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Las buenas noticias también son noticia: por qué un periodismo responsable ayuda a resolver conflictos en África
Por @cdperiodismo
Publicado el 15 de febrero del 2021
Por Ylva Rodny-Gumede, University of Johannesburg
Muchos países de África como Zimbabue, Mali, la República Democrática del Congo y Camerún se enfrentarán este año a procesos electorales muy importantes. Algunas de las votaciones estarán marcadas por manifestaciones y represión a los manifestantes, así como a los medios de comunicación y restricciones al acceso a internet. Todo esto propicia la difusión de noticias falsas.
Es importante tener en cuenta el papel de los medios de comunicación en este momento de agitación.
Se presta especial atención a aquellos que incitan, mantienen y agravan la violencia con la retransmisión de las noticias. La guerra y los conflictos venden y dan titulares.
Los medios de comunicación están predispuestos a utilizar estereotipos y un lenguaje acorde a lo que Johan Galtung, padre de la investigación académica de la paz, ha denominado como “periodismo de guerra”.
Lo que hacen es acentuar el conflicto en lugar de contribuir a las resoluciones pacíficas, los diferentes puntos de vista en temas de interés común y el sensacionalismo en lugar de profundizar y ofrecer contexto. La impresión que se da a la audiencia es que el conflicto es inevitable y que es muy difícil solucionar el problema.
Esto también ocurre cuando se cubren elecciones y hay muchas cosas que no salen bien. Es entonces cuando se ignoran las buenas prácticas y la ética. Cuando esto sucede, los medios de comunicación pueden provocar que el conflicto y la violencia se agraven.
Por lo tanto, se necesita un nuevo enfoque. Los medios son responsables de informar con exactitud y de manera eficiente sobre los diferentes partidos políticos, candidatos, programas y políticas. Así como de ofrecer plataformas donde los partidos participantes puedan debatir o foros de discusión para el público.
Se pueden usar varios criterios para saber si están haciendo o no un buen trabajo y si la cobertura de las noticias es justa y equilibrada. ¿Se está ofreciendo una imagen real de todos los partidos? ¿Se está ofreciendo un seguimiento objetivo de los partidos antes, durante y después de las elecciones? ¿Se anuncian los resultados de manera imparcial?
Los medios de comunicación son fundamentales para que unas elecciones se desarrollen de manera pacífica y sin violencia. Esto se puede conseguir siguiendo estrategias establecidas de acuerdo con el modelo alternativo de periodismo de paz. Se hace hincapié en la resolución de conflictos, el análisis de las causas subyacentes de los mismos, el uso alternativo de distintas fuentes de información y un uso del lenguaje que no enfatice o genere conflictos.
Dónde han tenido los medios de comunicación un papel negativo
Fueron responsables de incitar a la violencia durante las elecciones de Kenia de 2007-2008, fomentando la división entre las dos principales coaliciones políticas y sus candidatos. Además, no consiguieron suavizar el odio, ya que difundieron imágenes violentas que enfrentaron a los distintos grupos.
Igualmente, estuvieron implicados en la polémica que rodeó a las elecciones presidenciales de Zambia en 2016. Se les acusó de difundir propaganda de guerra, con el respaldo a los partidos de la oposición de los medios de comunicación privados y el apoyo al gobierno del Frente patriótico y a su candidato, el presidente Edward Lungu, de los medios de comunicación públicos.
En África, la cobertura partidista en favor de los presidentes se ha señalado como uno de los motivos por los que los votantes no creen que las elecciones sean fiables ni los resultados sean legítimos.
En este sentido, las redes sociales, y Twitter en concreto, han reforzado el papel que desempeñan los medios y la fuerza que pueden ejercer tanto para bien como para mal. De esta forma es más evidente si una noticia es falsa.
¿Cómo se pueden cubrir las elecciones entonces?
Haciendo las cosas de otra forma
Los medios de comunicación pueden fomentar unas elecciones pacíficas y sin violencia. Las investigaciones demuestran que los periodistas son conscientes de los perjuicios que conlleva avivar el conflicto en lugar de solucionarlo. Hay una actitud de cambio y de adopción de nuevas prácticas, que incluye además la incorporación de nuevos modelos de periodismo.
El periodismo de paz destaca por ser un modelo alternativo ya que pone énfasis en la resolución del conflicto, el análisis de las causas subyacentes del mismo, el uso alternativo de fuentes de información y un uso del lenguaje que no provoque conflictos.
Sin embargo, este tipo de periodismo ha sido criticado por ser demasiado filosófico e idealista. En muchos de los casos, los críticos lo han asemejado con un “periodismo idealista”. Principalmente, lo que se ha cuestionado es el modelo de aplicación práctica y de implementación.
Entonces, ¿funciona el modelo de periodismo de paz?
Las investigaciones en Sudáfrica demuestran que la audiencia que ve las noticias por la televisión en cadenas que siguen el modelo de periodismo de paz es más capaz de darse cuenta y de comprender las causas subyacentes del conflicto, además de entender que se puede resolver, en lugar de verlo como una situación inevitable sin posibilidades de solución.
Se han llevado a cabo investigaciones en Filipinas y Oriente Medio que han ofrecido resultados muy similares.
Soluciones
El sondeo entre periodistas afirma que son conscientes de que hay muchos obstáculos para cubrir un conflicto y de que no es competencia suya ser mediadores o “pacificadores”.
Sin embargo, existe un acuerdo que afirma que las prácticas de periodismo se pueden cambiar para reflejar puntos de vista alternativos, ya que está demostrado que se puede llegar a un consenso o alcanzar unos intereses comunes incluso entre dos partes enfrentadas y opuestas.
Parece que el periodismo de paz ofrece un buen modelo para que los periodistas reflexionen y aprendan a ser más sensibles a la hora de informar sobre un conflicto.
Ylva Rodny-Gumede, Professor of Journalism in the Department of Journalism, Film and Television, University of Johannesburg
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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