Kim Schmitz  es ‘Kim Dotcom’, un empresario de 37 años de origen alemán que figura en la lista de los diez residentes más ricos de Nueva Zelanda. De hecho, su mansión es la más cara del país. Es el fundador de Megaupload, está preso y podría pasar muchos años en la cárcel. ¿Quién es? ¿Qué hace? ¿Qué busca? ¿Qué esconde? ¿Cuántos periodistas lo conocían hasta ayer?

Dicen que es mujeriego y gastador. Los medios de Nueva Zelanda así lo describen. Que es tan misterioso como excéntrico. Se saben pocas cosas de él, pero las que se conocen nos muestran a un genio derrochador que ha tenido problemas con la justicia, desde que era muy joven. En su biografía se incluye que ofreció US$ 10 mil de recompensa por la captura de Osama bin Laden, que fingió un suicidio y que apoyó a Nueva Zelanda en la reconstrucción tras el terremoto. Pero a la par se dice que como fundador de Megaupload hizo fortuna de manera fraudulenta, cosa que los millones de usuarios que han reaccionado indignados con el cierre del sitio no creen. Las cifras extraordinarias alrededor del sitio de internet extinto hacen saber que efectivamente ‘Kim Dotcom’ movía millones.

Shcmitz  tiene tres autos de lujo con las placas “Wanted” (“Se busca”), “Guilty” (“Culpable”) y “God” (“Dios”) y ostenta una mansión valorizada en US$ 20 millones en Auckland. Para las fiestas de Año Nuevo de 2010 contrató a un maestro pirotécnico para hacer estallar 2.000 juegos luminosos desde dos barcazas en el puerto de Waitemata. Este ‘gusto’ le costó unos 150 mil dólares, de acuerdo con la prensa de ese país. También dan cuenta de sus fiestas con espuma, de sus noches de desenfreno con famosos y con conejitas Play Boy.

Schmitz se bañaba en grandes tinas de mármol, soleaba en impresionantes yates, y retozaba con sensuales mujeres. Y esto no es privado. Él se encargó de aparecer en la red así, como el rey de los excesos. Las autoridades del FBC creen que se pagaba esta vida de lujos con dinero sucio, proveniente de la piratería.

Ama la velocidad. Y, según cuenta, no acostumbraba a usar el cinturón de seguridad.

Los medios alemanes  lo retratan como un tipo de voz alta e imposible de ignorar. Es XXL para todo, bromeaban los medios al dar cuenta de su vida exagerada.

Por ingresar sin permiso a redes corporativas estuvo dos años con libertad condicional en 1998. En 2001 fue condenado a 20 meses de cárcel por malversación de fondos y abuso de información privilegiada en la bolsa.

En algunas entrevistas recientes aseguró que ya no era una persona de mal carácter. Pero en la red se pueden encontrar comentarios nada afortunados de periodistas que lo veían como un magnate de Internet algo oscuro con demasiados secretos y muchas ganas de mostrar al mundo su buena vida (ver galería de fotos). Hoy que todos hablan de él, que los medios se ocupan de saber quién es y qué hacía, se sobredimensionan sus excentricidades, las que siempre tenía bien dispuestas para que los periodistas tomaran y difundieran.

Me and Germany’s #1 Hacker Kim Schmitz from John Doe on Vimeo.

“Kimble” o “Kim Tim Jim Vestor” -como también le decían- está preso en Nueva Zelanda. Estados Unidos lo acusa de los cargos de violación de derechos de autor desde sus 18 sitios de la red Mega, lavado de dinero y crimen organizado. Para el FBI, este hombre hizo una fortuna burlando la ley:  US$ 175 millones de ganancias durante los años que funcionó el servicio de descargas directas. Dominaba nada menos que el 4% del tráfico de Internet. Los que admiran lo que hizo con Megaupload se resisten a aceptar que el exhacker pasará buena parte de su vida tras las rejas.