Virginia P. Alonso, directora adjunta de 20minutos.es nos concedió una entrevista para hablar de periodismo, redacciones, redes sociales, Internet y, por supuesto, 20 minutos.es, el segundo diario on line español más leído con más de 12 millones de usuarios únicos, según OJD (junio 201o).

El proceso de adaptación de los periodistas de papel a web es una falacia en la mayoría de los medios. Las llamadas integraciones de redacciones, salvo en algunos casos muy contados, consisten en sentar en el mismo espacio físico a periodistas de uno y de otro soporte, y con eso se espera que periodistas -que además ven Internet como una amenaza- incorporen la Red a su día a día profesional. Complicado, sobre todo en el caso de periodistas de edad más avanzada. Los periodistas jóvenes están más familiarizados con Internet, y poco a poco van usando las redes sociales y dando más oportunidades a la Red. Pero, en general, pocos son conscientes de que Internet va a ser el ecosistema en el que van a tener que trabajar, sean periodistas de papel, de radio o de TV; es decir, que el soporte para el que trabajan será tan fundamental como el de Internet, y por tanto tendrán que conocer y manejar la Red al menos al mismo nivel que hoy conocen y manejan esos otros soportes. Y esto no es ciencia ficción, va a pasar mañana, está pasando ya. Por eso, más que resistencia, lo que existe es un profundo desconocimiento de lo que Internet supone y va a suponer para el periodismo. Y ese desconocimiento provoca rechazo.

Tal vez una buena manera sea preguntarnos/les por qué elegimos el periodismo como profesión. Probablemente, entre las respuestas estén las siguientes:

1) Deseo de descubrir y narrar historias y de darlas a conocer al mayor número de personas posible.

2) Necesidad de satisfacer nuestra curiosidad e inquietudes.

Y, aunque no figure entre las respuestas confesas, podríamos incluir entre ellas el afán de notoriedad, satisfecho a través de la firma. En estas respuestas están las claves de por qué Internet no sólo no es un engorro para el periodista, sino una herramienta clave: nos permite llegar a un universo de lectores impensable de alcanzar sólo con los soportes tradicionales; nos facilita estar más informados que nunca y en cualquier momento; nos posibilita conocer a nuestros lectores, conversar con ellos, pedirles ayuda y aprender de ellos y de sus críticas; podemos informar de cualquier cosa de manera inmediata y, en muchos casos, de manera colaborativa con los lectores… Además, ese prestigio que en papel da la firma se puede lograr también en la Red cuando el periodista, con su buenhacer periodístico y con su interacción con los usuarios, logra fraguarse su propia marca personal. Por eso Internet no puede ser para el periodista ese rincón al que asomarse de vez en cuando, sino una ventana a la que nunca se echa el cierre. Ahora bien, aceptar todo esto supone asumir que estamos inmersos en un proceso de aprendizaje continuo y mirar al frente con humildad. Internet exige al periodista bajarse de su atalaya y hablar de tú a tú con sus lectores. Y muchos no están preparados para esto.

Las redes sociales están cambiando la forma rutinaria de trabajar de muchos periodistas. Para el seguimiento de determinados acontecimientos, Twitter es la mejor agencia de noticias, sobre todo para la cobertura de las primeras horas de un evento (revolución iraní, terremoto de Chile…). Las redes son un magnífico termómetro que nos ayudan a medir lo que preocupa a los usuarios en determinados momentos. Constituyen, además, una fuente de información de primer orden y en muchos casos permiten el contacto directo con las fuentes de información, sin intermediarios. Y son una herramienta fundamental para narrar eventos en directo y para establecer una relación más directa con los usuarios. Esto convierte en una obligación para los periodistas su consulta constante. Pero todas estas enormes ventajas pueden transformarse en la cruz de un periodista si éste no hace con lo que recibe de las redes lo mismo que haría con cualquier otra información: contrastarla y verificarla milimétricamente. La inmediatez que proporcionan las redes sociales y su alcance son una tentación para publicar cualquier cosa de cualquier manera. Por eso, es fundamental que el mismo equipo que coordina la publicación de informaciones de alcance o de última hora en la página web del medio sea el que determine qué y cómo se van a publicar este tipo de noticias en las redes sociales.

