de estado “él me habló de su relación con Felipe Calderón y dijo que aportó dinero para su campaña electoral; me entregó documentos de los acuerdos que la empresa hizo en privado con Calderón”.
Pero, cuando estaba por fijarse la fecha de la segunda parte de la entrevista, que sería en el estado mexicano de Chihuahua, una empleada del señor Zaragoza –a nombre de él- “me ofreció dinero, viajes y demás”.
-¿Qué le respondiste?
-Rechacé todo. Con ella él me mandó decir que podría asegurar mi futuro y el de mi familia. Ofreció enviar uno de sus aviones para que me trasladara al lugar de la entrevista; para él eso no es difícil, pues cada uno de sus hijos posee una aeronave y la familia tiene barcos y mucho más, pues es multimillonaria; el Grupo Zeta figura como la quinta empresa de gas más grande del mundo.
Después de una larga espera, el titular del Grupo Zeta le puso fecha a la segunda cita con Ana Lilia, en Ciudad Juárez, sede del emporio gasero. “Yo tenía la instrucción de no quedarme ni un día allá; cuando un empresario como él no sólo confirma información sino que da a conocer cómo soborna a alcaldes, crea diputados y hasta me entrega documentos que lo prueban, sentí que algo no estaba bien. Todo lo que dijo lo grabé con su aprobación, fueron casi cinco horas de entrevista; regresé el mismo día por los medios que la revista me proporcionó.
-¿No te extrañó que te contara cosas tan delicadas?
-Me pareció que él tiene tanto poder que le daba lo mismo decirlo. Siempre hizo evidentes sus influencias con secretarios de estado y su cercanía con Los Pinos en los últimos dos sexenios. Yo le preguntaba y él hablaba y hablaba…
Ana Lilia recuerda que Zaragoza mencionó el trato diferenciado que Hacienda le ha otorgado a sus empresas: “Decía que, por un lado, esa dependencia no cierra la investigación sobre lavado de dinero, y, por el otro, les perdona impuestos. Se mofaba de Hacienda”: ‘Imagínese –dijo-, de 20 millones de impuestos que pagamos, nos regresaron diez y nueve’.
En agosto del 2007, a los cinco meses de que se publicó la entrevista, el Grupo Zeta demandó a la periodista y al director de Contralínea. La querella fue interpuesta por Jesús Zaragoza López, Presidente del Consejo de Administración de la gasera, cuya firma tiene filiales en Centro y Sudamérica.
¿Intento de extorsión?
El argumento principal del Grupo Zeta para demandar a la revista y a la reportera es que Ana Lilia y Miguel Badillo intentaron extorsionarlo, luego de la entrevista. Cuando se lo pregunto, la reportera afirma categórica “eso no es cierto”. Ante mi insistencia, agrega, mirándome a los ojos:
“En Contralínea no se negocia ningún asunto; si así fuera, los contratos que firmó Juan Camilo Mouriño con Pemex no se habrían mostrado. La revista, con casi diez años de vida, numerosas demandas y enfrentando el acoso judicial y las amenazas, está pagando el costo de ventilar graves asuntos de corrupción que involucran a poderosos empresarios y funcionarios del más alto nivel del gobierno federal. Son asuntos que han puesto en jaque a Los Pinos, pero ni una sola línea de la información publicada ha sido desmentida. Quien quiso sobornarme fue el titular del Grupo Zeta y lo denuncié desde 2008, tanto en la Fiscalía Especial de Delitos Contra Periodistas, de la PGR y como en la CNDH, sin que mi demanda prosperara”.
La pista hacia Juan Camilo
Ana Lilia Pérez dice muy convencida que “los corruptos con oficio no dejan huella; pero quienes no lo tienen, plasman un montón”. Y ella observó un sinfín de rastros; al seguirlos, halló una enredada madeja, de la cual jaló un hilo que la llevó a tres nombres: Felipe Calderón Hinojosa, César Nava y Juan Camilo Mouriño:
“Encontré documentos que enviaban los directivos de Oceanografía a Calderón cuando era Secretario de Energía; también descubrí papeles que prueban reuniones operadas por Nava y Mouriño para discutir, en esa Secretaría, los contratos que Pemex entregaría a Oceanografía por mil quinientos millones de dólares”.
Desde ese momento, Ana Lilia se dio a la compleja pero lenta tarea de investigar a esos tres personajes. Así fue como a principios del 2008 se topó con los contratos que Juan Camilo Mouriño firmó del 2001 al 2004, siendo presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados y, a la vez, contratista – a través de la empresa Grupo Energético del Sureste, de su familia- de Pemex Refinación. Con los documentos en la mano, la reportera solicitó una entrevista con Mouriño, recién nombrado Secretario de Gobernación, pero él se la negó. Los contratos de Pemex con Ivancar, S.A de C.V, perteneciente al Grupo Energético del Sureste se exhibieron en Contralínea el 16 de febrero del 2008.
-¿Cómo encontraste los contratos?
-No puedo decir mucho, pues a partir de que los exhibí, recibí amenazas de muerte de funcionarios y empresarios vinculados al hoy fallecido Juan Camilo.
-¿Y también de él?
-No, pero sí de su gente. Hubo mucha presión hacia mí y la revista para que reveláramos la fuente, hasta llegó un mensaje del presidente Calderón, por medio de César Nava: decía que sólo quería saber mi fuente; si la decía levantaban el veto de publicidad a Contralínea.
Sin medias vueltas confirma que la fuente “sólo la conozco yo”. Abunda: “Me dieron indicios de información y no publiqué nada sin verificarla, porque además ya tenía encima la demanda del Grupo Zeta”.
Le pregunto por qué cree que su informante le puso en las manos aquella bomba, y responde en voz baja, mirando a su alrededor: “todavía hay gente honesta”. Añade: “En el sector energético he encontrado funcionarios que hacen bien su trabajo, no están de acuerdo con la corrupción y se indignan más cuando es la cabeza del Ejecutivo o gente cercana a él la que opera así”.
-¿Funcionarios que llevan muchos años en Pemex se indignan por el actual manejo de la paraestatal?
-Hay gente de todo…. No puedo dar más datos. Hay personas indignadas y no se trata de priístas o panistas. Pemex es hoy ejemplo de lo que pasa México, en donde las disputas se dan a muerte, porque es dinero lo que está en juego.
Si quieres seguir leyendo ésta y otras entrevistas a mujeres periodistas, adquiere el libro: ELLAS, TECLEANDO SU HISTORIA, de Editorial Grijalbo (Random-House Mondadori), 2012.
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