eCícero, la editorial de ebooks de periodismo de largo formato, publicó la semana pasada “Cristina y las máscaras”, un ebook en el que los periodistas Gabriel Pasquini y Graciela Mochkofsky explican la historia de la transformación de Cristina Fernández de Kirchner.

Conversamos brevemente con los autores sobre este ebook, una pareja de periodistas que creó elpuercoespín, un espacio de periodismo en la red que ve en los ebooks una alternativa para contar historias.

¿Cómo surge la idea de hacer un libro sobre Cristina?

-Fue una combinación de ideas, deseos y circunstancias. Por un lado, creíamos que había que escribir algo sobre Cristina Kirchner y la Argentina para el exterior que no siguiera los estereotipos de los dos relatos típicos, maniqueos y falseados que circulan, a favor y en contra,  en la prensa, y especialmente en la prensa internacional. Luego, ocurrió que nos pidieron de una revista norteamericana una suerte de perfil. Pero cuando lo terminamos tuvimos un desacuerdo con los editores, que querían alterar el texto y cargarlo de agregados ideológicos. Al romper, quedamos libres de hacer lo que quisiéramos y decidimos editarlo por nuestra cuenta. El resultado es que ya ha sido publicado en portugués, italiano, español, inglés y tal vez haya una versión más corta en alemán.

CRISTINA Y LOS MEDIOS

Entiendo que para hacer este libro se enfrentaron a una serie de problemas y respuestas como “el kirchnerismo no habla con la prensa extranjera” siendo ustedes argentinos. Ustedes señalan que la prensa local no la pasa mejor. ¿Qué relación tiene Cristina con los medios en general?

-Responder a esta pregunta llevaría a otro largo artículo. De hecho, yo (Graciela) escribí un libro al respecto: “Pecado Original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder”. En términos reducidos se podría decir que, como otros políticos, Cristina Kirchner divide a los medios en amigos y enemigos, y actúa en consecuencia. En términos generales, el kirchnerismo considera a la prensa un actor político y empresarial, con intereses propios, no un representante de la opinión pública. Cuando su enfrentamiento con algunos grandes medios privados se radicalizó (en particular con el Grupo Clarín) por razones específicas de la Argentina, el Gobierno denunció prácticas, vicios  y conductas monopólicas de los medios que antes sólo una minoría se atrevía a plantear y que derivaron en la aprobación de la llamada Ley de Medios, y en una serie de medidas y denuncias judiciales. Todo ello tornó más complejo el enfrentamiento, porque algunos de los argumentos y medidas tomadas por el gobierno eran compartidos por un amplio sector social: en efecto, existían prácticas monopólicas del Grupo Clarín y, en efecto, los medios mentían y actuaban en política y en el mundo de los negocios y esto tenía consecuencias sobre el tipo de periodismo que practicaban. Para completar, los medios enfrentados con el gobierno, en lugar de ser coherentes con su autodefinición de “independientes”, comenzaron a actuar más y más como voceros de la oposición política y social, distorsionando la información que ofrecían (y ofrecen), a veces de forma grotesca. En paralelo, se desarrolló un sector de prensa oficialista que hace lo mismo en sentido inverso.

 LOS EBOOKS Y EL PERIODISMO

-¿Cómo se realizó el trabajo de recolección de información con tantos silencios en Argentina?

-Como se hace periodismo en cualquier lugar del mundo: consiguiendo fuentes y obteniendo información. Hay épocas y temas que son un poco más difíciles. En la Argentina no falta información. Lo que falta, en muchos casos, es la voluntad de mirar las cosas con distancia, de relatar los hechos de forma no simplista, de evitar la tentación de  favorecer a un bando o a otro. Indicios de esta polarización son algunos de los comentarios que recibimos: algunos kirchneristas nos acusan de hacer el relato de la oposición y algunos opositores nos acusan de hacer un panegírico de la Presidenta. Y en la mayoría de los casos es claro que ni siquiera se han tomado el trabajo de leer el texto.