Por Celeste Rodríguez Moss (*)

Smart phones que crean smart communities que contribuyen a construir smarts cities. Todo demasiado inteligente. Un poco de explicación, los smart phones o teléfonos inteligentes desarrollan cada día diversidad de aplicaciones que ayudan a los usuarios a resolver problemas tan sencillos y a veces tan complejos como circular por calle b para evitar el tráfico de la calle a.

Ese usuario, que se convierte en multiplicador de mensaje a través de las redes sociales, es parte de una smart community o comunidad inteligente que aprovecha al máximo estas bondades tecnológicas. Y es esa comunidad la que a la vez da forma  smart cities o ciudades inteligentes en la que el hecho de circular por calle b favorece la convivencia y, por qué no, la gestión pública.

La vida empieza a funcionar así. Eso es lo que han asegurado en el Foro de Comunicación 2012 en Roma. Reunidos en el Palacio de Congresos de la ciudad italiana,  decenas de expertos en el tema dejaron claro que estamos apenas en el principio de una carrera por la innovación sin un líder definido porque todos los días hay un nuevo puntero.

La marea de aplicaciones a la que nos enfrentamos intenta hacer que el mundo, al menos para algunos, sea más sencillo. Mientras escucho la explicación de estos conceptos y los expositores presumen de una posibilidad ilimitada de aplicaciones, pienso en Guatemala y en qué porción de la población podrá caminar al ritmo de las propuestas descritas en Roma. Sin duda, en el futuro continuaremos hablando de la brecha entre ricos y pobres, pero hablaremos también de la brecha entre smart citizens –ciudadanos inteligentes- y no smart citizens y quizá, volvamos al tiempo de las conquistas en el que las tribus de Internet encontrarán territorios vírgenes para inundar con sus aplicaciones.

(*) Es comunicadora social, recientemente participó en el Foro de la Comunicación 2012, celebrado en Roma, Italia, en nombre de Klaro Comunicación, una empresa guatemalteca dedicada a la comunicación estratégica con un enfoque integral que contribuye a la creación y sostenibilidad de la reputación de las instituciones con las que colabora.

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