Claves
Cuando el superhéroe era un reportero
Por @cdperiodismo
Publicado el 15 de diciembre del 2015
DIEGO OLIVAS ARANA
Somos Periodismo (*)
Ilustración: Cecilia Herrera
Los cómics viven a través de arquetipos. Quizás el más perdurable de la cultura popular, entre científicos, bomberos, policías y demás íconos tradicionales, sea el periodista: la representación más paradigmática del superhéroe en la realidad. El cuarto poder en el noveno arte ¿Pueden las tiras dibujadas de superhéroes reflejar a los vigilantes de la verdad?
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Una fuerza sobrehumana, capaz de mover planetas y soportar la explosión de sistemas solares. Rapidez superior a la velocidad de la luz. Vuelo. Sentidos intensificados a niveles indecibles: superoído, superolfato, supervisión. Factor de curación y regeneración. Un sexto sentido que te advierte del peligro. Telepatía. Telequinesis. Manipulación del tiempo y el espacio. ¿Son más poderosas estas habilidades de ensueño que una libreta y un lápiz? ¿O acaso son las palabras y la verdad más poderosas que una bala?
Leemos historietas para identificarnos. Nuestras vidas abrazan lo irreal hasta parecérsele: la indefectible comparación de tu experiencia y aquella ilusoria que persigues. Para Víctor Casallo, filósofo y docente de la PUCP, los relatos dibujados articulan nuestra manera de ver el mundo y repensar la sociedad. ¿Podemos reflejarnos en los periodistas que aparecen en ellas? Gabriel García Márquez consideraba al periodismo como “una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”. De pronto, en su representación en el cómic, existe una forma única de ver, interpretar y contar la sociedad. Llegamos a ella a través de narradores ficticios, como los periodistas del cómic.
A través de los años, los periodistas en el cómic han sufrido distintas metamorfosis. En mundos de extraterrestres y monstruos, de dioses y fantasmas, ¿podemos servir a la verdad vistiendo capa y mallas? ¿Cómo hacerlo entre viñetas.
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Decepcionado de su editor y la prensa, un joven y rebelde Clark Kent, el último hijo de Krypton, renuncia al Daily Planet: “Los hechos han sido sustituidos por las opiniones. La información reemplazada por entretenimiento. Los reporteros se han convertido en mecanógrafos. No puedo ser el único enfermo ante el estado actual de la noticia”, dice en su último discurso antes de partir. Kent termina incursionando en un blog informativo. “Será más rápido que una bala, pero no ha podido eludir los dilemas periodísticos de nuestros tiempos”, dice Emilio Camacho, editor del suplemento Domingo de La República.
El entorno de Superman está poblado de periodistas: la star reporter Lois Lane; Perry White, el editor del Daily Planet; el fotoperiodista Jimmy Olsen; Cat Grant y Steve Lombard, reporteros de espectáculos y deportes; el director de medios mafioso Morgan Edge; o Ron Troupe, de investigación.
Tanto Jerry Siegel como Joe Shuster, sus creadores, tuvieron un pasado relacionado al oficio. El primero escribiendo en el periódico universitario, The Torch; el otro repartiendo copias del Toronto Daily Star. ¿Por qué las leyendas del cómic de superhéroes son periodistas? Antes de aproximar una respuesta, quizás sea mejor hablar de otro periodista. Un neoyorkino de ocho patas.
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Peter Parker es quizás el fotoperiodista más conocido de los cómics. “Su recorrido periodístico se limita a fotografiarse como Spider-Man. Es el menos representativo de los superhéroes periodistas”, afirma Carlos Wertheman, fotógrafo y miembro del podcast geek El Langoy. ¿Es Peter Parker un buen periodista de cómic? Digamos que era un oficio preciso para colocar a Spider-Man en situaciones donde era necesario. En Ultimate Spider-Man, Parker no era un fotógrafo; era un redactor web de apenas quince años en el Bugle.
El fotoperiodismo es para Parker más un sostén económico que una pasión. Parker es un científico. Con sus fotografías difunde activamente la verdad del superhéroe a través de la imagen, para así socavar las numerosas acusaciones falsas profesadas por J. Jonah Jameson, el maniático y corrupto director del Bugle, quizás el jefe de periódico más icónico en la historia del cómic. También destacan Betty Brant, asistente de Jameson; Robbie Robertson, el editor más humano y de buen juicio; o Eddie Brock, que se transforma en el monstruo Venom. Pero quizás el más importante periodista de Spider-Man sea Benjamin ‘Ben’ Urich.
