En tiempos en los que la información corre y se comparte a una velocidad inimaginable en Internet, y donde la calidad y la ética de los medios impresos están en constante cuestionamiento, la figura del Defensor del Lector parece ser más que necesaria. Sin embargo, no todas las organizaciones de noticias se animan a abrirle la puerta de sus redacciones.

Uno de los diarios referentes que incluyó la figura de un Defensor del Lector fue El País de España, en 1985, con el nombre de ombudsman (Defensor del Pueblo). Como bien detalla este medio, la idea de crearlo fue para garantizar los derechos de los lectores, atender sus quejas, dudas o sugerencias sobre los contenidos del periódico y vigilar que el tratamiento de las informaciones sea acorde con las normas éticas y profesionales. Práctica que realiza hasta el día de hoy.

El medio ibérico imitó la iniciativa del periódico estadounidense Louisville Courier Journal y Times de Louisville, del estado de Kentucky, que en 1967 ideó el cargo de ombudsman  dentro de su redacción, por ende, es el creador del defensor. No obstante, El País y The Washington Post, que en 1986 también integró esta figura, motivaron a los demás medios del mundo a incorporar un Defensor del Lector.

EL DEFENSOR DEL LECTOR EN LOS MEDIOS DE HOY

La importancia de este defensor no sólo radica en sus funciones, sino también en quién es el elegido. Como bien detalla el abogado Aldo Vásquez, profesor del curso Legislación en Comunicaciones en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) de Perú  y especialista en derecho a la información, el DL debe ser “una gran figura pública, independiente y que escribe a consciencia en un medio”.

Reconocidos e importantes diarios a nivel mundial ya cuentan con un Defensor del Lector, que vienen cumpliendo labores destacadas, dignas de imitarse. En noviembre de 2011, por ejemplo, el ombudsman del diario británico The Guardian, el reconocido periodista Chris Elliott, recibió 50 cartas de inconformidad de parte de los lectores. ¿Qué pasó? Este periódico dejó de publicar en su edición impresa los precios de las acciones de la Bolsa de Valores de Londres.

Si bien en la mayoría de casos el DL critica las publicaciones del medio, en esta ocasión Elliott estuvo de acuerdo con el cambio realizado por The Guardian. Lo cierto es que un Defensor del Lector critica lo que él cree que es incorrecto. Y es independiente, a toda prueba.

PARA EVITAR EXCESOS

“Los medios, en general, deberían tener un Defensor del Lector, porque colaboraría a una mayor autoregulación de la organización para evitar los excesos que, con mayor frecuencia, se están cometiendo” opina la periodista peruana Zarella Sierra, productora en Proética.

Sierra cree que si un diario, radio o canal de televisión decide incluir un DL en sus redacciones, con la independencia que el cargo requiere, la organización ganará prestigio.

Para Aldo Vásquez es de “necesidad impostergable” que en los medios peruanos se adopte esta práctica “ante el escaso control” que existe en las empresas periodísticas: “Se deben tomar mecanismos de autocontrol, como estatutos de ética, observatorios de prensa o estatutos de redacción, que en teoría existen pero no se llevan a la práctica”.

Para la periodista Claudia Méndez Arriaza, de Guatemala, un DL puede servir como un canal de orientación para el público. “Un lector aprende una forma distinta de leer los diarios después de leer a un Defensor del Lector, un televidente puede tener un ojo más  crítico después de escuchar una revisión o análisis de noticias de TV“, argumenta.

La postura de Méndez, becaria Knight 2012 de la Fundación Nieman, la conoceremos a fondo en un próximo artículo que es parte del especial ¿NECESITAN LOS MEDIOS UN DEFENSOR DEL LECTOR?

EN LA ERA DIGITAL

En estos tiempos de la Internet un Defensor del Lector ya no realiza las mismas funciones de antaño. Según el reconocido periodista estadounidense Dan Gillmor, “el rol tradicional del ombudsman no tiene sentido en una era digital”, por lo que propuso interactuar más con el público, crear foros de discusión e invitar a los lectores a la crítica. Alternativas que pueden y deben ser acogidas por los medios preocupados por la información que brindan.

Algunas de las sugerencias de Gillmor para recordar: 

• Me gustaría ser un anfitrión y moderador de una conversación civilizada. Haría lo mejor para disminuir el perfil del Editor del Público y elevar el perfil del público usando tres principales técnicas: agregación, curaduría y discusión.
• Agregar (cita y enlace a) cada crítica reflexiva sobre el trabajo de la organización que haya podido encontrar e invitar a los lectores a analizar y comentar esas críticas (…) Cuando considere que una crítica no esté en lo correcto, lo diré. También diré cuando no estén siendo justos.
• Trabajar con los social media para expandir las conversaciones. Esto podría significar crear nuevos foros en esos servicios, pero guiaría a la gente a los foros del NYT y sus blogs.
• Crear un foro robusto y abierto sobre el trabajo del periódico. Esto tomaría la forma de un sistema tradicional de boletines donde los lectores puedan crear sus propios temas de conversación. Se usaría un software para moderarlos y así minimizar el trabajo de los periodistas, quienes tendrían que filtrar a los trolls.

El destacado medio ruso Izvestia, el estadounidense The New York Times y el francés Le Monde  son algunos de los grandes rotativos que también cuentan con un DL, y que no se preocupan solo del contenido publicado en el papel. El diario norteamericano, por ejemplo, integró a Margaret M. Sullivan como nueva defensora el mes pasado con el objetivo de que también monitoree las notas de la web, usando herramientas digitales para comunicarse con los lectores.

El País hace lo mismo con Tomás Delclós, y seguramente otros medios imitarán esta iniciativa, pensando siempre en la calidad de información que brindan a sus lectores.

 

Esta es la primera entrega del especial  ¿NECESITAN LOS MEDIOS UN DEFENSOR DEL LECTOR?

Los lunes, miércoles y viernes ofreceremos análisis, claves y experiencias sobre el tema.