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Estas herramientas no necesitan aprenderse, pero sí ejercitarse. No hay que descargarlas, porque -en teoría- vienen con el periodista. Es parte de su ADN (casi siempre).

1. La transparencia.

2. El rigor para contrastar fuentes. Un periodista tiene la obligación de dudar hasta del ‘tweet’ de su mejor amiga.

3. La ética.

4. La capacidad de preguntar (como en la vida real, aunque parece que los periodistas cada vez preguntan menos).

5. La humildad para rectificar cuando se comete un error.

6. La voluntad de dialogar (no le pongas candado a tu cuenta en Twitter, no seas un espía en la red -habla, participa-, no ignores a los que te siguen, no dejes de responder lo que te preguntan, no creas que uno es ninguno -todos cuentan-).

7. La disposición de compartir.

8. Reconocerse como un usuario más, pero… No hay pedestal. No eres el señor periodista, la voz autorizada y el proveedor exclusivo de sucesos que terminarán siendo noticia.. Eres @XXXXX. Demostrar tu calidad de usuario fiable será más difícil que la de un ciudadano que no se gana la vida con la información. La audiencia le perdonará al error al ciudadano. Al periodista no.

9. La tolerancia es una virtud que confrontarás día a día (nada fácil). No rompas las reglas de la buena comunidad: respeta y serás respetado.

10. Reconoce el apoyo del otro. En Internet, el acercamiento con los lectores y otros colegas te permitirán enriquecer y mejorar tu trabajo. No te olvides de darles crédito.

Publicado por:

Esther Vargas

Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.

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