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Estados Unidos ha desatado una guerra civil entre los vigilantes enmascarados, tras promulgar el Acta de Registro de Superhéroes, que los obliga a ejercer regulados por la ley, revelando sus identidades secretas. Una pelea entre dos superhéroes en un callejón degenera en un asesinato. La noticia invade los medios. A la mañana siguiente, Ben Urich y su colega Sally Floyd se reúnen en un café. Ella le informa el suceso indignada, y comparte su hipótesis de cómo todo parecía planeado: un homicidio orquestado por el gobierno para desfavorecer a los vigilantes en contra del acta. Quiere seguir su instinto, publicarlo. Urich deja su taza en la mesa y la observa, serio. Explorar la posibilidad de tan poderosa acusación sin fuentes suficientes podría acabar tanto sus carreras como sus vidas. Le aconseja que proceda con objetividad, y juzgue considerando lo que ve, no lo que espera ver. Floyd coge su bolso y se retira ofuscada. “Lo que Sally no ha aprendido de dar noticias es que incluso si estás en lo cierto, no quiere decir que lo puedas escribir. En este trabajo hay que tener mucha paciencia. A veces la gran noticia es como una polaroid: tienes que esperar para revelarla”, piensa Urich. Este ejemplo de su sabiduría y experiencia periodística aparece en Civil War: Front Line (2006).
La pericia e intuición de Urich lo llevó incluso a descubrir las identidades secretas de Daredevil y Spider-Man. Jameson jamás le perdonaría el no revelar la primera. Nunca supo que Urich conocía la segunda. Además de llevar una buena relación con los vigilantes enmascarados, Urich nunca traicionaría a sus fuentes. Urich es el paradigma del periodista en Marvel Comics.
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Un hombre con superpoderes elige ser periodista para descubrir los problemas del mundo y solucionarlos. Un hombre ordinario elige ser periodista para descubrir historias de la condición humana y compartirlas. Ambos cambian el mundo.
Ser periodista significa contar una historia diferente cada día. Para los superhéroes, ejercer es una forma de acercarse, de entender, a las sociedades que salvan. Es una forma, también, de prepararse antes de iniciar sus hazañas: una ventana perfecta para conocer lo que los ocupará, la aventura de turno, ‘el episodio de hoy’. Ser periodista puede ser la mejor de las identidades secretas. Por otro lado, piensa Emilio Camacho, podría ser un artificio acertado de los guionistas: para salvar el mundo debes estar enterado.
Al final del Action Comics #7, un joven Clark Kent le cuenta a su amigo Pete en Smalville por qué quiere ser periodista. Afirma que, sin importar cuán superpoderoso o inteligente sea, encontrar las palabras adecuadas para llegar a las personas es siempre un desafío. Periodista o superhéroe, ambos sueñan con palpar la consciencia del hombre.
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Javier Darío Restrepo dijo que los periodistas debemos ser conscientes del poder de las palabras en nuestras manos. El cómic de Spider-Man inmortalizó al tío Ben con una frase que se ha vuelto parte de la cultura popular: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¿Puede un superhéroe periodista ser ético y al mismo tiempo salvar al mundo? ¿Cómo escribir una historia imparcial cuando tu alter ego superpoderoso es el tema principal?
Peter Parker le vende al periódico fotografías de sí mismo. Clark Kent escribe sobre Superman. Todo periodista sigue un código ético que incluye también la lucha contra tiranos siderales o científicos mutantes. Según Víctor Casallo: “La asociación entre el superhéroe y el periodista se refleja en la compleja dimensión ética que poseen. No solamente buscan el bien común sino que lo hacen público”. Los mejores periodistas superhéroes comparten ese rol, campeando entre la verdad y la justicia, enmascarados o en mallas, y reporteando sobre sí mismos.
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Los cómics de superhéroes exponen con maestría una de las facetas más esenciales y nobles de la labor del periodista: la de investigador. Aquella imagen romántica del periodista como el vigilante que revela ocultas verdades con el fervor de su pluma. El público guarda cierta predilección por los protagonistas que velan desinteresadamente por la ciudad, rebelándose contra el sistema y las conspiraciones del gobierno. Podemos verlo en las aventuras nocturnas de Spider-Man, The Question, entre otros. Encontrarse con las fuentes en callejones, infiltrarse en espacios peligrosos, rastrear las pistas de un asesino, ¿no son tales circunstancias propias del relato noir? Podríamos decir que muchas de los periodistas de cómics fungen a su vez de detectives.
