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"Los periodistas tenemos que definir cuál es nuestra relevancia"
Por Esther Vargas
Publicado el 29 de abril del 2011
Cristian Cambronero publica en El Fusil de Chispas una amplia entrevista a Gumersindo Lafuente, director adjunto de El País de España, quien ofreció ayer la conferencia “Medios e internet: una mirada al pasado, una visión del futuro” en el periódico La Nación.
Aquí un extracto del encuentro:
Me gustaría intentar dibujar una panorámica: periódicos con más lectores que nunca antes en la historia gracias a la web, pero las ventas de las ediciones impresas no hacen más que disminuir. El modelo de negocios en línea sigue dependiendo mayoritariamente de la publicidad, pero solo las ganancias por publicidad online no son comparables con las ganancias que obtienen del impreso. Se están ensayando todo tipo de modelos de cobro por contenido, y hay muchos actores involucrados en este baile: ¿cómo lo ve usted, desde esa ventana privilegiada que le da estar al frente de uno de los medios hispanohablantes más leídos del planeta? ¿En qué momento estamos?
En un entorno tecnológico nuevo y cambiante. A las empresas tradicionales de medios nos está costando mucho adaptarnos a un entorno en el que la tecnología marca verdaderas diferencias en lo que son nuevos negocios; modelos de producto y de negocio, con respecto a lo que conocíamos hasta ahora.
Además, particularmente en Estados Unidos y Europa, hemos visto un descenso en los ingresos de los medios tradicionales, también producto de la crisis económica. Y yo creo que intentamos buscar soluciones que son en realidad un poco contra natura, que no tienen mucho que ver con cómo funciona la red. Tratamos de aplicar criterios de comercialización clásicos a productos que se tienen que desenvolver en un ecosistema nuevo. Eso nos lleva a la ineficacia, a dar palos de ciego. No vemos cuáles son los problemas reales que tenemos, y cuáles las soluciones que nos permitirían proyectar nuestro negocio a futuro.
Creo que estamos fregados, y bastante confundidos por la imperiosa necesidad de encontrar soluciones a toda velocidad. Por otro lado tenemos actores, muchos de ellos casi sin capital, que han adquirido mucho protagonismo en la red, y mucha influencia en papeles que tradicionalmente les han correspondido a los medios. Surgen herramientas y espacios como las redes sociales, y la gente empieza a ejercer funciones similares a las que hasta hace poco solo nos dedicábamos los periodistas. Entonces a los problemas económicos y de negocio, tenemos que sumarle otra incertidumbre: los periodistas tenemos que definir cuál es nuestra relevancia, cuál es nuestro papel en este nuevo ecosistema; con lo cual las angustias se duplican.
Se ha hablado mucho en los últimos meses del supuesto debilitamiento de las plataformas de contenido, (como los blogs, los medios nativos digitales y los propios periódicos) frente al auge de las redes sociales. Al mismo tiempo está sobre la mesa la discusión sobre si estamos migrando hacia una internet basada en redes sociales y consumo de contenido por medio de aplicaciones, y abandonando la web abierta. ¿Qué opina?
Evidentemente estamos viviendo un auge de las redes sociales, pero a mi realmente esto me gusta. Si lo pensamos, hasta hace relativamente poco tiempo internet estaba “gobernado” por una única empresa. Google seleccionaba, organizaba, categorizaba, recomendaba, y todos le debíamos un porcentaje muy importante de nuestro tráfico exclusivamente a Google; hablamos de una máquina, un robot, un algoritmo, con unos criterios, del que algunos pícaros sacaban provecho, aún cuando su contenido no fuera de calidad, no fuera original o relevante.
Yo prefiero pensar que la recomendación la haga una persona, a que la haga una máquina. Creo que será una recomendación más atinada, pero además porque cuando una persona recomienda a sus amigos, o seguidores, algo, el crédito que le otorgamos a la recomendación es mayor que a lo recomendado por un algoritmo, siempre.
Lo que hemos visto en el último año y medio, dos años, y de manera creciente en los últimos meses, es que el tráfico que nos aporta la recomendación social, desde redes como Facebook, herramientas como Twitter, o Menéame en el caso de España, es un tráfico de más valor. Es una recomendación con más criterio que la de un robot.
Cuando esas funciones, de curaduría, selección y jerarquización de los contenidos, se distribuyen, se socializan, ¿cuál es ese papel que sigue quedando en manos de los periodistas?
Lo estamos viendo por ejemplo en Twitter cuando ingresan medios de comunicación, o periodistas relevantes y con criterio: lo que queda es pelear en el día a día. Los periodistas tenemos una profesionalidad y una experiencia para distinguir lo que es interesante de lo que no, lo que es original de lo que no, lo que es relevante de lo que no; pero esa capacidad debemos demostrarla en la red, todos los días.
En ese entorno competimos por la atención, con usuarios que no necesariamente son periodistas, pero sí tienen conocimientos especializados en determinados temas, y cuando alcanzan un número importante de seguidores, se convierten en prescriptores y de alguna forma son competencia para los medios de comunicación.
Pero yo creo que es más una oportunidad, para los periodistas individualmente, pero también para los medios que sepan cómo aprovechar ese escenario.
Eso con respecto al ejercicio periodístico, pero ¿y qué pasa con el negocio? Si el modelo de negocios para las ediciones online sigue siendo un ensayo en etapa de pruebas, ni se diga la distribución de contenidos por medio de Facebook o Twitter. ¿Quién va a pagar ese flujo de información, cómo conseguir que sea sostenible?
Bueno, tenemos que empezar por decir que habiendo tanta incertidumbre en el modelo mismo de producto, es aún mucho más difícil hablar de un modelo de negocio. Lo primero que hay tener claro es qué es lo que vamos a ofrecer a la gente y cómo lo vamos a hacer. A partir de ahí surgirá un modelo sostenible. Lo que sí sabemos que no va a suceder, al menos en un plazo razonable porque la madurez del entorno no lo permite, es que el negocio en internet aporte los recursos para sostener las grandes y poderosas estructuras de los grandes medios tradicionales. Eso es esperar de internet algo que no es posible. Y es un apuro porque, sé que aún no es el caso en países como Costa Rica, pero sí en Estados Unidos y Europa: los diarios impresos han dejado de ganar dinero, casi todos. Por ejemplo en España, de los grandes diarios impresos, el único que sigue ganando dinero -pero mucho menos que antes- es El País.
No se pierdan la entrevista completa donde habla del desaparecido Soitu y de los blogs.
Publicado por:
Esther Vargas
Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
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