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Las mujeres en las salas de redacción no la pasan muy bien
Por @cdperiodismo
Publicado el 16 de mayo del 2014

La salida de Jill Abramson de The New York Times es un duro golpe para las mujeres periodistas que durante años vienen buscando espacio y relevancia en las organizaciones. El mismo día de su despido, esta web difundió un estudio del Centro de Medios de la Mujer, el cual señalaba que las mujeres son escasas en los medios de comunicación.
Entre los diez diarios nacionales con mayor circulación, hay casi dos varones por cada mujer. Entre esos diarios, The New York Times tiene el mayor porcentaje de periodistas varones con un 69% de firmas, decía el estudio.
Un análisis de Pewresearch.org señala que no se ha dado un cambio significativo en la proporción de mujeres en la sala de redacción. Además, se indica que a las periodistas se les paga menos que a sus homólogos masculinos, un problema que justamente es citado como el punto de quiebre que determinó la salida de Abramson, quien ganaba menos que su antecesor, aunque NYT lo ha negado.
Prácticamente, la misma proporción de mujeres (35%) trabajó en puestos de supervisión en los periódicos en 2012, una cifra que también ha cambiado apenas desde 1998, cuando se situó en el 34%. (En el propio Times, cuatro de los nueve principales editores en la actualidad son mujeres , incluso después de la partida de Abramson.) Vale la pena señalar, indica el sitio, que estas acciones se han mantenido iguales durante un período en que las salas de redacción de periódicos se han ido reduciendo. Desde 1998 , casi 17.000 de esos empleos se han perdido, según American Society of News Editors.
Para Emily Campana, de The Guardian, lo ocurrido con Abramson bien podría ser uno de esos tantos casos en los que una mujer al frente genera divisiones por trasngredir ‘patrones’ o los llamados roles de género. Así, no se les perdona el carácter y el temperamento.
Campana dice que Abramson rompió las reglas de la casa club. Ella nunca llegó a ser ese jefe femenino mítico que es asertivo, pero no agresivo. No fue débil en el trato, y no buscaba ciertamente caer bien. El artículo describe con cierto pesimismo el panorama de las periodistas, quienes no van a encontrar modelos exitosos a seguir en un mundo dominado por hombres.
En Variaciones machistas: del intelecto de Arias Cañete al despido de Jill Abramson, Virginia P. Alonso, vicedirectora del grupo 20 Minutos de España, va por el mismo lado.
«Por otro, parece que Abramson era un tanto ‘brusca’, una ‘borde’, en definitiva, con los integrantes de su redacción, y que esto también ha influido en su salida forzosa del NY Times.Pregunten ustedes en distintas redacciones si los directores (varones) que han pasado por ellas eran dechados de dulzura y amor fraternal. Luego me cuentan la respuesta» .
Más sobre las cifras de las mujeres en los medios aquí
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