Claves
¿Cómo detectar historias 'promovidas' por traficantes de drogas?
Por @cdperiodismo
Publicado el 23 de septiembre del 2011
Darío Dávila de Periodismo Indeleble
En algunas redacciones de diarios mexicanos los periodistas locales son amenazados por grupos criminales para publicar información contra sus rivales y los cuerpos de seguridad que los combaten.
En ciudades del noreste como Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo, pasando por Culiacán, Sinaloa; Monterrey, Nuevo León; Saltillo, Coahuila; Zacatecas y Córdoba Veracruz (al sur de México), los traficantes de drogas amagan a los periodistas de periódicos a cambio de que estos documenten información o oculten los delitos que cometen.
Las amenazas suelen incluir llamadas telefónicas y encuentros forzados con algunos editores que son citados por miembros de la delincuencia organizada.
Hace meses en una ciudad al norte de México, un colega periodista fue privado de su libertad durante varios minutos. ‘Me decían que le bajara de huevos o me iban a matar’.
Los traficantes locales se habían molestado con él porque su diario local importante había publicado la detención de algunos policías al servicio de pistoleros.
En mayo de 2007, Gamaliel López, reportero la televisora TV Azteca en Monterrey, Nuevo León desapareció. Sus jefes lo habían enviado a la cobertura del nacimiento de unas siamesas.
Seis meses antes, el periodista había sido asignado a la cobertura de sucesos judiciales. Su incorporación a esa fuente, coincidía con la batalla que dos cárteles de drogas libraban en esa ciudad norteña.
Gamaliel, -de acuerdo a versiones de reporteros que lo conocieron- comenzó a ser el primero en llegar a los asesinatos múltiples. ‘Nosotros llegamos a pensar que tenía una fuente adentro de uno de los grupos’.
Otro periodista sugiere que uno de los grupos criminales le ‘daba línea’ de a dónde tenía que acudir –incluso antes de que la persona que iba a ser asesinada, muriera-. Gamaliel o su cuerpo no han aparecido.
A finales del 2004 en Reynosa, Tamaulipas, una periodista del diario El Mañana estuvo a punto de morir después de que documentara los abusos de policías municipales contra un ciudadano.
‘Ya la citó el patrón’, me confió en aquel entonces un reportero policiaco experimentado que buscaba interceder para el cártel del Golfo, no la reprimiera o asesinara. El periodista se refería a que el líder de la organización en Reynosa, le pediría cuentas a la mujer.
Ahora ella sigue viva, pero sus colegas que le ayudaron a zanjar el problema, están desaparecidos.
En 2005, durante una operación de fuerzas federales mexicanas en Reynosa, el cártel del Golfo, financió a presuntas organizaciones ciudadanas para salir a las calles y exigir la salida de la entonces Policía Federal Preventiva.
Con cartulinas, los supuestos ciudadanos exigían el retiro de los uniformados, mientras el diario local más importante replicaba la noticia en su primera plana.
Pero todo estas estampas no se entenderían sin los ‘facilitadores’ de los traficantes. Se trata de supuestos reporteros –casi siempre de la fuente de sucesos judiciales- que han sido amenazados o corrompidos por cárteles de la droga.
Muchas redacciones en México siguen manteniendo (otros han tenido el valor de despedirlos) en sus filas a estos ‘puentes’ de mando con los cárteles. ¿La razón? Ellos informan a los editores locales qué decir o qué ocultar.
El jueves, el periódico nacional El Universal, documentó que en Córdoba, Veracruz, donde se ha asentado el grupo de traficantes conocidos como Los Zetas, ‘miles se manifestaron por la presencia diaria de elementos del Ejército mexicano’.
El Universal dio más detalles a través de un supuesto testimonio de un manifestante en Córdoba: “Lo que queremos es la seguridad local, que los policías sean quienes nos cuiden y no el Ejército o la Marina, ellos solo vienen a golpear y hacer desmanes, a provocar la zozobra entre la población”.
La presión militar en la zona, ha provocado que los traficantes imiten o repliquen la misma técnica que en la frontera mexicana tuvo éxito: Intimidar a los diarios y sus periodistas para publicar información contra el Ejército.
Y los editores de El Universal autorizaron –talvez sin conocer este contexto- que la nota expresara: “Con pancartas en mano, los inconformes acusaron a los efectivos castrenses de cometer decenas de abusos a los derechos humanos en esa región montañosa”.
Recomendaciones para detectar cuando una noticia es ‘promovida’ por un grupo criminal.
1. Tome en cuenta que los corresponsales son los periodistas más expuestos a las amenazas de los grupos criminales.
2. Evite decirles: ‘Quiero que entrevistes a los que vieron la balacera’.
3. Recuerde que editor sin el contexto de la violencia a la que se enfrentan sus periodistas en otras zonas del país, puede poner en riesgo la labor de los reporteros locales y de sus enviados.
4. Siempre pregunte al corresponsal qué dicen otro tipo de fuentes respecto a supuestas manifestaciones contra la salida del Ejército.
5. Lea con atención cada párrafo de la nota enviada del reportero; esta puede contener ‘errores’ como la dirección de la víctima, las placas del auto en que viajaba o el nombre de sus papás.
6. No envíe a sus reporteros a hacer crónicas de velorios sin saber los nexos del personaje al que se enfrentarán durante la cobertura.
7. Exija la versión oficial de los hechos a la contra parte, en este caso el Ejército.
8. Es probable que los grupos criminales hayan presionado a su corresponsal para enviar la foto de determinado asesinato, pregúntele por qué le envío esa foto y no otra.
9. No confíe en los teléfonos; hable en clave sobre la información o busque un método seguro de transmisión.
10. Defienda el derecho del periodista a no firmar el texto y revise la narrativa del mismo. A veces la sola descripción de los lugares, da pista a los cárteles de quién y cómo lo dijo.
11. Recuerde que un editor y un reportero, ansioso, son peligrosos
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