Las redes sociales nos han facilitado y simplificado algo que ya veníamos haciendo desde hace años por otros cauces: la comunicación directa con nuestros usuarios. Ambas redes se han convertido en dos vías más para informar a nuestros lectores de la actualidad, tanto informativa como de 20minutos.es, y nos han permitido dar a conocer la cara humana de 20minutos.es, a sus periodistas, fortaleciendo así esa relación medio/lector. Facebook nos posibilita jugar más con los usuarios planteándoles encuestas, campañas, etc., y conocer sus puntos de vista sobre determinadas informaciones. Twitter es para nosotros una fuente fundamental de información y una manera de tomar el pulso a nuestra comunidad; aquí intentamos que cada periodista vaya forjando su propia relación con sus usuarios (más de la mitad de los redactores de 20minutos.es tienen cuenta en Twitter, con distintos grados de actividad), aunque sí hay una figura que centraliza y canaliza el grueso de la interacción con ellos. A esta figura no nos gusta llamarla Community Manager ni Social Media Editor, porque sus funciones son más amplias que las que habitualmente se entienden para esos puestos. Digamos que es un ‘enlace’ entre la redacción y nuestros usuarios en Internet, y es además el encargado de dar formación a los periodistas de 20 Minutos sobre redes y sobre cualquier otra herramienta que pueda ser de utilidad para los redactores. Hay además otra persona que se ocupa de la relación con nuestros lectores fuera de las redes sociales. Pero lo idóneo, y hacia eso intentamos caminar, es que sea cada redactor el que sepa gestionar la relación con sus usuarios y establecer una conexión de confianza con ellos.

El mejor manual de conducta es el sentido común.

La pizarra digital no es una iniciativa aislada, forma parte de un ambicioso proyecto editorial en el que venimos trabajando desde hace varios meses y que cristalizará antes de Navidad en un rediseño de 20minutos.es. A mediados de septiembre, tras las vacaciones de verano, volveremos a usarla. El balance es enormemente positivo y, aunque todo es mejorable, la pizarra en estos meses ha cumplido el fin para el que fue creada: permite a todos los periodistas, trabajen en el turno en el que trabajen, estar al tanto de la distribución de trabajo en la redacción y conocer de un vistazo los temas más candentes del día y sus posibles enfoques; por otro lado, hace más sólida la relación con nuestros usuarios, que pueden opinar sobre nuestra ‘selección’ diaria de informaciones y sugerir otras. Es muy satisfactorio ver cómo ahora las propuestas informativas de los lectores están incorporadas a cada reunión de redacción de la misma forma que cualquier otra información llegada por agencia. No sé si otras redacciones están preparadas para ser transparentes con sus procesos productivos; creo que la de 20minutos.es sí lo está. Obviamente, no se trata de desvelar secretos profesionales, sino de contar cómo trabajamos en nuestro día a día y por qué tomamos algunas decisiones que al final afectan al usuario, que es para quien trabajamos. El usuario de Internet reclama transparencia y dársela me parece justo, en cuanto él nos está ayudando de una forma u otra a construir nuestro/su diario. La pizarra digital ha ayudado a nuestros redactores a ahuyentar miedos y reticencias, han visto que no pasa nada por escuchar, que las ventajas son más que los inconvenientes. Por eso vamos a seguir trabajando en esta línea de transparencia.

Pensar que Internet muerde es tan ridículo como creer que la radio, la TV o un periódico muerden. El periodismo lo es más allá del soporte, y nuestra obligación como profesionales de la información es hacer un periodismo serio, riguroso, interesante y también, por qué no, entretenido, cuando la ocasión lo permita. Si además tenemos en cuenta que con Internet nuestras informaciones pueden llegar a cualquier rincón del planeta, que nos ayuda a ser mejores periodistas y que va a ser una parte más de nuestro trabajo diario, al igual que consultar el correo electrónico o mirar las agencias de noticias, lo más inteligente es vencer nuestros miedos y empezar a mirar Internet más como un salvavidas que como una amenaza. Internet brinda, además, a los estudiantes de Periodismo la oportunidad de llegar a su primer trabajo con el mejor currículo que pueden presentar: sus trabajos, reflexiones, informaciones, curiosidades, etc. en forma de blog. Y, en muchas ocasiones, van a poder conocer a través de las redes sociales a los que en un futuro podrían contratarlos, y establecer una relación con ellos que puede ir sembrando la confianza mutua. ¿Por qué temer algo que nos va a allanar el camino hacia nuestro futuro profesional?

Publicado por:

Esther Vargas

Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.

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