Hay periodismo y PERIODISMO, así con mayúsculas. Cuando escribí el artículo  “Spotlight”: 5 lecciones para los periodistas de todos los tiempos intentaba convencer, sobre todo, a los estudiantes de la importancia de seguir creyendo en este oficio. El premio de ayer a Mejor Película en los Oscar, y la larga lista de reconocimientos para este filme no es otra cosa que un gran aplauso al periodismo, y hay que celebrarlo.

“Spotlight” es un reencuentro con lo mejor del periodismo de investigación, y con la experiencia –casi siempre silenciosa– de los hombres y mujeres que reportean e investigan con el único compromiso de la verdad. No buscan la fama: buscan la verdad. De eso se trata el periodismo, pero a veces entre trending topics y likes algunos se olvidan que sin reflectores el trabajo es una suma de esfuerzos: horas sin dormir, angustias personales, dilemas éticos, urgencias de publicar, indignación y plazos que se cumplen.

“Spotlight” desnuda lo que pasa en muchas redacciones, y que por cierto no se habla ni en Twitter ni en Facebook. Aborda la realidad de esos temas complejos –delicados, también le dicen–que a veces alguien, un jefe –director, editor, redactor jefe–prefiere apartar, colocar a un ladito hasta que se pierda en el olvido. La historia de los abusos sexuales del clero podía haber quedado una vez más guardada, perdida, extraviada en la memoria (desmemoriada) de la redacción (pero jamás en la de las víctimas que se acordaban bien de haber buscado al diario de referencia de su localidad). Por suerte, existía un equipo de investigación, un director líder, un editor con instinto. Y la historia no quedó oculta. Se trabajó tan fino en los detalles, se midió también el tiempo, se cruzó la data con tal minuciosidad a pesar de la urgencia de cerrar al fin y al cabo que el clero no pudo ganar esta batalla, como seguro que gana muchas por falta justamente de responsabilidad, precisión y dirección.

Un buen editor hace un buen trabajo, y como consiguiente entrega un producto que sobrevive, y que marca la agenda. La investigación de “Spotlight”  recibió el premio Pulitzer en 2003. Y a pesar del tiempo transcurrido, hoy algunos podemos preguntarnos algo sencillo: ¿Hasta cuándo la Iglesia tendrá tanto poder para pretender tapar sus delitos? Y algo más: ¿Hasta cuándo en los periódicos se seguirá tratando el tema con pinzas para no incomodar?

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Este aplauso para el periodismo es un jalón de orejas para ver más allá del periodismo de ‘declaracionitis’. Este galardón para los que hicieron “Spotlight”  –para la pantalla grande y en la vida real–nos lleva a reflexionar sobre la importancia que tienen las unidades de investigación en las organizaciones de noticias. No es posible que en tiempo de crisis, los que mandan decidan exterminar las áreas que no producen contenido como salchichas y sacrifiquen aquellas que necesitan la dedicación y el tiempo para dar el gran golpe.

Que “Spotlight” nos saque del asombro para pasar a la acción, para recordar que el periodismo debe ser siempre con mayúsculas porque la responsabilidad que tenemos con la sociedad es enorme.

Publicado por:

Esther Vargas

Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.

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