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"Estándares ideales de periodismo"
Por Esther Vargas
Publicado el 22 de julio del 2011
En los meses finales del programa –abril y mayo de este año–, pasé buen tiempo dando batalla desde Facebook y Twitter en contra de la vuelta del régimen fujimorista al Perú. Para mí fue un doloroso proceso el constatar la impudicia racista y el germen de un incipiente pensamiento derechista facistoide en los comentarios, tuits y estatus de gente conocida e incluso amiga. Nada tuvo que ver que yo estuviera en Estados Unidos y no en Perú: a diario publiqué comentarios, enlaces a artículos diversos antifujimoristas, y me trencé en varios altercados de red social defendiendo mi postura.
Entonces pisé los callos de El Comercio.
En Columbia, en las discusiones acerca de cómo cubrir una nota no escuché tanto la palabra “objetividad” como sí la expresión fair and balanced (justo y balanceado). Discutir sobre “objetividad” es casi considerado una pérdida de tiempo, en especial ahora cuando el periodismo está siendo forzado a las trincheras de la derecha conservadora (Fox News) o de la izquierda liberal (MSNBC, The New York Times), con CNN y las cadenas tradicionales (ABC, CBS, NBC) tratando de mantener la cabeza fría.
Cuando publiqué una serie de críticas en Facebook –con enlaces y pruebas concretas– al desvergonzado apoyo de El Comercio a Keiko Fujimori, dos miembros de esta empresa editora se comunicaron conmigo por interno. No puedo revelar los nombres, pero diré que se trata de profesionales de larga experiencia y con autoridad en la empresa. En cierto momento del intercambio vía inbox, escribí lo siguiente sobre la web de El Comercio, que es lo que tengo a primera mano cada día:
“Desde aquí en Columbia, donde todo el día nos machacan los estándares de un periodismo ideal, mi contacto es con la web y decepcionante. Los editores han mantenido una pobreza de contenidos que se desdice de la edición impresa (Tilsa y Gisela a diario, CERO investigación a nada, linkeos a curiosidades de YouTube, incontables faltas gramaticales, descuido en la presentación y redacción de textos, pobre despliegue de fotos, etc.). Es una irresponsabilidad tremenda”.
A lo que recibí –extraída de amplios párrafos– esta respuesta:
“El diario El Comercio no tiene absolutamente nada que ver con eso. Darle y darle con que El Comercio y El Comercio tiene una segunda intención que deja mucho que desear a eso que tú dices: estándares ideales de periodismo”.
Eso de “estándares ideales de periodismo” es un concepto que se atrincheró en mis pensamientos a partir de este intercambio textual. Hablé de un “periodismo ideal” queriendo dejar sentado que entiendo esa diferencia entre “lo que se enseña” y “la vida real”. La experiencia de conocer a tanto maestro talentoso en Columbia me hace desafiar este distingo: estoy convencido ahora que si, como periodistas de planta, defendemos a quemarropa estos “principios ideales” por encima de la mofa de los compañeros que ven esta posición como idealista, del desdén de quienes ya sienten saberlo todo y se atrincheran en sus conceptos, estaremos en el camino correcto, en el lado correcto de la historia, podremos dormir con la conciencia tranquila al final del día.
Nadie dijo que sería fácil.
Bajemos estas ideas de una nebulosa a ejemplos concretos.
- Limitémonos a informar. El periodismo en Estados Unidos es hechos, hechos, hechos. No somos policías, no tenemos autoridad legal, brindamos hechos para que otros tomen decisiones, con la esperanza que estas sean en beneficio de la comunidad. Cada adjetivo debe estar fundamentado, cada línea debe contar con sustento. El estilo latinoamericano, donde la versatilidad prosística de un redactor infla textos como panes con bromato, no tiene lugar en este orden de cosas.
- Tratamiento de las fotografías. Hablando en estricto de fotoperiodismo, todos los profesores fueron claros. Judith Levitt, la editora fotográfica de la web del New York Times que nos dio el taller de fundamentos fotográficos, lo dijo así: hacer posar para una foto te puede costar el despido. Alterar una foto en algo más que no sea mejora de color, también. Cortar fotos sin autorización, también.
