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Periodistas despedidos cumplen el sueño de tener su propio diario digital

Por @cdperiodismo

Publicado el 13 de febrero del 2012

 

Foto: Joel Merino

Por Ernesto Aroche (Puebla, México)

Dicen que la crisis es oportunidad. Y ahí estábamos, en medio de una crisis laboral, con la redacción de El Columnista en paro y los teléfonos sonando por todos lados. El director del diario nos acababa de mandar “por las cocas” cerrando toda posibilidad de diálogo tras conocer el pliego petitorio que le habíamos mandado a su dirección electrónica. Tras varias horas de incertidumbre volveríamos a las máquinas. Para volver a abrir el diálogo habíamos aceptado sacar la edición del día, pero la relación ya fracturada entre empresa y reporteros, editores y diseñadores terminó por quebrarse esa tarde de febrero. Cinco días después del paro fuimos despedidos siete de los ocho trabajadores que firmamos el pliego petitorio.

  • 3 editores: @melyarel, @pacococa, @wachangel
  • 2 reporteros: @earoche, @motajosue
  • 1 editor fotográfico: @merinojoel
  • 1 diseñador: @netofoli

Tras la salida la opción fue sólo una: abrir un espacio propio. El horizonte local no ofrecía posibilidad alguna de mayor interés, la mayoría de nosotros había pasado al menos por un par de medios previamente y  la situación no había sido diferente: malos salarios, una línea editorial dictada por los intereses del dueño o el director del medio, poco o nulo interés en un periodismo que no tuviera que ver con la élite de poder.

La idea no era nueva, veníamos masticándola desde meses antes, alguien del grupo incluso había intentado ya crear una revista impresa sin llegar a concretarlo por falta de capital.

No teníamos un peso en la bolsa, tras el despido habíamos iniciado el proceso legal para el pago de la liquidación, pues la empresa sólo nos ofreció el 50 por ciento de lo que por ley corresponde pero el proceso ha sido largo. Hasta la fecha no hay gran avance al respecto. Y sin un peso para iniciar el proyecto confeccionamos una lista de posibles inversionistas a los que salir a venderles nuestro sueño.

Aunque, claro, necesitábamos primero darle forma a ese sueño.

Diferentes

Una de las cosas que teníamos claras era que necesitábamos elementos para diferenciarnos de los demás, especialmente porque naceríamos en medio de boom de portales que habían aparecido o estaban por aparecer como parte de la recomposición del poder local que acaba de cambiar de partido gobernante –del tradicional PRI a una coalición de izquierda y derecha encabezada por un político emanado del PAN, instituto político que gobierna el país.

Necesitábamos también recuperar la confianza de los lectores, una confianza que sentíamos perdida en estos periódicos apostados por ser sólo medios de trasmisión de las élites. Y queríamos apostar la profundidad, la investigación, la narrativa y el uso de bases de datos.

Con eso en mente nació Lado B: por aquello de contar el otro lado de las historias, y mirar y construir una agenda desde el interés social y no desde el poder, por eso mismo desechamos la posibilidad de crear, como nos sugirieron, una columna periodística ancla –de esas que publican chismes y decires de la clase política, que sirve de correa de transmisión, pero que tanto gustan— y dejar que “la opinión” estuvieran en manos de ciudadanos, académicos y grupos de la sociedad civil. 

Nuestra agenda: sociedad, gobierno pero más con la idea de ser vigilantes del poder, derechos humanos, abusos de poder, corrupción, seguridad pública, transparencia, cultura, ciencia y tecnología.

Entendiendo además que la transparencia sirve para crear confianza decidimos como parte de nuestro código de ética hacer públicos nuestros convenios y contratos de publicidad que implicaran recursos públicos, para que los lectores supieran qué tipo de relación económica es la que sostenemos con las entes de gobierno (sólo para puntualizar, hasta el momento no hemos obtenido ningún contrato de estos, por eso no tenemos ningún reporte en ese sentido).

También decidimos hacer público el listado de accionistas de Lado B, para seguir construyendo esa relación de confianza con los lectores y evitar rumores sobre “quién es la mano que está detrás del proyecto”. Ahí se puede observar que ese equipo es parte también de la sociedad.

