Claves
Martín Pauca, regresando del infierno de Haití
Por Esther Vargas
Publicado el 23 de enero del 2010
Martín Pauca, reportero gráfico de Perú.21, permaneció en Haití una semana. La historia de la pesadilla que vivió y su particular manera de registrar la realidad nos la cuenta la periodista Zarella Sierra.
El olor a muerte nos guiaba
Dicen que un periodista está preparado para todo, pero nada en la vida te prepara para afrontar y convivir con el aterrador panorama que encontró Martín Pauca en Haití, adonde tuvo que embarcarse al apuro, comisionado por el diario Perú.21 para registrar con su cámara la devastación en la que quedó sumida esa ciudad tras el terremoto del 12 de enero. Miles de imágenes, cada una más impactante que la otra, quedaron grabadas en su cámara y también en su memoria.
Rodeado por cientos de cuerpos tirados en diversas posiciones quizá Martín intentó creer que solo estaba ante una pila de maniquíes desalojados de una tienda, pero el hedor que despedían los cuerpos inertes le impidieron maquillar la realidad. “Me daba pena ver tantos niños muertos, era invasivo el olor a muerte. A muertos. Podíamos saber en qué zonas habían más cadáveres solo por el olor. Usábamos mascarillas, pero era igual”, narró el fotógrafo al diario.
Los gritos de dolor se confundían con las desesperadas voces que resurgían de los escombros de lo que alguna vez fueron edificios. Cada foráneo que llegaba a la ciudad, recuerda Martín, era visto como un ángel salvador, la personificación de la respuesta a las oraciones de ayuda: “La gente que estaba en la calle gritaba de hambre, de dolor. Lo que la gente veía en nosotros era ayuda, nos veía con sus rostros de dolor pidiendo que los socorriéramos”.
¿Qué puede pasar por la cabeza de un fotógrafo cuando apunta su lente hacia el rostro de dolor de un niño herido? ¿Cómo olvidar la mirada de desesperación de una madre que sostiene en brazos el cuerpo inerte de su pequeño hijo? ¿Qué tenía en la mente Martín Pauca cuando transitaba por esa marea de interminable dolor? Él responde: “Lo que ronda en mi cabeza no es cuántos muertos resultaron del terremoto, sino qué será de la gente que sobrevivió. De los niños. He hecho fotos de niños sonriendo porque, quizá en medio de todo este desastre, la única esperanza sean ellos. Yo tengo un hijo pequeño y pienso en eso. ¿Qué será de sus vidas? ¿Cuánto tardará la reconstrucción?. No creo que sea pronto. Todo lo que había está destruido”.
Es cierto que Haití no es un destino turístico muy recomendado. La pobreza en el que está inmerso como consecuencia de una serie de gobiernos corruptos, lo ha convertido en uno de los países más pobres de América y del Hemisferio Norte y, de hecho, los dos tercios de su población está desempleada.
¿De dónde saca fortaleza la población sumida en la miseria para capear una catástrofe natural? “Haití ya era pobre antes del terremoto y, quizá por eso, la gente no tuvo problemas en dormir en las calles después de que todo se cayó. Pienso que esa fortaleza que les dio su pobreza les sirvió luego del sismo”, dice el fotógrafo.
Confundidos entre un mar de cuerpos sin vida, los sobrevivientes del terremoto de 7.3 en la escala de Richter pernoctaban en las calles, pues “prácticamente nada quedó en pie. Ya nadie habitaba en las pocas casas que habían quedado en pie. Preferían estar en las calles, y ahí los dejé”.
El miércoles Martín regresó a Lima después de convivir una semana con el pánico, el dolor y la destrucción. Sus imágenes nos demuestran la magnitud del desastre, el desgobierno en el que se encuentra actualmente ese país “sin policías, sin control, sin ayuda”. Pero las sonrisas de los niños que captó con su Canon, las miradas de esperanza y, por sobre todo, la actitud de los pobladores le ha dejado una enseñanza de por vida: “Es cierto, las imágenes son muy fuertes, pero a pesar de que esta gente es tan pobre, no los vi derrotados en ningún momento…solo tratando de sobrellevar lo que ha significado esta tragedia, y eso no lo puedo olvidar”
Resultado de este viaje, Martín se ha impuesto un reto en su vida, ayudar a Leonard, el haitiano que actuó como su guía y traductor. “Tengo una deuda con Leonard, su hidalgía y honradez me impactaron. Estaba en medio de la nada y aún así no se aprovechó de nosotros, nos ayudó de forma tan honesta y sin pedir nada a cambio. Yo trataré de ayudarlo, y será para mí una alegría inmensa conseguir que se reencuentre con sus padres, lo ayudaré tanto como pueda”.
Un periodista a lo largo de su carrera se enfrenta a diversos escenarios y realidades. La cámara de un fotógrafo registra tanto a muertos como a vivos, pero no por eso deja de sentir. El alma de cada periodista se refleja en su trabajo y las imágenes de Martín nos demuestran que además de ser muy buen reportero gráfico es un excelente ser humano.
Publicado por:
Esther Vargas
Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
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