Una juez del estado de Chicago en Estados Unidos envió a prisión sin fianza a cuatro jóvenes afroamericanos por agredir a uno de tez blanca de 18 años con problemas mentales, a quien golpearon y lanzaron insultos racistas. La golpiza se transmitió por  Facebook Live.

Jordan Hill (18), Tesfaye Cooper (18) y las hermanas Brittany (18) y Tanishia Covington (24) fueron acusados de secuestro agravado, crimen de odio, retención ilegal agravada y agresión agravada con arma letal.

La víctima -quien sufre de esquizofrenia y desorden por déficit de atención- iba a pasar Año Nuevo con Jordan Hill, a quien conocía de la escuela. El grupo pidió 300 dólares a la mamá del muchacho, quién se contactó con Hill a través de las redes sociales.

La policía halló al joven el pasado martes gracias a la denuncia de los vecinos quienes se quejaban del ruido que salía del departamento en donde lo tenían secuestrado, expuesto a temperaturas heladas y vestido solo con una camiseta de tirantes.

La fiscal señaló que Hill ató, amordazó, golpeó y apuñaló con un cuchillo a su víctima mientras sus cómplices trasmitían en vivo el hecho, donde además insultaban al presidente Donald Trump.

¿Y LOS MEDIOS?

El video dura 30 minutos y ha abierto un debate en espacios como Poynter sobre la cobertura de medios estadounidenses del caso. ¿Era necesario compartir el violento video? ¿Está bien que se hayan usado fragmentos y mosaicos de la agresión? ¿Cómo debió compartirse esta información?

Más allá de las medidas que pueda tomar Facebook sobre contenido de este tipo, lo cierto es que los medios deben ser extremadamente prudentes y no alentar el tráfico exponiendo una situación dolorosa e indignante. Este es el caso de Chicago TV. 

Tal y como se dice en Poynter es importante considerar lo siguiente:

-El tono de la cobertura: hay que dejar los adjetivos y ser lo más objetivos posibles a la hora de describir el clip.

 

-Debatir sobre la pertinencia de repetir el video una y otra vez, como suele ocurrir cuando un tema alcanza altos niveles de audiencia.

-Advertir a la audiencia que las imágenes son perturbadoras y pueden herir susceptibilidades. La audiencia debe estar preparada para lo que verá, y es pertinente decirle por qué debería verlo, y por qué no.

-Hay que ir más allá del video. Se debe convocar debates, explicar el proceso judicial y ampliar la cobertura en diversos enfoques .

¿Cómo cubrir una historia de este tipo sin caer en el sensacionalismo? La línea es muy delgada.