Entre Comillas
La muerte de Orsai y los inciertos modelos de negocios
Por Alvaro Reyes
Publicado el 13 de noviembre del 2013
El anunciado cierre de Orsai no es una noticia menor. Luego de tres años de haberse mostrado como una publicación que trató la narración de historias por su valor humano, la revista de Hernán Casciari encontró el final de su camino. Lo más destacable de esta idea se encontró en su modelo de negocio, que apostaba por la generosidad de sus lectores para sustentarse. Pero confiar en el bolsillo de los seguidores, antes que en los consumidores, le costó a esta propuesta su vigencia.
Este caso no ha despertado mucho debate, aunque sí es necesario atenderlo debido a su inicial éxito como un proyecto sin igual. Este desenlace motiva dos preguntas directas: ¿Puede un medio digital sobrevivir solo con el aporte económico de sus lectores? y ¿Los anuncios y la publicidad pueden ser obviados para financiar la elaboración de una publicación?
Hay que dejar en claro que el gran aliado de todo medio de comunicación, hoy en día, es el Internet, canal con el que se evitan gastos por distribución e impresión, y que no exige una inversión mayor en herramientas de alta tecnología para informar. Esto fue lo que aprovechó el equipo de Orsai, que aún así se aventuró a sacar su versión física a un costo de 12 dólares el ejemplar.
MODELOS DE NEGOCIOS
Orsai atrajo la atención del mundo porque se concibió como un medio que alejaba de sí la mirada empresarial y se enfocaba en poner primero a su público. De hecho Casciari ratificaba en cada entrevista y conferencia a la que asistía su rechazo al modelo de negocio de los grandes conglomerados y organizaciones de noticias, que se valen de los ingresos por publicidad para mantenerse. El sueño hecho realidad, sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, parecía ser temporal.
Existen ejemplos de organizaciones que han decidido abandonar el tradicional modelo de negocio de sostenerse de los anuncios. Pero esto no quiere decir que no hayan pensado en un apoyo para la parte económica.
ProPublica es una muestra de ello. Con 40 empleados, de los cuales 23 son periodistas, esta redacción recurre a las colaboraciones millonarias que magnates y empresas privadas que están dispuestas a desembolsar, sin ánimos de inversión, para cubrir los gastos de este medio. Esto va de la mano con la calidad del contenido que se trabaja en esta web.
Y los resultados no se han hecho esperar, ya que este sitio web de periodismo de investigación se ha acostumbrando a hacer destapes trascendentales. Su importante labor ha convertido a ProPublica en un respetado portal de noticias. No es de extrañar, pues, que The Guardian le haya confiado los informes de espionaje de Estados Unidos que Edward Snowden ha filtrado para su posterior publicación.
El otro caso es el de Mediapart, sitio francés que también se ha erigido como uno que alienta la investigación. Este dominio digital tiene en común con Orsai el modelo de negocio, debido a que recurre a la suscripción como única fuente de ingresos. Contra todo pronóstico, a fines de 2012, esta web registró 70,000 suscriptores.
La diferencia entre ambas websites es que mientras la revista se enfocaba en las historias inéditas y anecdóticas —incluyendo que publicaba una nueva edición cada tres meses—, Mediapart trabaja a un ritmo diario y elabora informes que son determinantes en la vida de los ciudadanos de Francia. El periodismo de investigación es su apuesta. El pago de 9 euros al mes (precio de suscripción) parece más justificable.
En una nota titulada “La Penúltima“, Hernán Casciari admitió en septiembre que este año Orsai no había alcanzado “la rentabilidad prevista” —”teníamos una previsión de venta de seis mil revistas, y estamos rasguñando las cuatro mil por edición”, dijo— y que esa situación lo llevó a terminar con el proyecto, que tantas satisfacciones le había traído, en su edición 16.
La financiación de un medio de comunicación en la era digital no tiene un único modelo. Aunque históricamente un periódico o revista no ha sobrevivido sólo de los ingresos de la venta de sus ejemplares. En la actualidad se están poniendo a prueba los muro de pago, que se vienen aplicando más en las webs de los medios tradicionales, y la ya mencionada suscripción.
El puercoespín también se encuentra en aprietos económicos por causa de su propio modelo de negocio. La revista digital argentina inició en octubre una campaña que busca el apoyo monetario de sus lectores. El sitio recurre, una vez más, a su público fiel, como lo ha hecho en los últimos tres años que ha visto su caída.
El respaldo de un contribuyente (marcas, compañías, etc) no es una opción que se deba mirar con malos ojos, si finalmente es uno el que decidirá cómo se encaminará una organización de noticias y cómo se realizará el periodismo que quiere.
NOTA DE REDACCIÓN:
Este post fue editado tras la precisión de Hernán Casciari sobre un link removido.
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