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Los 108 años de la filósofa y periodista Hannah Arendt
Por Milagros Olivera Noriega
Publicado el 14 de octubre del 2014
Hace 108 años, en Alemania, nació Hannah Arendt. Descendiente de judíos, los nazis le retiraron la nacionalidad alemana, por lo que asumió la estadounidense. Fue en ese territorio que la filósofa y periodista de ideología liberal trabajó como reportera para diversos medios, entre ellos The New Yorker.
Este medio de comunicación la envío como corresponsal a Jerusalén, lugar donde se realizaba el juicio al líder nazi Otto Adolf Eichmann. En esa época, posterior al Holocausto, la parcialidad era lo único permitido al hablar de la violencia nazi. Por eso la polémica fue grande cuando Hannah regresó a Estados Unidos y en sus textos, lejos de despotricar contra el acusado, lo humanizo al punto de reconocer sus fortalezas y cualidades religiosas.
Tituló la publicación que luego de convertiría en libro “Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal”. Ella cuestiona la incapacidad de algunos humanos de cuestionar las imposiciones políticas o emitidas por un superior. Sin embargo, no faltaron quienes creyeron que era una defensora de nazis.
Hannah murió en Nueva York, el 4 de diciembre de 1975.
Google ha decidido rendirle homenaje a través de un doodle, donde aparece rodeada de libros:
Compartimos 5 frases memorables de Arendt:
- “Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político.”
- “El mal no es nunca ‘radical’, sólo es extremo, y carece de toda profundidad y de cualquier dimensión demoníaca. Puede crecer desmesuradamente y reducir todo el mundo a escombros precisamente porque se extiende como un hongo por la superficie. Es un ‘desafío al pensamiento’, como dije, porque el pensamiento trata de alcanzar una cierta profundidad, ir a las raíces y, en el momento mismo en que se ocupa del mal, se siente decepcionado porque no encuentra nada. Eso es la ‘banalidad’. Sólo el bien tiene profundidad y puede ser radical.”
- “Nunca en mi vida he ‘amado’ a ningún pueblo ni colectivo, ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al norteamericano, ni a la clase obrera, ni a nada semejante. En efecto, sólo ‘amo’ a mis amigos y el único género de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas”.
- “Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos.”
- “Bajo las condiciones de la tiranía, es más fácil actuar que pensar.”
Publicado por:
Milagros Olivera Noriega
Feminista. Estudio Periodismo en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Fui editora de Cultura de Diario16.
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