Claves
Dan Gillmor: ¿Ha cambiado la definición del periodismo?
Por @cdperiodismo
Publicado el 31 de agosto del 2010
Bajo el nombre de “¿Quién es periodista? ¿Eso importa?”, Dan Gillmor ha elaborado un interesante texto en el que analiza cómo se debería llamar a la gente que está creando contenido valioso en el nuevo ecosistema de los medios. Aquí la traducción:
Si eres creador de un medio, y en estos días muchos lo somos de alguna manera, ¿cómo debería llamarte?
¿Por qué pregunto esto? Estoy terminando un nuevo libro llamado “Mediactive”, que se publicará en el otoño. Mis objetivos principales son persuadir a la gente a convertirse en usuarios mucho más activos de medios, no en consumidores pasivos. Parte de esto es lo que tradicionalmente llamamos alfabetización mediática-entre otras cosas, significa aplicar el pensamiento crítico a lo que consumimos- y es por lo que estamos convirtiéndonos en creadores en la Era Digital; eso también significa que tenemos que aplicar algunos principios básicos para que la gente confíe en lo que decimos (asumiendo que queremos que confíen en nosotros).
Uno de mis dilemas ha sido cómo llamar a estos nuevos creadores de medios en los que la gente cree. En la era de la escasez, cuando había relativamente pocos, muchos de ellos fueron llamados “periodistas”.
Este no es solo mi dilema, y es más que semántica. Preguntar esto en la forma correcta tiene impacto en el mundo real. Las llamadas leyes de protección, por ejemplo, tienen como objetivo proteger a los denunciantes y los periodistas a los que les cuentan sobre irregularidades empresariales o del gobierno.
Algunos estados especifican quién cuenta como periodista, lo que deja fuera a un amplio rango de personas que practican eficientemente el periodismo en estos días; esto además motiva una perniciosa concesión de licencias de los periodistas. El enfoque correcto, si es que se necesitan leyes de protección, sería proteger los actos periodísticos.
Mientras los medios digitales se vuelven omnipresentes y cada vez más personas se comunican y colaboran online, cada uno es capaz de hacer algo que tenga valor periodístico. Relativamente pocas de estas personas se imaginan como periodistas, y se reirían si los llamas así.
Imagina que ves un par de temas online que quieres que otras personas interesadas, por ejemplo en la música folk, lean. Tú reenviarás esto a una lista de mail, además agregarás extractos y un breve comentario en el que explicarás por qué estos temas valen la pena. Si te digo: “Eso fue un acto periodístico: hiciste las veces de un curador, agregaste contenido, escribiste un comentario y creaste “meta-data”, tú me contestarás: “¿Ah? Solo estaba reenviando algunos links”.
Una razón para nuestra deficiencia terminológica, según Clay Shirky, amigo y autor del brillante libro “Cognitive Surplus: Creativity and Generosity in a Connected Age,” es que estamos ante el fin de una era en la que “asumíamos que la habilidad de hablar en público le pertenecía a una élite”. Palabras como “artista” y “periodista” pertenecían a las vocaciones y profesiones.
Mientras tanto, las palabras que sí se aplicaban a los grandes grupos- consumidor, audiencia, cliente, etc- han tomado connotaciones pasivas porque por mucho tiempo han sido actividades pasivas. En el mundo de los medios masivos, los tomas o los dejas, y eso es todo.
Otro problema: la palabra “periodista” carga un bagaje. El negocio del periodismo ha caído en tiempos duros por razones que van más allá de las pérdidas de ingresos por publicidad. Los problemas para hacer nuestro trabajo- Iraq y la burbuja económica son las pruebas A y B de la década pasada- combinados con una obsesión por los temas sensacionalistas y triviales han contribuido a la pérdida de respeto que el público tiene por este trabajo.
Comparto algún desprecio por la palabra. Cuando era un reportero, me hacía llamar reportero. Cuando era columnista, me hacía llamar columnista. Hacerme llamar periodista, lo que hice por un tiempo, solía hacerme sentir que estaba pretendiendo un rol más grande de lo que merecía, aunque es un oficio vital y honorable.
La gente suele preguntar: ¿Quién, en este mundo en el que cualquiera puede publicar, es un periodista? Yo les contesto que es la pregunta equivocada. La correcta es: ¿Qué es periodismo?.
Las creaciones masivas del New York Time califican como periodismo. Lo mismo pasa con las noticias de la BBC. Algunas veces hacen las cosas mal, muy mal, pero hacen periodismo bajo cualquier estándar.
Supongo que todos están de acuerdo con que el blog Blah Blah Blah (actualmente hay varios con ese nombre) y el video de Youtube “Nat and Foxy disco dancing” no son periodismo. Deben ser interesantes para sus pequeñas audiencias y nosotros debemos celebrar su existencia así como debemos celebrar (como lo hago yo) cualquier acto de creación mediática. Simplemente no son periodismo (Nat & Foxy parecen estar pasándola bien).
Ahora consideren Talking Points Memo, creada por Joshua Micah Marshall. S0lo está en línea, y tiene una mirada política de centro-izquierda. También es incuestionablemente periodismo. Si indagan más a fondo, la respuesta comienza a ser complicada.
Brad DeLong, ex trabajador del Departamento de Hacienda durante la administración de Clinton, enseña en la Universidad de Berkeley y escribe un blog sobre economía y políticas. Hace algo que seguramente parece periodismo: realiza un comentario informado con conocimiento. ¿Qué pasa con los bloggers que escriben en la red Blog Her de Lisa Stone? Hay un gran valor periodístico en lo que crean.
Mi antiguo vecindario en Silicon Valley tenía un mailing list de Yahoo donde la gente hablaba sobre la comunidad. Algunos de los que aparecían allí hacían periodismo desde cualquier punto de vista. La mayoría no.
¿ Y un muro de Facebook? Es noticia para alguien, ¿no? ¿Los videos de Youtube? ¿Agregar una locación al mapa de alguien más? ¿Son estos ejemplos periodismo?
La navidad del 2009, mientras una tormenta golpeaba Oklahoma, sus residentes postearon información sobre las condiciones de las carreteras locales y sobre dónde los viajeros varados podían atrincherarse con familias de la zona. Si eso no puede ser llamado periodismo en un sentido tradicional, aunque sea hay que reconocer que es definitivamente más útil para una familia en un sedán varado al lado de la carretera, que lo que podría ser una historia enrevesada de una agencia de noticias.
Todos estamos creando medios. Cualquiera de nosotros puede, y muchos de nosotros lo haremos. Podemos contribuir al ecosistema periodístico una vez, algunas veces, frecuentemente o constantemente. La manera en la que nos enfrentamos a estas contribuciones- decidiendo probar una, qué hacer con lo que hemos creado y cómo el resto de nosotros usa lo que ha sido creado- va a ser complejo y va a evolucionar. Pero es el futuro.
Volviendo al problema inicial: ¿Necesitamos un nuevo nombre para los modernos creadores de medios, específicamente para los que están creando información valiosa para comunidades (geográficas o de interés)? Me gustaría encontrar uno, pero confieso que no está siendo fácil.
La palabra “creador” tiene su propio bagaje. “Participante”, “colaborador” y “contribuyente” tampoco encajan bien. Si tienen alguna idea, me encantaría escucharla.
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