Alerta máxima. Periodistas de Veracruz, Baja California, Sinaloa, Chihuahua, Oaxaca, Chiapas y Guanajuato coincidieron en señalar que el periodismo y sus riesgos es diferente al interior del país que en el que se vive en la ciudad de México, tras el asesinato del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, quien laboraba para la revista Proceso, Agencia Cuartoscuro y AVC Noticias, y cuatro mujeres, la activista Nadia Vera Pérez; Yesenia Quiroz Alfaro, estudiante y maquillista; la trabajadora del hogar Alejandra Negrete y la colombiana Mile Virginia Martín. 

La muerte asusta, pero en México podría decirse que el miedo tiene otras expresiones. Aterra, pero a mismo tiempo te pone en la línea de fuego para informar y solidarizarte con los compañeros en peligros. El caso de Rubén Espinosa ha desatado este tipo de reacción, otra vez, y otra vez, como ocurrió con Regina, o con Goyo. Tantas veces, tantos muertos, tantos caídos. Y allí están. Los conozco y sé que lo afrontan en estos momentos. Pueden estar golpeados. Pero EN SILENCIO no están.

Un reporte de Fuentes Fidedignas refiere que compañeros del fotoperiodista que participaron en un dialogo nombrado “El papel de los periodistas en la garantía de los derechos humanos y la libertad de expresión”, coincidieron en manifestar su temor ante la ola de violencia e impunidad que se vive en Veracruz, en donde se han asesinado a más 16 reporteros desde el año 2000.

Photograph: Yuri Cortez/AFP/Getty Images

“Rubén era una persona informada. El hecho de que él haya conocido que se debe hacer en materia de protocolos de seguridad para periodistas no sirvió de nada”, dice un reportero, citado por el espacio web, quien exigió revisar los mecanismos de protocolo de seguridad que llevan a cabo diversas organizaciones de gubernamentales.

Para la directora de Freedom House en México, Mariclaire Acosta, cuando se atenta contra un periodista no solo se está atentando contra esa persona, sino que también se atenta contra el derecho que tiene toda la sociedad de estar informada.

“Consciente de la gravedad de las amenazas que enfrentaba en Veracruz, Rubén Espinosa Becerril había decidido exiliarse en la ciudad de México, donde pensó podía refugiarse, ponerse a salvo. No obstante, se convirtió en el octavo periodista asesinado desde el inicio del año 2015. Ante este terrible balance, las autoridades mexicanas deben reaccionar, proteger verdaderamente a los periodistas y proporcionar a la justicia todos los medios necesarios para poner fin a la impunidad de los crímenes cometidos contra los actores de la información“, añadió Emmanuel Colombié, responsable del Despacho Américas de Reporteros sin Fronteras, al conocerse el homicidio.

Gabriel Sosa Plata define así el panorama en Sin Embargo: “Indignación e impunidad van de la mano en respuesta a la violencia e injusticia. Lo ocurrido en Narvarte tiene consecuencias deplorables para el periodismo, los derechos humanos y la democracia, que se suman a muchos otros agravios a la sociedad en los últimos años (Ayotzinapa, Tlataya, Apatzingán y otros). Exigir justicia una y otra vez y las veces que sea necesario es lo menos que podemos hacer como ciudadanos”.

México ocupa el lugar 148, entre 180 países, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por RSF en febrero de 2015.

Publicado por:

Esther Vargas

Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.

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