El periodismo de calidad cuesta, y los medios están cada vez más consternados por esta situación. Les toca sobrevivir a la crisis y afrontar los costos de la investigación.
Además del dramático costo humano que suponen los reportajes en zonas de peligro, este trabajo representa además una carga financiera creciente que muchos diarios, radios y televisiones ya no pueden asumir. El dato de Reporteros sin Fronteras es preocupante: 50 periodistas murieron en el ejercicio de sus funciones desde enero en el mundo, casi tantos como durante todo 2017.
“Cada vez es más caro cubrir conflictos en países como Irak, puesto que se requiere mucho personal para evitar los riesgos: ‘fixers’, guardaespaldas, traductores, conductores, etc. Hace unos años, el New York Times calculó que un día de reportaje en Bagdad le costaba 10.000 dólares”, explica Jean-François Leroy, director del festival anual de fotoperiodismo Visa pour l’image de Perpiñán (sur de Francia).
Con el surgimiento de grupos especializados en el secuestro de periodistas para exigir recompensas, los medios se han visto obligados a multiplicar las medidas de protección de sus periodistas.
A ello se añade el desarrollo acelerado de las tecnologías, que implica una renovación frecuente del costoso material de fotógrafos y videastas.
Paralelamente, con la irrupción de internet, los ingresos de la prensa caen y por tanto también las tarifas de los reportajes, llevando a una precarización del oficio de fotoperiodista, según Leroy.
“Hace 30 años, no era inhabitual que un reportaje se publicara en una revista por el equivalente a 15.000 euros. Hoy en día, lo que es excepcional es que se alcancen los 3.000 o 4.000 euros”, dice Leroy
La investigación es otro ámbito clave del periodismo afectado por la caída de recursos de los medios.
“El periodismo lucha por su supervivencia. Se está muriendo. Las empresas (de medios) recortan sus costos y primeramente en la investigación, puesto que es muy cara”, constata Gerard Ryle, director del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), organismo no lucrativo detrás de las revelaciones sobre la evasión fiscal en el mundo conocidas como “Los papeles de Panamá” y “Los papeles del paraíso”.
Como otras organizaciones, el ICIJ nació precisamente para compartir estos gastos entre diferentes medios.
El coste es “muy difícil de cifrar”, pero es consecuente, debido por ejemplo a la dimensión internacional del trabajo de investigación. “Los papeles de Panamá costaron 2 millones de dólares al ICIJ, pero habría que añadir los gastos de los 300 periodistas de medios asociados que colaboraron en el proyecto”, asegura el director del ICIJ.
Esta tribuna fue publicada este martes por la AFP en su portal y difundida en varios medios europeos después de que el Parlamento Europeo rechazara a inicios de julio una reforma a la ley sobre los derechos de autor, que preveía la creación de este derecho.