Por Laura Weffer 

Después de 82 años, El Carabobeño lanzó hoy, 17 de marzo, su último ejemplar. Quedó grabado en video el momento en que apagaron las rotativas y más de 260 trabajadores quedaron en la calle.

El diario, que cubre el centro de Venezuela, se vio obligado a detener la publicación, pues se le acabó el papel. En este país, la economía sirve de mecanismo de presión. El control de cambio, impuesto desde hace 13 años, permite al Gobierno decidir a quién va a vender papel a un precio accesible. Por supuesto, lo distribuye solo a quienes acatan su línea editorial. Por eso cierra El Carabobeño. Sobre el Correo del Caroní, del sur, pesa una demanda. Al igual que El Nacional y Tal Cual. Son publicaciones ahorcadas porque no siguen el plan de propaganda gubernamental.

Pero la respuesta no se ha hecho esperar. Periodistas censurados en medios tradicionales, han llevado su conocimiento e información a lugares donde se dificulta más ejercer la censura. Han surgido decenas de portales web que ofrecen lo que los medios oficiales no pueden proveer: información veraz, equilibrada y honesta. De allí nace Efecto Cocuyo. Al frente de este emprendimiento que tiene un año, dos periodistas, reporteras, decidieron montar un medio que solo obedeciera a una línea editorial: la del interés periodístico. Financiado a través de microfinanciamiento o crowdfunding, no depende de partidos políticos o banqueros. Actualmente cuenta con una plantilla de 18 personas; 85% son mujeres y de las reporteras, todas son menores de 30 años.

En Venezuela la gente sabe que recibir propaganda del Gobierno te deja una brecha informativa importante. Por eso se ha volcado al uso de las redes sociales. El 75% de las personas que usan Internet es para entrar a las redes sociales. Por ejemplo, mientras que en América Latina el uso de Twitter es de 48%, en Venezuela alcanza 70%. Hay hambre de información. Y el Gobierno lo sabe, por eso la ofrece a cuentagotas.

(*) Cofundadora y directora editorial de Efecto Cocuyo.

Publicado por:

@cdperiodismo

Sígueme