A los adolescentes no les gustan los despachos ni la oficina del profesor. Mucho menos les gusta dirigirse hasta ese lugar para hacer alguna consulta. Esta barrera puede ser fácilmente superada gracias a Twitter por ejemplo. El maestro debe hacer entender a sus alumnos que lo pueden encontrar en Facebook, por ejemplo. Un mensaje basta para solucionar alguna duda. No es recomendable ser el tipo aburrido que solo da las clases.

Es una manera más de interactuar. La ventaja es que se podrá animar a varias clases de alumnos a usar la página y alcanzar los objetivos de aprendizaje.

Como responsable de la educación de los muchachos, se tiene que tener en cuenta que se debe toman muy en serio lo que coloquen en sus redes. Además debes preguntarte si interactuar con ellos logrará que todos cumplan con sus objetivos educativos.