- Militancias y filiaciones personales de los periodistas. Este fue un tema de debate, hablando en sentido literal. Chiara Sotille, nuestra excelente vicepresidenta de promoción, organizó un debate para discutir si los periodistas podrían tener o no filiaciones políticas y si debieran revelarlas. Se concluyó que sí, se puede, pero hay que ser claro en revelar de antemano toda militancia en ONGs, partidos políticos, clientes de relaciones públicas, asesorías diversas, otros trabajos freelance y abstenerse de coberturas que generen conflictos de interés.
- ¿Intervenir o no en los hechos? Si cubriendo una catástrofe, una persona resulta herida delante de uno, ¿el periodista solo debe registrar el hecho y mantenerse al margen? Mi profesor de ética en Columbia fue Richard Wald (vicepresidente senior de calidad editorial en ABC, donde se le conocía como “el zar de la ética”). La conclusión en el curso fue que uno antes que periodista, es ser humano. Auxiliar, intervenir en situaciones extremas está permitido.
- Nunca aceptar regalos. De ningún tipo. Eso incluiría en el Perú las botellas de pisco, whisky o vino que suelen mandar las empresas a redactores y editores en “ocasiones especiales”, o los pases de cortesía para ocasiones extra periodísticas.
- Cámaras escondidas: Nunca deben emplearse como primer recurso, sino cuando todas las otras opciones se han agotado, siempre consultando primero con un especialista legal.
- No pagar por información. Este es quizá el más vilipendiado de los estándares periodísticos. En general, son la mayoría de medios informativos de entretenimiento quienes pagan por fotos y videos vergonzosos de celebridades, aunque la compra y venta de exclusivas es una práctica bastante extendida. Pero recordemos, estamos hablando de “estándares ideales de periodismo”.
Y es aquí donde puedo explicar por qué de la presencia de mi respetable profesor Richard Wald en esta lista. Sucede que no puedo evitar la triste comparación entre los “estándares ideales” que él se dedicó a erigir para ABC, y el hecho reciente que es esa misma ABC la que viene destrozando esos mismos paradigmas éticos. Primero, ABC News pagó 10 mil dólares a una de las amantes del representante federal (no exactamente “congresista”) Anthony Wiener –Meagan Broussard–, a cambio de obtener fotos probatorias y brindar ante cámaras su versión de la historia. Luego, en el juicio a Casey Anthony, una mujer que ha sido declarada inocente de matar su hija de tres años, ABC News apoyó con 200 mil dólares los trámites legales de Anthony a cambio de exclusivas en el caso.
¿Es la ética una convención prescindible? Si están siguiendo el cataclismo de Rupert Murdoch y su News Corp., luego que se descubriera que periodistas de News of the World hackearon el teléfono de una víctima de secuestro buscando primicias, verán que los “estándares ideales”, no son una discusión gaseosa. En algún momento, estoy seguro que los responsables de la pobrísima actuación de El Comercio en meses recientes sentirán los efectos de sus acciones.
Imagino que la cobertura de El Comercio en estas elecciones habrá sido objeto de amplio debate en las aulas peruanas. Yo he trabajado en medios donde se optaba por no cubrir “temas gay”; donde no se publicaban notas “a favor del alcalde tal”. Estos pequeños ejemplos los distingo y los hago caber en el costal de papas de “las línea editorial”. Pero la actitud de alinear los medios pertenecientes a un mismo grupo en contra de un determinado candidato, y de despedir a periodistas que no apuntalaban ese rumbo es una clara corrupción imperdonable de la práctica.
No me sorprendería la decepción que pueda haber causado en tantas vocaciones jóvenes.
Eso sí, aunque sobre decirlo, no quiero dar a entender que en Columbia las cosas son perfectas, y que las cosas transcurren en un parnaso profesional inmaculado. Este año, mientras yo mismo era estudiante, la Escuela de Periodismo de Columbia tuvo un escándalo que involucró a una versión propia de Jayson Blair.
De eso, más en otro post.
Aquí les dejo con un video especial. Fue preparado para promover la Iniciativa de Casos de Estudio Knight, un proyecto financiado por la John S. and James L. Knight Foundation. Fue grabado en plena clase de Ética una mañana de viernes, y podrán ver a Richard Wald enseñando vía método socrático. Y me pueden ver levantando la mano e interviniendo en clase en el 00:24.
Publicado por:
Esther Vargas
Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
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