Ángel Boligán Corbo cuenta que se enamoró de la ilustración después de asistir, en su adolescencia, a una bienal internacional de caricatura en Cuba. Luego se graduó como profesor de artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de La Habana en 1987. Desde  entonces no ha parado criticar ferozmente a la sociedad y sus problemas.

Actualmente reside en México y  publica en el diario “El Universal” de ese país y en la revista política “El Chamuco”. Conversamos con Boligán en en el encuentro Libertad para los lápices: Caricatura y libertad de expresión:

¿Qué tan importante es la caricatura para la libertad de expresión?

-Creo que el humor juega un papel esencial dentro del mundo político y de la sociedad en general. Digo que la caricatura es como el niño inquieto en la familia de las artes plásticas. Creo que los borrachos, los niños y los caricaturistas siempre decimos las verdades. Eso es importante en una democracia, no decir mentiras y no ocultar los problemas.

¿Hay una relación entre periodismo y caricatura?

-Sí. Me considero un artista plástico en función al periodismo porque tengo espacios de opinión. Pero si no fuera así, seguiría haciendo caricatura en galerías o donde se pudiera.  No necesariamente tiene que ser en un periódico, pero ya tenemos ese espacio y es algo que reconoce la sociedad. Todo el mundo lee un periódico, pero no todos leen los artículos. Las caricaturas sí (las ven).  Además, una imagen dice más que mil palabras, la gente prefiere ver una imagen más que mil palabras.

¿Crees que un caricaturista debe ser molesto para el Gobierno?

-No es que deba ser molesto, pero sí debemos ser una especie de piedra en el zapato. Como te dije, un niño inquieto que constantemente dice las verdades. Creo que para los políticos somos molestos, como cuando de niños nos dicen “no seas impertinente, no te metas en la conversación”. Debemos ser un látigo con cascabeles en la punta,  como decía el poeta cubano José Martí.

Los periodistas en México están siendo atacados, ¿cuál es la situación de los caricaturistas?

-No sabemos cuál es la frontera entre la delincuencia y el gobierno. Somos críticos, hemos ganado mucho espacio, hemos ganado libertad y seguimos luchando por mantener esa libertad, pero desgraciadamente tenemos bajas en cuanto a periodistas.

¿Hasta dónde un caricaturista se puede censurar?

-Creo que no debemos censurarnos. La censura debe correr por parte de los editores y los diarios. En mi caso, en México, yo sé que hay caricaturas no publicables, pero así se las envío al periódico. En todo caso, lo censura el periódico, pero yo no me voy a censurar.

¿Crees que se deba enseñar en las aulas de periodismo?

-La caricatura es una forma de periodismo a través de imágenes, colores y símbolos. El público latinoamericano está acostumbrado a que la caricatura diga exactamente lo que ellos piensan. En cambio yo hago una caricatura sin palabras que requiere cierta interpretación y echar un poco a volar la imaginación.  Sería muy interesante que se enseñe en las escuelas de periodismo cómo decir muchas cosas a través de líneas, trazos y gráficos.

¿Se pierde la objetividad en un dibujo?

-Se puede perder. Hacer humor es muy serio, aunque parezca sencillo. Y más cuando es un humor bien logrado a través de iconos universales, pues transmite ideas muy profundas. La otra parte le corresponde al público, que debe entender  de qué trata la caricatura y su simbolismo. Incluso, debe hacer volar su imaginación y darle el final que le parezca el adecuado.

¿Qué cualidades debe tener el periodista (a parte del dibujo) para que pueda desempeñarse como un caricaturista?

-Transmitir algo interesante y crítico. Un periodista o caricaturista debe ser honesto consigo mismo. Debe ser sincero y no dejarse manipular ni por intereses particulares ni por el periódico, aunque cueste muchas veces el trabajo. No caer en la autocensura.