Por Ernesto Aroche / Lado B -México (*)

Mariana Santos tiene 30 años y está recorriendo América Latina, pero lejos de esos personajes que un día se embarcan en la aventura de recorrer el mundo, corriendo, encima de una bicicleta o en cualquier vehículo por bizarro que parezca, ella lo hace de la mano del Centro Internacional de Periodismo (ICJF) para evangelizar a reporteras y reporteros sobre la necesidad de pensar visualmente las historias que cuentan todos los días.

Un día, dice y en sus ojos de ribetes verde olivo se adivina que está recordando el momento, después de haber entrado a trabajar como visualizadora de datos en el diario inglés The Guardian, se encontró de frente con Rosental Alves, el fundador y director de la Fundación Knigth a quien le pudo contar su sueño de abrir una escuela para transmitir el conocimiento que había adquirido en su estancia por el rotativo londinense.

–Rosental Alves me dijo que no pensara en una escuela fija, como soy portuguesa primero busqué en Brasil para ver si ahí se podía hacer algo, compartir lo que ya hacía en The Guardian, sino en algo móvil, sesiones muy pequeñitas pero intensas para poder compartir el conocimiento con mucha gente de muchos sitios.

Y cuando pensaba en este sueño de hacer una escuela, tenía claro el qué, pero no sabía el cómo hacerlo, y entonces de la beca del Centro Knight me preguntaron, ¿cuál es tu sueño? Nos gustaría que fueras becaria pero, ¿qué nos propones? Les dije, mira, yo quiero hacer más visualizaciones de historias en periodismo, y quiero traer más mujeres a trabajar en la tecnología, no tienen que estar necesariamente desarrollando código pero involucradas, que se interesen y sepan hablar con los desarrolladores y el diseñador.

Mariana, la portuguesa toda sonrisas, de un metro y 78 centímetros de estatura, larga, espigada incluso para las medidas promedio de su país, venía de ser la única diseñadora y animadora en un equipo de trabajo que hasta antes de ella había sido prácticamente un club de Toby, un mundo de hombres; y quería además que ese conocimiento fuera trasmitido a más mujeres, mujeres que pudieran insertarse en esos equipos y contribuir con una mirada propia diferente a la mirada masculina.

El resultado del sueño de Mariana y la beca que le ofreció ICJF es Chicas Poderosas, un programa de entrenamiento intensivo para mujeres periodistas, y hombres que no temen trabajar codo con codo con ellas, que ha recorrido ya varios puntos de América Latina, entre ellos México, donde estuvo a mediados de febrero pasado en un evento promovido en conjunto con la Maestría en Periodismo del CIDE, la embajada de los Estados Unidos y la organización Periodistas de a Pie; pero nos estamos adelantando.

– ICJF me ofreció una beca para hacer realidad ese sueño, y primero me fui a Chile y estuve trabajando un proyecto visual que estuvo mucho mejor de lo que yo pensaba, y eso me hizo creer más en mí, y pensé que podía hacerlo y traer gente con otras especialidades, la mía es contar historias visuales, pero hay gente que es especialista en sacar datos de Internet, otros en limpiarlos, otro en desarrollar aplicaciones para móviles, entonces por qué no llamar un experto de cada campo, para trabajar toda la gama de posibilidades que se pueden utilizar on line para contar las historias.

“Ahí la ayuda de ICJF fue increíble, me dijeron toma y tienes todo un año para desarrollar tu sueño. La beca termina en abril, pero se va a extender hasta septiembre porque los resultados de Chicas Poderosas han sido increíbles. Es muy duro lo que estamos haciendo porque son talleres súper intensivos, sacar datos, visualizarlos y etcétera, pero la gente nos está resistiendo, hay muchas ganas de aprender, es un campo como indescifrado al que estamos entrando”.

Y así fue, su paso por México, acompañada por Giannina Segnini otra de las Chicas Poderosas y ex directora de la unidad de investigación del diario La Nación de Costa Rica, se resume de manera muy simplista en una sala llena por tres días seguidos hasta los arbotantes de reporteros y computadoras.

–Giannina Segnini es para mí una pieza fundamental de Chicas Poderosas, sin ella me parece que lo que lograríamos sería menor, para mí es la mejor periodista de investigación que he conocido, en The Guardian no conocí gente con esa determinación de llegar a la información cuando se lo propone, y no importa cuándo o cómo pero llega, y es una chica.

Y ese es un ejemplo increíble, y muy respetada en América Latina, y las dos queremos que el ejemplo se multiplique. Y busca que se multiplique porque “creo que con un buen periodismo comenzaremos a combatir esos problemas de corrupción, narcotráfico y problemas sociales que aquejan a la región, y capacitándonos nos vamos a hacer más fuertes, vamos a saber llegar y que no nos podrán parar tan fácilmente”.

Y si Mariana llegó a The Guardian siendo diseñadora y animadora salió de ahí asumiéndose periodista, un paso que no siempre se da en las redacciones en donde los diseñadores o diagramadores difícilmente se reconocen como informadores.

–Yo estudié diseño, y cuando me preguntaban ¿eres periodista?, decía, no, no, soy diseñadora. Y empezaron a decirme que no, que tenía que asumir que era periodista porque en realidad estás contando historias a la audiencia, pero lo estás haciendo de otra manera, y en grupo. A mí no me toca salir a la calle, o sacar los datos para extraer las historias.

A mí, en conjunto con el desarrollador, me toca pensar cómo vamos a contar gráficamente la historia, no me toca conocer de primera mano la historia, pero sí me toca conocer la información y filtrarla para hacerla gráfica, ya soy una periodista y no tengo vergüenza de afirmarlo, de la misma forma en que trabajamos con geógrafos, antropólogos y creo que todos ellos se transforman también en periodistas.

Ya la cosa no es quién ha hecho una carrera de periodista, sino quién está en el campo contando historias. Y aunque, dice, esta conjunción entre periodistas, diseñadores y programadores que ha comenzado a construirse en algunas redacciones no se está reflejando aún en las escuelas, la conformación de profesionales capaces de responder a las nuevas necesidades informativas y al manejo de grandes volúmenes de información, bases de datos y rastreo de información en ese océano que es internet se está construyendo aún a base de prueba y error.

–Yo creo que todavía no hay, pero ya se empezó a mover. Giannina y yo ya tenemos pedidos para maestrías en Colombia, acá en México se está pensando en la posibilidad, en el Columbia University también, todo está cambiando, aunque el periodismo académico no está actualizado, ya no es sólo escribir páginas y páginas de narrativa, ahora también se involucra el video, se involucra directamente a los usuarios, saber qué piensan y opinan.

Hay que pensar incluso en la cantidad de texto que se va a ofrecer porque luego no estamos con el ánimo para grandes narrativas, esas grandes narrativas están para un típico domingo para leer en el sillón, pero para narrativas más rápidas o en móviles, hay que cambiar un poquito el chip, y creo que algunas escuelas ya se están dando cuenta de eso y lo buscan cambiar, pero no hay un regla, es así que se hace, porque todavía estamos experimentando, y creo que esas son las mejores escuelas, las experimentales, es un camino de error y logro, de intentar y errar, intentar y, cuando lo logras, seguir por ahí.

 

(*) Este artículo fue publicado en Lado B y reproducido en Clases de Periodismo con autorización del autor.