La historia de Demetrio Chávez Peñaherrera, el narcotraficante más importante del Perú, era un misterio, un tema inconcluso, pese a sus repercusiones en la política y en la sociedad peruana.

El periodista Hugo Coya quiso contar esa historia y el resultado es Polvo en el Viento, una investigación periodística que recorre el lado humano del capo y las miserias de una sociedad donde las autoridades tienen precio y los pobres esperan un poquito de eso que se llama prosperidad.

Pero Polvo en el Viento es una lección de periodismo, imprescindible para todos lo que estamos en este oficio, y a veces nos conformamos con las noticias del día, sin mirar lo que hay más allá, o lo que queda sin contar.

-La investigación periodística en el Perú se está abriendo paso en los libros, como ya ocurre en México o Colombia, donde las grandes historias periodísticas terminan de contarse o se cuentan en libros porque en los periódicos no hay espacio o no hay recursos para invertir en una investigación

-Los periódicos y los medios de comunicación en general se ocupan de numerosos temas y, por eso, difícilmente tienen la posibilidad de profundizar en algunos. Muchas veces, las limitaciones de espacio y de recursos son decisivas en el destino de las investigaciones periodísticas. En ese sentido, los libros se convierten en el destino natural de los periodistas que desean explorar y ahondar sin cortapisas en una investigación. Considero que aún estamos muy lejos de alcanzar los niveles de Colombia y México, donde el periodismo ha encontrado en la publicación de libros una extraordinaria forma de divulgar sus investigaciones.

-¿Cómo pasas de Estación Final a un libro que parece, por momentos, una novela policial?

-En los tiempos que corren, el periodista debe ser versátil y tener la capacidad para escrutar en cualquier tipo de tema sin tapujos. Los periodistas no podemos ni debemos encasillarnos. Si bien es cierto que “Estación Final” y “Polvo en el viento” son investigaciones periodísticas que describen dos épocas distintas de nuestra historia nacional, en ambas hay un eje común: seres humanos sometidos al horror, el atropello y la tiranía. La diferencia en la forma de narrar los hechos se debe a que el protagonista de “Polvo en el viento” está vivo así como muchas de las personas que estuvieron vinculadas a él. He buscado eludir intencionalmente la forma convencional de presentar algunas investigaciones periodísticas que son muy profundas, aunque también muy aburridas. De nada sirve tener una extraordinaria investigación si nadie la va a leer. Es necesario pensar siempre en el lector y como despertar su interés sin ceder un ápice en la veracidad de los hechos.

-Entrevistaste a 78 personas para revivir la gloria y desgracia de Vaticano. ¿Cómo fue el proceso?

-Durante algo más de un año, visité a Vaticano todos los domingos en la cárcel y conversé con él varias horas. Paralelamente, con la ayuda de algunos periodistas estadounidenses, solicité algunos documentos desclasificados al Departamento de Estado y de Justicia de Estados Unidos. Además, hice una lista de posibles entrevistados para contrastar su versión. Algunas personas accedieron a conversar conmigo, otras simplemente se negaron. Viajé a los lugares donde se habían registrado gran parte de los acontecimientos que narro en el libro. Finalmente, con la información recopilada, inicié el proceso de ordenar los datos y preparar el texto final que fue entregado a la Editorial Santillana para su revisión y posterior publicación.

SER REPORTERO ES CLAVE

-Experiencias como esta te confirman que un periodista nunca debe dejar de ser reportero. Se siente el trabajo de reporterismo duro. Hoy, estamos invadidos de periodistas de escritorio, que sólo ´googlean´ y que no quieren hacer el trabajo pesado. ¿Qué impresión tienes sobre esto que ocurre en diversos países?

-Siempre he creído que periodista y reportero son facetas inseparables de nuestra profesión. Se pierde la condición de periodista cuando se deja de ser reportero. Hay que ser un buen reportero sea cual sea el lugar que nos toque trabajar. Google nos ha permitido ahorrar mucho tiempo en la obtención y verificación de datos, pero no debemos circunscribir nuestro trabajo a ello. Los buenos periodistas siempre deben salir a la calle y verificar sobre aquello que escriben.

-Entre tus fuentes citas algunos blogs. Para muchos periodistas y académicos, los blogs no tienen gran valor, y son recursos menores. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

-Soy enemigo de los prejuicios y los estereotipos. Si un periodista publica alguna información relevante en un blog, ¿por qué no tomarlo en cuenta? ¿Por qué no citarlo? Los blogs son también un medio de expresión individual o colectiva. Mucha información valiosa usada por la prensa tradicional viene de los blogs.

-¿Qué está pasando con el periodismo de investigación en el Perú?

-En el Perú, siempre hemos tenido grandes periodistas de investigación. Pero hacer periodismo de investigación es caro y riesgoso como en cualquier parte del mundo. Esto, asociado a las frecuentes crisis económicas que vivió nuestro país, ha sido un obstáculo para su desarrollo. Sin embargo, creo que vivimos un nuevo tiempo en este campo. Los medios de comunicación grandes y pequeños poseen unidades de investigación. Además tenemos organizaciones como IPYS s e IDL-Reporteros que están dando una gran batalla en pro del periodismo de investigación sin ninguna atadura.

-¿Qué piensas cuando escuchas o lees que el periodismo se está muriendo y que los diarios van camino a la extinción?

Vengo escuchando eso desde hace más de 20 años y cada día un periodista hace un descubrimiento, una nueva revelación, una nueva denuncia. El periodismo sólo desaparecerá el día que los periodistas dejemos de hacer nuestro trabajo.