Foto: Al Jazeera

Después de contar unas 400 historias de China, la reportera Melissa Chan acabó en los titulares. Así empieza la amplia nota de Los Angeles Times sobre la corresponsal de Al Jazeera expulsada de China.

Chan regresó al sur de California la semana pasada. Después de 14 años regresa a su casa y sus padres están aliviados. Ella piensa en volver a pisar China “algún día” (aunque no sabe la fecha)  y reconoce que siempre supo que estaba en un terreno inestable, sobre todo durante la mayor parte de este año.

El gobierno chino se negó a renovarle su visado. Chan, de 31 años, no sabe qué motivó esta decisión. En marzo, ella escribió acerca de una madre angustiada que buscaba a una hija que había sido esterilizada por la fuerza. Además, puso al descubierto la ilegalidad de las cárceles clandestinas. Chan cuenta que muchos de los periodistas han hecho historias sobre las prisiones, pero ella “fue probablemente la primera en obtener una cobertura para la televisión.  En el análisis de lo ocurrido, ella cuenta que escribió acerca de sus relaciones con las autoridades en Twitter. Pero, en verdad, no sabe las razones de la expulsión, y las autoridades no se han ocupado de revelarlo.

“Chan ha sido varias veces elogiada y criticada. Algunos la ven como una activista de derechos humanos que ha expuesto las cárceles ilegales y la confiscación de tierras. Otros la consideran una agitadora”, detalla Los Angeles Times, aunque ella cree que hay otros periodistas que han mostrado mucha más valentía por la calidad de sus coberturas en las protestas prodemocracia, por ejemplo.

Por lo pronto, Chan ya tiene una beca para un fellowship en Standford, donde explorará maneras para que los periodistas protejan sus computadoras de piratas informáticos. Sigue en Al Jazeera y ya aceptó que no volverá a China en un futuro próximo.

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