El asesinato de Germán Álex Quiroga Huambachano, identificado por los medios peruanos como ‘el estilista de las estrellas,  ha generado coberturas periodísticas muy cuestionables. Una de ellas, acaso la peor, corresponde al diario popular El Chino. La indignación no se ha hecho esperar entre activistas y algunos usuarios de redes sociales.

Este terrible suceso ocurre en circunstancias que el Congreso peruano da la espalda a la población homosexual, como bien señala El Comercio en un editorial histórico.

Gio Infante, presidente del Movimiento Homosexual de Lima (MHOL), se pronunció así sobre la cobertura de El Chino:

“La portada del Chino hoy es nefasta al mejor estilo de Mónica Chang. El cadáver ensangrentado y semidesnudo en primera plana tiene tres funciones: deshumanizar, basurizar y advertir. Al desaparecer cualquier consideración por la dignidad de Álex Quiroga y el dolor de sus deudos, los periodistas de este pasquín se permiten publicar una fotografía cenital que cosifica a la víctima (cuando no una en picado que la empequeñece) y la hace aparecer como basura, como algo sin valor, que finalmente les permite advertir al resto de gais que nuestro destino puede ser el mismo, que podemos ser los próximos. Esto intenta pasar inadvertido bajo un titular de “muerte cruel” pero que no se lamenta, sino que la responsabilidad se adjudica a la víctima. Ya la portada de ayer culpaba a la víctima de su propia muerte: mientras el alcohol y el sexo legitiman la masculinidad de los hombres heterosexuales, serían el causante de la muerte de los homosexuales, muerte que siempre es justificada por el robo o por la pasión. Y por eso ahí nuevamente la advertencia: la “noche loca” acabó con la ‘loca'”.  

Otro detalle, explica Infante, no menos macabro es que “la vida de Alex no tenía valor periodístico en sí misma, sino que requería de terceros que la validen: no solo es presentado como el estilista de las estrellas, sino que al lado de su foto se pone otras que puedan hacer lamentable su muerte y se recuerda el crimen de odio contra Marco Antonio. Es decir, no importa que hayan matado a un gay por homofobia, sino que esa muerte pueda ser espectacular, tal y como reclamaba el congresista Lay en el debate del jueves en el Parlamento”

MEDIOS QUE CONVIERTEN A LA VÍCTIMA EN CULPABLE

Para Verónica Ferrari, la directora del MHOL, “lo que hacen algunos medios de comunicación es convertir a la víctima en culpable de la violencia que se ejerce sobre ella, y por ende, se justifica y legitima que se le violente, discrimine, excluya, viole o mate”.

“Detallar aspectos de su intimidad, de sus gustos o de su aspecto, son dispositivos de control y disciplinamiento de cuerpos y vidas que rompen las reglas de la heterosexualidad. Lo que los medios nos quieren decir al tratar las noticias de esta forma es que recibiremos un castigo por nuestra mala conducta. Esta forma de control se hace contra mujeres y contra lesbianas, gays, trans y bisexuales, y se engarza con toda la violencia que viven estos grupos: son amenazas veladas de sanciones que nos pueden costar la vida y por lo tanto, las mujeres deben ser sumisas y discretas, y los LGTB debemos ser invisibles, si rompes estas reglas, te atienes al castigo social… y a la muerte”, dice Ferrari.

El lenguaje, sostiene, tiene el enorme poder de construir la realidad. “Y a lo largo de los siglos todas las sociedades hemos interiorizado discursos profundamente homofóbicos, misóginos, sexistas, racistas y excluyentes, que se reproducen en la familia, en la escuela, en las calles y en las aulas universitarias. El problema de que se reproduzcan en estas últimas, es que mucha de la gente que va a salir de esas aulas luego las va a reproducir en medios que llegan a nivel nacional, y la violencia discursiva se convierte en un círculo vicioso de nunca acabar. Es necesario implementar cursos de ciudadanía y derechos humanos que realmente sean efectivos y que hagan tomar conciencia a los futuros periodistas de que al producir, reproducir y mantener estos discursos, también se están volviendo cómplices de todas estas muertes. Mientras no haya un compromiso de los propios periodistas para cambiar esta situación seguiremos viendo caer uno tras otro a nuestros hermanos y hermanas”.

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