Claves
Los medios no deben perder a los correctores y editores de estilo
Por Esther Vargas
Publicado el 06 de marzo del 2016
La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) tiene la apariencia de una pequeña redacción y, en verdad, lo es. Ocupa el mismo edificio de la agencia EFE, en Madrid, España. Javier Lascurain Sánchez, periodista y coordinador general en la Fundéu BBVA, empieza la charla adelantando que no es nada catastrofista respecto a internet y el lenguaje.
¿Cómo trabaja la Fundéu con los periodistas?
-Nosotros tratamos de ponernos en la piel del periodista, cosa que no es difícil por varias razones: algunos de los que trabajamos aquí somos periodistas y, además, somos parte de la agencia EFE. Estamos físicamente en el mismo edificio. Y cada mañana asistimos a la reunión de planificación de EFE, donde no solo contamos qué recomendación diaria vamos a dar sobre el uso del idioma, sino que estamos atentos a los temas que van a tratar. Luego de leer los diarios, medios digitales, ver la tele y escuchar la radio, definimos qué riesgos lingüísticos tendrá el periodista hoy. Buscamos sobre qué podemos aconsejar y dónde hay una duda. Tratamos que la recomendación diaria esté vinculada —cuando se puede— con lo que discuten los periodistas en el día.
DATO ➣ El corpus de Aracne está constituido por 5167 artículos, 84 oraciones y 1 921 566 palabras.
¿Se escribe en los medios mejor hoy que hace diez o veinte años?
-Nos lo preguntan muchas veces. Y nos da miedo dar una opinión. Si bien leemos muchos medios, escuchamos la radio y vemos la televisión, lo cierto es que tenemos un registro de una pequeña parte. No sería adecuado hacer una afirmación del tipo «los medios escriben peor que antes». Yo tengo la impresión muy personal de que en España la crisis económica tuvo un impacto en la calidad y corrección lingüística de los grandes medios, se ven errores o erratas y cosas mal escritas que antes eran impensables. Esto tiene una causa bastante evidente: las dificultades económicas han hecho recortar las plantillas y ha desaparecido al corrector o al editor de estilo, esa persona que revisa desde el punto de vista lingüístico –pero no solo lingüístico– el contenido que hacen otros. Si ellos no están, se nota que la calidad baja.
Entonces, ¿la calidad bajó?
-Como nos preguntan tanto sobre este tema desarrollamos el Proyecto Aracne, el cual nos ofrece datos. Pero decir si se escribe mejor o peor tiene un punto de subjetividad. Por ello, con la empresa Molino de Idea –que analiza el tratamiento informático del lenguaje–analizamos la variedad léxica que usan los medios de comunicación a lo largo de un periodo amplio. Elegimos cuatro periódicos españoles que se publican sin interrupción desde 1914. Hemos hecho una muestra estadística y creado una base de datos de 2 millones de datos. A esa base de datos le preguntamos si los periódicos de 1914 usaban más riqueza de palabras que los de 1924, 1954 o de 2014. La respuesta es un dato. La línea es muy horizontal. Es decir, desde la variedad de vocabulario, la prensa española de 2014 no es más pobre, pero tampoco es más rica que la de 1914 o de 1934. A lo largo de todo el siglo se mantiene muy estable la riqueza lingüística. No es verdad que los periódicos se escriban hoy con un vocabulario más pobre que hace 50 años.
¿El corrector o editor de estilo es una especie en peligro de extinción?
-Temo que lo sea. La crisis, no solo económica sino general de los medios, es una de las razones. Es fácil prescindir de esa figura, pero tiene efectos mucho más negativos de lo que se piensa cuando se toma la decisión de prescindir de ellos.
¿Por qué un medio necesita de los correctores de estilo?
-El peor corrector de un texto es su propio autor. Uno lee lo que cree haber escrito y no lo que realmente ha escrito. Es verdad que hay herramientas tecnológicas que reemplazan una parte de este trabajo; pero todavía no suplen –y no sé si pasará– la labor de un ojo entrenado, atento y experto en la lectura de un texto. No se trata de detectar una coma mal puesta o una tilde innecesaria. Un corrector de estilo ve la incongruencia del contenido.
Me temo que también tenemos ese tipo de correctores que solo verifican si se puso mal la coma…
-Los hay. La figura del corrector como la entendemos nosotros es la de un editor de estilo. Es un profesional experto que no se limita a una corrección ortográfica o lingüística. Un corrector o editor de estilo no solo mejora tu texto, te hace mejor periodista. Es capaz de llamarte por teléfono y decirte que la idea del cuarto párrafo no se comprende o no está bien explicada. Te enciende una luz. Pero para eso debe ser un experto, un profesional con muchas horas de vuelo.
¿Debe ser periodista o lingüista?
-En EFE tenemos periodistas con un gran conocimiento lingüístico. Se puede jugar con los dos perfiles profesionales, y si tiene los dos, mucho mejor.
EN LOS TIEMPOS DE INTERNET
La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) recomienda y no impone. Javier Lascurain Sánchez aclara que intentan ayudar al periodista y a las personas interesadas en encontrar la norma de la RAE, recordar que existe o interpretarla. Pero siempre desde el punto de vista del consejo, la Fundéu está presente desde Twitter, Facebook y la web. “El español de internet es el mismo que el español fuera de internet”, se lee en el Manual de Español Urgente que acaba de editar la Fundéu.
Se dice que Internet ha destruido el lenguaje. ¿Qué opinas?
-Yo no soy nada catastrofista. Hay una tendencia a decir que internet y este —no tan nuevo— mundo digital van a acabar con el idioma, pero creo que no está justificada la afirmación. El idioma se ha enfrentado a retos a lo largo de su historia y los ha ido superando. Hay gente a la que le parece peligroso que los chavales escriban «pq» en lugar de «porque» en WhatsApp. Yo creo que en un contexto privado de un wasap eso no tiene trascendencia. Hay que explicar a los chavales que eso está bien en lo privado, pero fuera de ello, en el registro formal, deben escribir bien. Hay riesgos; sin embargo, también hay que ver las oportunidades. ¿Cuándo en la historia de la humanidad ha habido tantos millones de personas escribiendo de manera pública? Hace 15 años solo lo hacíamos los periodistas, escritores y profesores. Antes era un porcentaje ridículo de la población. Hoy es un porcentaje altísimo, a través de las redes sociales. Es una oportunidad para que la gente se interese en el buen uso del idioma. Escribir bien es una parte de su reputación.
¿La presencia de emoticonos o emojis en un texto altera el lenguaje?
-Se irán incorporando posiblemente. La relación entre eso y la lengua formal está por verse. Se están diluyendo las fronteras entre lo escrito y lo oral. Antes se usaba un registro de lenguaje escrito en una carta en papel. Hoy, al escribir un correo electrónico –el equivalente a la carta–, tendemos mucho a la oralidad. A veces, nos hacen faltan muletas que nos ayuden a apoyarnos para expresar ciertos sentimientos. Los emoticonos son un invento fantástico, pero todavía está por estudiarse su relación con la lengua formal.
Revisa la web de la Fundéu aquí
Publicado por:
Esther Vargas
Periodista. Directora de Clases de Periodismo y La Ruta del Café Peruano. Consultora en Social Media. Editora web del diario Perú21 del grupo El Comercio de Perú. Especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
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