Kapuszcinski decía que las malas personas no pueden ser buenos periodistas. En la ficción del cómic de superhéroes, existe un reflejo entre el superheroísmo y el reporteo. Una inmarcesible inquietud bienhechora, encarnada en el espíritu vigilante. Cual arcano sortilegio o espacial superpoder, el periodismo sirve como artificio efectivo para la maravilla y el cambio. Las palabras son un sendero para acabar con los malos, inermes, sin ejércitos ni tribunales.
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La cara del asesino. Lea el Daily Bugle y conozca la verdad. Jameson, su icónico director, estaba empecinado en culpar a Spider-Man de la muerte del capitán de policía. Phil estaba descorazonado. Día a día, la imagen y el valor del superhéroe era insultado y degradado. Una tarde, Spider-Man pasó apremiado por las ventanas de la redacción. Sus colegas le gritaron asesino. Llamaron a la policía. Le insultaron. Fue allí cuando Phil se propuso limpiar su nombre.
Conversó con muchos testigos que estuvieron presentes en su lucha contra el Doctor Octopus, donde murió el jefe de policía. Todos tergiversaban los hechos, señalaban al vigilante como perpetrador del homicidio. Parecía un callejón sin salida. Durante esos días, Octopus fue capturado y recluido en la isla Ryker. El diálogo entre ambos fue una pérdida de tiempo. Nunca confesaría. La aparición de Gwen Stacy, la hija del capitán, quien creía en la inocencia del vigilante, cambiaría las cosas. Su padre lo consideraba un héroe, y ella quería honrar esa convicción.
Tras una larga meditación, Phil resolvió que limpiaría su nombre con un libro, aquel que había estado aprendiendo toda su vida a escribir sin saberlo. Se centraría en la reivindicación de Spider-Man. Absuelto por la hija del hombre que fue acusado de matar, y alabado como héroe por el mismo. Funcionaría. El último número de la novela gráfica Marvels nos muestra a un viejo Phil reporteando entre los años ’60 y ’70, ya veterano del fotoperiodismo, decepcionado de cómo la prensa ha contribuido al rechazo a las Maravillas, calificando de homicida a Spider-Man o difundiendo el racismo contra los X-Men. Contempla el problema con los ojos de aquel que retrata la realidad.
La historia de este fotoperiodista es la de un cruzado de la verdad. Un defensor del otro, a través del odio y el caos de Nueva York. Ese otro son los superhéroes. Ellos, a la vez, son los periodistas. Phil Sheldon comprende al mesías extraterrestre o al científico radioactivo. El periodista como la instancia más real del superhéroe. El reverso más terrenal de la maravilla.
¿Publicaría Phil Sheldon el libro? Jamás lo descubriremos. Sola nos queda creer que lo intentaría.
Roedores, aventureros, y otros periodistas en el cómic
El Cuy y el perro Humberto (El Cuy): Historieta de Juan Acevedo. Cuenta la historia de El Cuy, un militante de izquierda en el convulso Perú de los años ochenta. Su mejor amigo es Humberto, un perro periodista que antes fue humano y escribía en el Diario de Marka.
Tintín (Las aventuras de Tintín): Legendario cómic belga de Hergé. Tiene por protagonista al más célebre periodista corresponsal. Tintín trabaja en el diario Le Petit Vingtième. Entiende su oficio como una constante aventura y viaja alrededor del mundo.
Spider Jerusalem (Transmetropolitan): El antihéroe creado por Warren Ellis es el paradigma del periodismo gonzo en el cómic. Siempre con lentes estereoscópicos, armado y con cigarrillos, el reportero del The World representa un homenaje a Hunter S. Thompson.
Jane Arden (Jane Arden, Crime Reporter): Temeraria periodista de Monte Barrett y Frank Ellis creada en 1927. Vive para exponer la actividad criminal. Quizás el primer cómic protagonizado por una reportera. Influyó en mujeres de noticias como Lois Lane o Brenda Starr.
April O’Neil (Tortugas Ninja adolescentes mutantes): Reportera de TV en la serie de cómics originales. Amiga inseparable de las tortugas. No dudaba en ayudarles en todas sus peligrosas aventuras.
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