2.

Ser blogger fue al comienzo de los tiempos un descubrimiento, una moda, un espacio personal para pasar el rato, para lucir la pluma, o exponer el hígado. De hecho, muchos de los blogs siguen siendo esto último, pero algunos –los pocos y no necesariamente los más famosos- son generadores de opinión y acaso un nuevo medio de comunicación.

Pese a la resistencia o desconfianza que generan estos buenos (as) muchachos (as) entre los periodistas tradicionales, yo creo que el blog como herramienta de comunicación que busca llegar a un público cada vez más masivo –porque de eso también se trata- tendría que ser un espacio cada vez más transparente y profesional, como lo tendría que ser también, día a día, la buena prensa.

El blogger que escribe de política, de noticias o de todo un poco no tendría que desdeñar esa vieja enseñanza que los periodistas recibimos en la universidad: cruza fuentes, llama a todas las partes involucradas, y no difames. Ya sé que muchos periodistas se saltan estas normas, o las olvidan al poco tiempo de ingresar a una redacción… Ellos, pues, no son el mejor ejemplo.

Ojalá los bloggers no tomen lo peor del periodismo viejo, y no tan viejo. Ojalá no pretendan convertirse en los 90 Segundos de mi amiga Mónica Chang. ‘Magalizar’ el blog y lanzar posts de ‘sin confirmar’ a la larga solo los alejará de ese lector que hoy descubre en estos espacios un ‘cuasi periodismo’ más cercano a sus intereses.

Otro punto cuestionable es la tendencia al “periodismo sobre periodistas”, como apunta muy bien Godoy. A los periodistas nos decían antes que no escribiéramos para que nos lean nuestros amigos los periodistas sino para que nos lea el país entero. A los bloggers quizás habría que decirles que la noticia no siempre es la columna de Mirko, los modales de Raúl Vargas, el último disparo de Mariátegui, la ira de Hildebrandt o la última alzada de cejas de Rosa María. Al menos, no siempre el “periodismo sobre periodistas” vale la pena. Que Rajes del Oficio I y II hayan sido un éxito editorial no significa que la vida/intereses/pataletas de los periodistas es preocupación nacional.

Esta es la hora de la autocrítica. Los aplausos, creo, ya se escucharon. Augusto Álvarez Rodrich, flamante navegante de la ‘cholósfera’, advirtió en su columna que (los bloggers) lo están haciendo bien, “y su peso será mayor en el futuro”. Para él, también este fue el año de los bloggers.

Todo ciudadano bien informado sabe a estas alturas que El Útero de Marita es el blog más famoso, influyente y chinchoso del Perú.

Los jóvenes universitarios saben que además de Spencer hay un Ombloguismo; que un tal Godoy analiza como anatomista el acontecer nacional; que El Morsa es lectura obligada; que detrás de esa campaña de Adopta un Congresista estaba El Paki; que Renato Cisneros busca novia en un blog; y que increíblemente Alicia Bissio todavía no encuentra novio.

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La blogósfera que hincha al Gobierno y a los poderosos quizás no logre como ya lo advierte, con realismo pesimista, Eduardo Villanueva grandes cambios, pero –por lo menos- nos pondrá a debatir sobre temas que la gran prensa descuida en su afán por el rating, la venta de diarios, la audiencia, la crisis y una planilla numerosa.

En el 2009, ahora sí y sin resistencias, la prensa tradicional debe mirar a los blogs, como ya lo vienen haciendo los bloggers al mirar la prensa (de hecho, muchos postean las noticias de los diarios, y nada más, lo cual resta en lugar de sumar). Pero de la retroalimentación (enlacemos todos, ojalá) se favorecerá al lector y a los protagonistas de esta contienda que podría mejorar la calidad de nuestros contenidos, o ‘magalizarnos’ a todos.