Y para seguir con la diferencia decidimos que nuestra oferta informativa principal tendría que ser el trabajo periodístico más elaborado, el reportaje, pero también la crónica. En el proceso entendimos que no podíamos olvidar la nota, pero tenía que ser una nota B, es decir que fuera un trabajo de reporteo más allá de la declaración banquetera. Todo esto acompañado de herramientas multimedia aprovechando las posibilidades tecnológicas de los smartphones: hicimos video, escaneamos documentos para su publicación, grabamos audio para acompañar los videos tomados con el teléfono, transmitimos en vivo algunos eventos via twitcam (todo esto desde los smartphones).

Al nacer digitales entendimos que un espacio natural para Lado B son las redes sociales, desde ahí movemos temas pero también escuchamos y dialogamos, lo que nos sirve al construir nuestra agenda. Ahí también encontramos fuentes informativas e integramos a los usuarios de estas redes como actores de la noticia.

En nuestra búsqueda de lectores apostamos por los universitarios y aquellos a los que la franja de edad la tecnología les resulte más natural, por ello recorrimos las universidades presentando el proyecto. Usamos también stickers con los cartones publicados que incluyen códigos QR para llevarlos al sitio.

Dificultades

No ha sido, claro, un trabajo fácil, empezamos con menos de los socios que habíamos contemplando, lo cual redujo el capital inicial que habíamos contemplado para poder operar sin dificultades durante un año, tiempo que considerábamos necesario para posicionar el portal y poder ser autosuficientes.

Nacimos en julio y en octubre ya no teníamos dinero, lo que quedaba estaba destinado al pago de servicios (luz, renta, internet). Para complicar más las cosas, el 7 de diciembre fuimos víctimas de un asalto en las instalaciones del porta. Se llevaron todo el equipo de cómputo y telefonía: seis computadoras, tres smartphones, una cámara digital y además del acta constitutiva de la sociedad y documentos financieros.

Tras el asalto quedamos incomunicados. Al salir los dos ladrones desconectaron el teléfono, pero usamos a Twitter –en la única computadora que dejaron— para lanzar la alerta. La respuesta fue sorprendente, el mensaje se replicó por todos lados. La policía llegó a mares –aunque demasiado tarde y hasta la fecha no ha resuelto cosa alguna–, las muestras de apoyo también llovieron. Conseguimos algunas computadoras prestadas como parte de ese apoyo de lectores, colaboradores y compañeros del gremio… y volvimos a trabajar al día siguiente.

Decimos entonces convocar a una colecta: “Dale 10 a Lado B”. Esta iniciativa   nos permitió junto con el apoyo familiar recuperar gran parte del equipo de cómputo perdido. Eso nos reveló además la penetración que el portal había logrado en sólo cinco meses de trabajo.

La parte técnica del proyecto fue otro de los elementos que se nos dificultó, todos venimos de una lógica impresa y muy pocos teníamos un acercamiento con el mundo de los blogs y las redes sociales como herramienta periodística. La llegada de @winiberto como programador y webmaster y el apoyo de @poblanerias en el hospedaje nos ayudó a librar ese escollo.

Otro de los temas que retrasó la salida del proyecto fue también la constitución de la empresa y los asuntos jurídicos.

¿Modelo de negocios?

Luego de varios meses al aire entendimos que el modelo de negocios basado en la venta de publicidad no es operativo en medios digitales –especialmente si los vendedores y los compradores de esta publicidad todavía están en el proceso de migración entendiendo el nuevo espacio-. Así fue como extendimos nuestra oferta de servicios más allá incluyendo asesorías, construcción de sitios web, producción de videos y animaciones y publicidad guerrilla. Aún estamos en proceso, no sabemos si esto será funcional. Pero hasta el momento Lado B sigue respirando.

Actualmente somos nueve de plantilla: Flor Coca Santillana, a quien invitamos a dirigir el portal junto con la mesa de redacción, tres reporteros –se integró @joss_santos al grupo inicial-, tres  editores, un fotoperiodista, un diseñador-cartonista-animador y nuestro webmaster. Y todos hacemos un poco de todo, los editores salen a reportear los temas que ellos mismos proponen y los reporteros apoyan en la parte técnica de subir la información.

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