En el libro Escritores Descalzos, el periodista Rodolfo Braceli cuenta sus experiencias como entrevistador.

“La tinta de un escritor también se nutre con olores, con comidas, con el ritmo de los vinos, con los ruidos del vecindario, con sus miedos, con su red de pequeñas supersticiones”, señala.

En los años 90 consiguió hablar con Woody Allen, y luego con otros grandes personaajes como Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges y Ray Bradbury.

Sus secretos:

1. Adiós interrogatorio, hola conversación. “Conversando se llega más lejos, más hondo que interrogando”, afirma Braceli. “Ocurre que en el reportaje-entrevista, excepcionalmente se produce la coincidencia de dos descalzos, el entrevistado y el entrevistador”.

2. El periodista debe contarse y entregarse. La naturalidad es una de las claves principales de la entrevista. El periodista se convierte también en un personaje espiado de alguna manera.

3. Debe darse de igual a igual. El periodista debe entender que está hablando con un igual a pesar de que sea un famoso escritor y sólo así podrá actuar con naturalidad.

4. Debe saber sacar la poesía. En el tránsito de la conversación se da un tipo de poesía peculiar. Son instantes especiales que el periodista deba “tratar de cazar como perlas”.

5. Ponerle inocencia. Sin esa inocencia no se puede avanzar. Eso sí, no entendida como ingenuidad, si no como candor. “Debe esperarse que el milagro ocurra”.

Vía La Información

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