Las redes sociales son fundamentales para la marca del periodista. Pero así como nos ayudan a destacar nuestro trabajo también pueden enterrar nuestra reputación y tirar por el piso una buena trayectoria. El reciente episodio de la foto de una reportera delante de un incendio en Lima y de otro caso consignado por el blog de Christian Espinosa nos llevan a escribir algunas recomendaciones para evitar estas situaciones que son realmente terribles.

Tienes que estar en los zapatos del reportero imprudente/ingenuo/ negligente para darte cuenta de cómo pueden doler las críticas, pero sobre todo los insultos. En Twitter y Facebook no hay piedad para el que se equivoca. El ataque 2,0 es brutal, así dure 24 o quizás 48 horas.

CONSEJOS

1. Recordar que las redes sociales son espacios públicos. De los 500 ‘amigos’ que tienes en Facebook seguro que 30 son amigos de verdad, el resto está en la categoría de conocido, o amigo del amigo de mi amigo. Suma jefes, exjefes, colegas del trabajo. Cualquier cosa que publiques puede llegar al lugar más inesperado porque no son gente de confianza aunque te llenen de likes. Y en Twitter estás igual de expuesto. Colocar candadito es lo mismo. Seguro que entre tus 100 seguidores más de la mitad no tendría problema en difundir algo tuyo, así sea muy personal. Y es que lo personal no va ni en Twitter ni en Facebook. En ninguna red social.

2. No hay que dejar de compartir algunos momentos de nuestra cobertura periodística. Está muy bien mostrar a la audiencia la manera en que trabajamos o el desarrollo de un hecho noticioso, pero hay que tener en cuenta la sensibilidad de la gente. Lo que para los periodistas pueden ser gajes del oficio, para la audiencia es simplemente una falta de respeto. Y en muchos casos es así: una falta de respeto a la víctima, a las víctimas, o a todas las personas involucradas en determinado caso. Sobredosis de sentido común evitará un desastre.

3. Cometido el desastre… Ofrece las disculpas.  Si finalmente compartiste una foto indebida (léase delante del incendio, al lado del carro que se chocó y dejó cuatro muertos, pegadita al puente que colapsó o señalando al muertito que te tocó como parte de la cobertura de policiales), procede a retirarla lo más pronto posible y ofrece las disculpas pertinentes. Sí, DISCULPAS. Es cierto que no mataste a nadie, pero la gente en redes sociales es muy sensible (o así lo demuestra) y no perdonará hasta destrozarte. Evita el bullying. Puedes disculparte en un tuit, en tu blog o en Facebook.

4. No esperes compasión de tus colegas. El bullying entre periodistas es una realidad, y hay que convivir con esta penosa situación.

5. No participes en el bullying contra periodistas. Si eres periodista y uno de tus compañeros se ve involucrado en esta situación, lo que funciona no es el silencio. Está bien que opines, la crítica constructiva es positiva, pero no insultes. Posiblemente te evitarás algunos insultos a futuro.

6. No justifiques lo que no se puede justificar / no te escondas. Cuando uno mete la pata, simplemente no hay otra que dar la cara y enfrentar el error. Una disculpa breve y sincera será suficiente. Varios de los críticos feroces en redes sociales han tenido sus episodios oscuros y lejos de responder han optado por esconderse hasta que pase la tormenta. No vale la pena imitarlos, pero sí recordarlos. Debes saber a quién o a quiénes te enfrentas.

7. Intenta hablar con algunos usuarios, pero recuerda que el troll siempre será troll. Creo que vale la pena dar explicaciones a algunas personas (además de las disculpas públicas), pero no olvidemos que a un troll jamás lo vamos a convencer de nuestro real arrepentimiento. Si a un troll le mandas un DM o le escribes por Facebook los detalles de lo ocurrido no te sorprendas si hace un print de la conversación y la difunde.

8. No desaparezcas de las redes sociales. Con la lección aprendida, esto no te debe volver a pasar. Sigue trabajando, sigue compartiendo información de valor en las redes sociales, pero recuerda que todo lo que digas en estos espacios son a la larga mensajes público y podrían ser tomados para cualquier fin.

Publicado por:

Esther Vargas

Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.

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