Su primera gran experiencia de Gabo como reportero y enviado especial fue en El Espectador. Jaime Abello, director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Periodismo Iberomaricano (FNPI), dirigió poco antes de la desaparición del maestro un encuentro donde se analizó el papel de Gabo como periodista. Fidel Cano, director de El Espectador, y el periodista Jon Lee Anderson, recuerdan la faceta del desaparecido escritor.

Fidel Cano destacó que Gabo iba a buscar la otra historia, o a reportearla desde otro lado. Un ejemplo de ello se da en “Relato de un náufrago”, donde el periodista comenzó a preguntarse cómo contar una historia que consideraba ya un ‘pescado frío’, pues había salido en todas partes. Esa capacidad de mirar lo que otros no estaban viendo fue su marca registrada.

Cano resaltó la relación de Gabriel García Márquez con El Espectador, diario que le abrió las puertas como escritor principiante. El director del rotativo informó que toda la producción de Gabo se ha organizado, sobre todo para las plataformas digitales. “Gabo es parte de la historia de El Espectador íntima“, señaló en el conversatorio organizado por el Banco República de Colombia. Abello opinó en aquella charla de marzo pasado que Gabo se sentía muy cómodo en este diario, al cual regresó muchas veces: “Yo creo que Gabo sentía que esa era su casa periodística”.

El director de El Espectador elogió en ese momento su decisión y compromiso con la formación de periodistas desde la FNPI.

EL OFICIO QUE NUNCA ABANDONÓ

El reconocido periodista Jon Lee Anderson recordó que “el periodismo le brindó un empleo seguro mientras trabaja en su narrativa”

“Durante buena parte de los años 50 y 60 obtuvo a través del periodismo el sustento para su familia y nunca abandonó por completo el oficio a pesar de ser conocido en todas partes por ser el creador de un universo literario basado en la manipulación de la realidad objetiva”, explicó, tras dejar entrever que la mayor nostalgia del Nobel era la época en que era un joven reportero.

El periodista saludó la creación de la fundación en Cartagena, la cual alienta a jóvenes cronistas de América Latina brindando un foro para formar equipos de trabajo en un espíritu de camaradería. Jon Lee Anderson agradeció la oportunidad de dictar talleres en la fundación, una escuela que ha reunido a periodistas inexpertos, veteranos, autodidactas, pobres y sofisticados, incluso estrellas en sus países. “En Cartagena, o en los talleres, son iguales. Se sientan uno al lado del otro, alumnos todos, los que lo lleva allí es la idea de aprender y la esperanza de contagiarse un poco de la magia de Gabo”, dijo. ¿Qué tipo de periodista fue Gabo cuando hacía periodismo? Esa pregunta le han planteado varias veces a Jon Lee Anderson: “Gabo aprendió el oficio en una época en que las reglas eran distintas”.

 “Para mí las enseñanzas vienen genialmente a la memoria cuando me encuentro ante un aburrimiento total, aplanador. Yo siempre sé que algo puedo sacar. Y eso me lo enseñó él“, confesó, tras indicar que la fundación le ha permitido sentir América Latina, y nutrirse del continente que quiere tanto. 

La FNPI, refirió el periodista, es la que ha impulsado lo que llaman hoy el boom de la crónica o del periodismo narrativo (como quieran llamarlo). Gracias a Gabo y a la fundación, hoy tenemos este culto al cronista, y al boom de la crónica latinoamericano. Si bien tenemos libros como ‘Gabo periodista’, para Jon Lee Anderson, el mejor legado de García Márquez es la formación de periodistas en tiempos en los que se habla del colapso de la industria.

Tras la muerte de Gabo, Jon Lee Anderson escribió para la FNPI el texto “Un periodista generoso”. Pueden leerlo aquí. 

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